Alrededor de un 63 por ciento de los menores de 1 a 14 años ha experimentado al menos un caso de violencia en el hogar en México, un país que padece falta de información oficial al respecto, desveló este jueves un informe.
El “Panorama estadístico de la violencia contra niñas, niños y adolescentes“, realizado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) y presentado en la Ciudad de México, llama a mejorar la claridad de los datos.
Durante la presentación, el representante de Unicef en México, Christian Skoog, aseguró que “las fuentes de información disponibles presentan limitaciones y por eso solo es posible hacer un acercamiento parcial al fenómeno de la violencia” infantil.
Los datos son escasos, incompletos y se encuentras a menudo fragmentados, aseguró.
Pese a ello, del informe se desvelan algunos datos relevantes.
En cuanto a los homicidios infantiles, los adolescentes de 12 a 17 años acaparan el 78 por ciento del total de defunciones, siendo el grupo de edad más vulnerable.
Skoog lamentó que “el número de asesinatos a niños se ha ido incrementando de manera sostenida en los últimos años en el país”.
De acuerdo con el estudio, en 2017 se registraron mil 614 homicidios de niños, lo que se traduce en 4 homicidios diarios.
Los estados del país con más homicidios infantiles son Sinaloa, Durango, Chihuahua, Tamaulipas y Guerrero.
Además de los asesinatos, Skoog se mostró preocupado por las desapariciones, pues entre 2010 y 2017 se estima que desaparecieron 5 mil 790 niños y adolescentes.
En el país, se calcula que actualmente hay unas 40 mil personas desaparecidas, según cifras oficiales.
De acuerdo con el estudio, hubo más de 20 mil casos de agresiones intencionadas a niños atendidas en el sector salud mexicano en 2016.
“En el 70 por ciento de estos casos, los agresores estaban identificados y en menos del 4 por ciento de los casos se dio aviso a las autoridades de atención a la infancia”, aseguró Skoog.
A este dato se suma que “entre mayor es la edad de los niños, mayores son las posibilidades de sufrir algún tipo de violencia grave que atente contra sus vidas e integridad”.
Esta violencia comprende agresiones físicas, sexuales y emocionales.
Según consta en el informe, el 63 por ciento de los menores han padecido violencia en el hogar.
Y en 2015, un 5,1 por ciento de los niños menores de 5 años fueron dejados con cuidados inadecuados, es decir estuvieron solos o acompañados por otro niño.
Skoog precisó que las niñas sufren más agresiones psicológicas que los niños; en cambio, los niños suelen sufrir más castigos físicos.
En el entorno escolar, el experto destacó que “a diferencia de en el hogar, la violencia es eminentemente masculina, puesto que 6 de cada 10 agredidos son hombres”.
En los colegios se registraron actos “como peleas físicas, maltrato de profesores hacia los alumnos, robo o daño de pertenencias, agresiones sexuales y situaciones de riesgo”.
Entre las principales formas de agresión en la escuela se encuentran los golpes, patadas y puñetazos en un 56 por ciento de los casos.
Las agresiones verbales, por su parte, representan el 44 por ciento de los sucesos.
En el ámbito comunitario, las mujeres son más propensas a recibir abuso sexual, amenazas y violación , mientras que los hombres lo son a agresiones, robos y homicidio.
Un 32,8 por ciento de las adolescentes entre 15 y 17 años ha sufrido alguna forma de violencia sexual en el ámbito comunitario.
Sobre las instituciones públicas, destacó que, a pesar de que se encuentran bajo la supervisión del estado, estas cuentan con muy poca información.
Actualmente en el país no existe información que permita conocer cuál es la situación que viven niños y adolescentes en centros de detención, centros de tratamientos de adicciones o centros de asistencia social.
Por último, señaló a las tecnologías de la información, “las cuales están siendo usadas para explotar a la niñez sexualmente”.
Se estima que el 25 por ciento de los adolescentes vivió alguna forma de ciber acoso en 2015.
Particularmente las mujeres son las más vulnerables a ser agredidas por estos canales.
El estudio se compuso a través de tres fuentes principales de información: los registros administrativos -que dan cuenta de casos probados de violencia contra niños y adolescentes registrados por autoridades-, encuestas periódicas a la población y finalmente los censos de Gobierno, que sistematizan los registros administrativos.