Por Jesús Michel Narváez
Mientras que entre el civil Alfonso Durazo pregonaba que con el inicio de operaciones formales de la Guardia Nacional marcará el inicio del fin de la violencia en el país, la visión militar en voz del comandante de la nueva fuerza, Luis Rodríguez Bucio, expresaba con firmeza: debe haber una “prudente administración de las expectativas a corto plazo, de acuerdo con la magnitud del reto en materia de seguridad que enfrenta el país”.
Visiones encontradas. La primera, de triunfalismo que asegura: “los días más oscuros de la inseguridad quedarán en el pasado”.
Y la segunda, basada en la realidad, plantea entender de qué tamaño es el problema y aunque adquiere el compromiso de que no habrá descanso ni tregua para cumplir las más sentidas demandas de la sociedad, como la seguridad.
Durante la ceremonia que formalizó el arranque de la Guardia Nacional, Durazo reconoció que el gran reto sigue siendo el corto plazo porque a pesar del amplio despliegue que se anuncia este domingo, se requieren mucho más elementos y más capacitados y eso no logrará de un día para otro.
Un punto relevante: la Guardia Nacional contará con “todos los recursos del Estado”.
La apuesta a una sola carta es osada. Durazo afirma que la GN está llamada a hacer época, pues a partir de hoy será motivo de paz y tranquilidad para un país”.
¿Y si no?
Hombre con oficio, Rodríguez Bucio sostiene que “en el mediano y largo plazo las expectativas respecto a la Guardia Nacional son del más alto nivel”.
Con el discurso presidencial a flor de labios, el general acude a la política gubernamental.
Este párrafo de su discurso lo pinta de cuerpo entero:
“Estamos conscientes de que alcanzar la paz que anhela la sociedad mexicana no sólo depende de acciones para la seguridad pública, sino también de acciones para mejorar el bienestar social y la recuperación del tejido humanitario. En ese contexto nos reconocemos como parte de un esfuerzo colectivo de gran trascendencia que involucra a todos los órdenes de gobierno”.
El responsable de la arriesgada apuesta, expresa algo que adquiere mayor compromiso. “La Guardia Nacional es la más grande institución de seguridad pública en la historia de México”.
Eso todavía está por verse.
Porque el proyecto contempla más elementos de los que tiene la Marina-Armada de México. Y conforme a los números oficiales, aunque después nos muestren otros, falta más de la mitad de integrantes.
Se arranca con 75 mil elementos, dicen, que seguramente provienen del Ejército, la Marina, la Fuerza Aérea y la Policía Federal.
Imposible haber preparado física, mental y jurídicamente a 75 mil personas en tan solo seis meses. Aunque se haya contratado a los Siete Magníficos para el adiestramiento.
Y no se trata de echarle sal a la herida. Simplemente tratar de entender con claridad el mensaje de administrar las expectativas. Algo que no hace el responsable civil.
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