Por Jesús Michel Narváez
Originalmente la Guardia Nacional (Civil) se construyó entre los legisladores para contar con un órgano nuevo, alejado de vicios, sin liga con el crimen organizado y para “devolver la paz al país”.
Las presiones de Washington para México a través de la amenaza de imponer aranceles a todos los productos mexicanos que se exporten a la Unión Americana, cambio la perspectiva y la prospectiva.
De la primera: la política y de la segunda, la de seguridad.
En ambos cambios se dio un giro de 180 grados que descontextualizó la creación de algo en lo que los mexicanos cifraron la esperanza de que la violencia se redujera. Más no ha sido así. La GN que arranca formalmente el lunes próximo tiene como prioridad “frenar, detener pero no maltratar” a los migrantes que llegan a la Frontera Sur con la intención de llegar a la Frontera Norte.
Según Martí Batres, negó que la Guardia Nacional, forme parte de una policía migratoria, “no obstante, la ley que se aprobó recientemente tiene facultades para estar en la frontera”.
Durante una entrevista que tuve con Federico Ponce Rojas, académico de altos vuelos y experto en fuerzas armadas, me comentó que a todas luces el uso de la GN para otras actividades que no están contempladas en la Constitución ni en sus leyes reglamentarias, violenta el espíritu de su creación.
Sobre el particular, Porfirio Muñoz Ledo, con todas las horas de vuelo sin haberse desplomado, puso el dedo en la llaga y estableció que la GN no es para detener migrantes e incluso, usted lo recuerda, acuso al canciller de asumir funciones que la corresponden a la Secretaría de Gobernación.
Ponce Rojas insistió en que de no corregir el rumbo, el esfuerzo de crear la Guardia Nacional habrá sido infructuoso. Defendió la existencia de la Policía Federal y estimó como error desmantelarla cuando ya había adquirido experiencia.
Son las contradicciones de las 4t. Por un lado el Ciudadano Presidente anuncia que no se usará a la GN para detener a los migrantes y por el otro la secretaria de Gobernación y el de Relaciones Exteriores afirman que se aplicará la ley. Ello significa que no se les dejará cruzar el territorio nacional si no cuentan con la visa. ¿Y quién se las otorgará?
Un problema que se antoja irresoluble mientras el residente de la Casa Blanca mantenga sus amenazas que, con el paso de los siguientes meses, serán mayores.
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