El Esplendor de la Nota Roja en México

A la Vuelta de la Esquina

*Sangre y la Violencia Ganan las Planas

*Distracción en la Mañana es Insuficiente

*La Migración de Pueblos y Colonias Sigue

*Ira, Dolor, Impotencia, Tristeza y Miedo

Por Iván Ruiz Flores

México todo es una nota roja. Los temas también de gran interés para los mexicanos se van quedando perdidos en el maremágnum de información con sangre, con violencia, aquella de la comisión de delitos… sin castigo.

La nota roja vive el esplendor. Ante la falta de certeza en las declaraciones de un solo hombre, quien evidentemente no tiene los conocimientos de todas las áreas del gobierno federal, sino sus ministros, callados a fuerza, lo que prevalece en nuestro país son los hechos, insoslayables y lamentables: la brutal inseguridad que se vive y que, se quiera o no, por su realidad está causando la expulsión de miles de habitantes de las comunidades, de los pueblos y de diversas zonas de la capital de la República y de su conurbación.

En 2016, Jorge Mercado Mondragón, profesor investigador de la UAM-Azcapotzalco escribió y publicó en Redalyc el trabajo “El Desplazamiento Forzado en México”, en el cual precisaba:

“En nuestro país los estados con mayor índice delictivo y que enfrentan la llamada “guerra contra el narcotráfico” es donde se da fundamentalmente el desplazamiento llamado por “goteo”, pues la población se desplaza de persona en persona, de familia en familia, lo que hace que sea prácticamente imposible cuantificar de manera precisa el número de desplazados”.

En 2017 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos advirtió que eran ya 51 los pueblos “fantasma”, de los cuales 10 se habían convertido como resultado de la violencia.

Hoy ese tipo de migración sigue en aumento, aunque se desconozca hasta dónde ha llegado. Inclusive emigran de muchos barrios, pueblos y colonias de la Ciudad de México donde la delincuencia está incontenible.

Sería injusto decir que las autoridades no hacen nada. Sin embargo, sus programas no están teniendo los resultados que debieran y seis meses después de arribar como gobierno el estribillo de lanzar culpas a los gobernantes anteriores está agotado.

Y si a ello se le agrega la falta de información veraz y oportuna de parte de las autoridades el problema se complica.

Hay quienes piensan que tarde o temprano se registrará una modificación en la conducta de la máxima autoridad del país ante el nulo beneficio de sus informaciones intrascendentes y sesgadas y la necesidad de difundir la problemática real y sin tapujos o erratas.

Precisamente por esa verticalidad informativa cada día que pasa la nota roja ocupa, en la actual administración del país y su capital los primeros lugares.

La nota roja, por cierto, engloba todos los sentimientos negativos del ser humano: la ira, el dolor, la impotencia, tristeza, miedo, frustración, culpa y hasta compasión. También los positivos cuando las autoridades actúan: esperanza, gratitud y sorpresa.

Es un gran género periodístico para las masas y por ello, por los sucesos de sangre, delictivos inocultables y su falta de castigo, avanzan los linchamientos en el país.

En mayo pasado la CNDH puntualizó:

“En conjunto, las expresiones de violencia colectiva o linchamientos ilustran la falta de capacidades del Estado, para mantener el monopolio legítimo del uso de la fuerza y el control sobre el territorio, garantizando la aplicación de la ley y la seguridad de la población, funciones primordiales no cumplidas, que son síntomas de una crisis de autoridad e institucionalidad. Los linchamientos, en su gran mayoría, buscan como fin último expresado por sus protagonistas directos, la atención y solución al problema de la inseguridad ciudadana, aunque en realidad constituyan actos de desprecio y descalificación hacia las autoridades y la vigencia del Estado de Derecho. Bajo ningún supuesto es posible legitimar la violencia ejercida de este modo, ni asumirla como forma de protección personal y colectiva”.

Expuso, además, que los linchamientos han presentado una tendencia constante de crecimiento en el país desde 2015. En 2016 el incremento respecto a 2015 fue del 37%; mientras que el 2018 presentó un claro repunte, con un aumento de 190% respecto a 2017, al pasar de 60 a 174 casos. En cuanto a las personas víctimas de linchamiento, fallecidos y lesionados, el incremento en ese año fue del 146%, al pasar de 110 en 2017 a 271 en 2018. Si bien el estudio que hoy se presenta comprendió hasta 2018, los datos que se registran en 2019 confirman estas tendencias, ya que en los poco menos de 5 meses que han transcurrido, se han registrado 67 casos de linchamiento, con 107 víctimas, cifras que son relevantes, si consideramos que en 2018 se contabilizaron 174 casos, con 271 víctimas.

Uno se pregunta, ¿si los pobladores encontraran antes que las autoridades a los secuestradores y asesinos del joven estudiante Norberto, sería válido que lo lincharan?

Y existe un dilema para los familiares en general cuando hay un secuestro, ante la falta de respuesta de las autoridades: ¿denuncian el secuestro no? Porque ya se vio que los asesinos recibieron el dinero y de todos modos lo mataron.

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