*Las Ganadoras han Sido las Administradoras; el año Pasado sus Utilidades Registraron un Saldo Histórico de 10 mil 698.3 Millones de Pesos
Por Verónica V. González y Arnoldo Piñón
El próximo primero de julio se cumplirán 22 años que comenzaron a operar las Administradoras de Fondos para el Retiro, las Afore. De la noche a la mañana, sin información suficiente sobre cómo operaría el nuevo sistema, los trabajadores pasaron del sistema de reparto del IMSS al de contribuciones definidas a través de cuentas individuales.
Inspirado en la experiencia pensionaria chilena, el gobierno de Ernesto Zedillo optó por el sistema de ahorro para el retiro del país sudamericano bajo la premisa del creciente envejecimiento de la población y la carga financiera que esto representaría para el gobierno.
Dos décadas después los resultados no son los que se esperaban, el recuento de los años se orienta más bien al recuento de los daños, especialmente en el caso del trabajador el más afectado y quien poco parece interesarle a políticos y gobierno.
Las grandes ganadoras han sido las Administradoras, sus ganancias crecen de manera constante. Tan solo el año pasado, sus utilidades registraron un saldo histórico de 10 mil 698.3 millones de pesos, 1.5 por ciento más que en 2017, un crecimiento que según los especialistas fue el menor de los últimos cuatro años, pero que sin embargo, llevó a las administradoras a registrar beneficios nunca antes vistos.
Tales resultados se pudieron obtener gracias al esquema que las Afore aplican a las comisiones que cobran a los trabajadores por el manejo de sus cuentas. Los cargos están referenciados a saldos totales acumulados y no por las aportaciones bimestrales.
Este esquema, exento de toda volatilidad, permitió que su ingreso en 2018 por concepto de comisiones ascendiera a 32 mil millones de pesos.
Si bien es cierto que las comisiones cobradas han disminuido de 1.92 por ciento en 2008 a 1.1 por ciento el año pasado, aún generan utilidades millonarias.
Presumen que en este año la comisión promedio está por debajo del uno por ciento, sin embargo, en otros países es menor de punto cinco por ciento. Aquí siguen muy altas, expresó Alejandra Macías Sánchez, Directora de Investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP)
La también especialista en materia de pensiones considera que si bien el ahorro para el retiro de los trabajadores ha sido de gran beneficio para el país, al influir en la estabilidad macroeconómica, para el trabajador los resultados no son alentadores.
Hace falta cultura financiera, educar el trabajador sobre cómo manejar su ahorro para el retiro, nadie se lo explica, desconoce cuáles son sus rendimientos, en qué se invierte su dinero, cuál es el riesgo que tiene, si es bueno o malo.
Se requiere información sencilla y detallada para que el ciudadano de a píe sepa y tenga presente la importancia de estos recursos en su futuro, “como nunca ve en sus manos el dinero que destina su patrón a la cuota social no se imagina lo que tiene en su cuenta, parece no importarle”, nos dice la especialista.
Añade que debido a la inestabilidad laboral los trabajadores cotizan el 40 por ciento de lo que deberían cotizar, lo que les impedirá obtener una pensión satisfatoria.
Más allá de lo anterior, el punto más negativo para los trabajadores es la insuficiente tasa de aportación a las cuentas individuales de 6.5 por ciento para los trabajadores del IMSS y 11.5 por ciento para los del ISSSTE, mismas que se reflejarán en las raquíticas pensiones que recibirán los trabajadores mismas que se calculan representarán apenas la tercera parte de su último sueldo.
Lo peor del caso es la absurda y egoísta postura de los legisladores que por no pagar el costo político de niegan a incrementar la tasa de aportación. Tal nivel de aportaciones prevé que en el futuro cercano tengamos generaciones de viejos pobres, incapaces de sostenerse económicamente.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el ingreso que recibirán los jubilados como proporción de su último salario es de apenas 26.4 por ciento, lo que coloca a México como el país donde se pagarán las peores pensiones del mundo.
