Por Susana Vega López
No se necesita visitar los bosques de Nayogam, en Japón; navegar por el río Iwahig, en Filipinas; ir al parque de Malasia o a las islas del norte de Nueva Zelanda para observar un espectáculo natural donde pareciera estar rodeado de titilantes estrellas en la oscuridad de la noche.
No se necesita realizar estos viajes porque México cuenta con esta maravilla que la naturaleza presenta desde junio hasta mediados de agosto justo en la temporada de lluvias.
En Nanacamilpa y Calpulalpan, Tlaxcala, miles de estos coleópteros polífagos, especie que emite luz propia, que brillan de manera intermitente en una incansable danza del amor para preservar su especie, para reproducirse, se esmeran, con éxito, en realizar este ritual.
Sí, hay otros lugares que tienen luciérnagas, pero “El Santuario de las Luciérnagas sólo lo tiene Tlaxcala”, como dijo categórico el gobernador de esa entidad, Marco Antonio Mena, al asistir a una conferencia de prensa en la Ciudad de México para anunciar el inicio de la temporada de avistamiento y la Conmemoración de los 500 Años del Encuentro de Dos Culturas.
Para este ciclo se calcula que llegarán más de 127 mil turistas nacionales y extranjeros que gozarán de esta función que oficialmente inicia el 21 de junio (el próximo viernes) a partir de las siete de la noche que es cuando estos insectos se preparan para el juego del amor.
Es un hermoso bosque localizado al poniente de Tlaxcala con cientos de miles de lucecitas fosforescentes. Son 30 centros de 24 avistamiento en Nanacamilpa y seis en Calpulalpan listos y dispuestos para recibir a los visitantes. Un espectáculo maravilloso único en México, indicó el Secretario de Turismo de Tlaxcala, Roberto Núñez Baleón.
Informó que se espera una derrama económica de 48 millones de pesos en poco más de 52 días de la temporada de lluvias y recordó que ya son siete años que, de manera organizada, se realiza el avistamiento.
Y es que las luciérnagas han nacido allí desde hace muchos años, como lo comentó doña Conchita, oriunda de Nanacamilpa y quien recuerda que de niña iba al bosque con su familia y los insectos se le posaban en todo su cuerpo de tal forma que parecía un arbolito navideño o que “me estaba incendiando”.
Lo interesante de esta experiencia es que los visitantes pueden gozar, de manera segura, este avistamiento que presenta el mundo de esos bichos de luz o también conocidos como “cucuyos”. Y para no perturbar “la función” es necesario vestir calzado adecuado que permita caminar entre el bosque mojado, ropa abrigadora e impermeable, todo en colores que no sean fluorescentes, colores serios, pues, ropa obscura. Es necesario andar con cuidado para no pisar a los animalitos que gustan de volar bajo para aparearse.
Lo valioso es que las autoridades ya tomaron cartas en el asunto para, junto con los pobladores, ofrecer productos turísticos y experiencias alternas para que esta actividad sea sustentable y se ayude a la conservación del lugar para que esta muestra de amor siga por muchos años, lo que incluye una mejora en la economía de la ciudadanía.
A este respecto el Subsecretario de Calidad y Regulación de la Secretaría de Turismo federal, Humberto Hernández Haddad, expuso que dentro de los programas de la Sectur, está el apoyar el esfuerzo en los estados en el cuidado del medio ambiente, porque los recursos naturales deben preservarse para las futuras generaciones y el Santuario de las Luciérnagas, es uno de los ejemplos más claros en este sentido.
Al visitar Tlaxcala es preciso se probar su gastronomía, conocer sus tradiciones culturales, saber que son excelentes en la ganadería de reses bravas, en la tauromaquia y que sus artesanía y textiles con muy peculiares.
México ofrece este espectáculo natural de gran magnitud porque si bien es cierto que hay luciérnagas en otros sitios, sólo Tlaxcala tiene este santuario que se encuentra a sólo dos horas de la Ciudad de México que es orgullo patrimonial que debe cuidarse y conservarse.
Tlaxcala ya tiene más hoteles, por lo que cuenta en la actualidad con 5 mil 200 habitaciones restaurantes y sitios de interés que permiten al viajero vivir experiencias que quedan tatuadas en la mente con este tipo de espectáculos.