Un País Trasquilado

Las Revueltas de Silvestre

*Afrenta Para Quienes sí Pagan sus Impuestos

*Dependientes, Quejosos y Delincuentes Fiscales

*Cambio o la vía Llevará al Basurero de la Historia

Por Silvestre Villegas Revueltas

La semana pasada la jefa del SAT Margarita Rios Fajart, informó de las condonaciones fiscales que los dos anteriores sexenios otorgaron a diversas empresas por un monto de 213 mil millones de pesos que, aunados a otros montos multimillonarios alcanzan totales de dimensiones astronómicas y que son genuinamente una afrenta para el universo de personas físicas y también morales que, con muchos esfuerzos y puntualmente pagan sus impuestos a la federación o en su defecto a las instancias fiscales estatales y locales. De antaño ya se sabía que el presidente de la república tenía y hoy sigue teniendo la facultad para hacer realidad semejantes condonaciones fiscales y que dicha actuación ha sido la norma en décadas anteriores. Pero lo que más indigna es que tales deducciones en los impuestos solamente provocaron que determinados empresarios se volvieran más ricos en su esfera particular y que dichas cantidades millonarias no fueron reinvertidas para hacer más eficientes y más modernos sus negocios, mejoras las anteriores que debieron ir acompañadas de mejores salarios para sus trabajadores, mejores prestaciones para los trabajadores, mejores condiciones de trabajo. En síntesis que, reaccionarios (por su espíritu señorial), dependientes porque casi no generan tecnología propia, quejosos y al final de cuentas delincuentes fiscales que son una buena cantidad de empresarios mexicanos, esquilmaron al fisco de la república, empobrecieron aún más a la sociedad mexicana y no pudieron convertirse en empresarios como los canadienses, alemanes, japoneses y de los Estados Unidos que con sus negocios han vuelto ricos a sus países y conciudadanos. Podrán tener muchos ipades de dudosa calidad académica, reproducir la oratoria itamita, creerse las ideas del Tec pero en la realidad no pertenecen a esa clase empresarial que en la modernidad, como dijera el economista Adam Smith, produjo la riqueza de las naciones que se definen a sí mismas y son consideradas como los modelos del sistema económico llamado capitalismo.

Pasada la crisis económica de 1982 que definió el final del gobierno de José López Portillo, la entonces premier británica Margaret Thatcher expresó que México era tan rico, que a lo largo de su historia los gobiernos del país terminaron por quebrarlo tres veces (los ingleses conocen muy bien la historia de las deudas mexicanas), y a pesar de ello la república mexicana continuó produciendo millones de pesos…para algunos. Aclaro, no pretendo defender el discurso de la administración de López Obrador sino como analista de la historia del México independiente subrayar que desde 1832 con Tadeo Ortiz de Ayala, luego Mariano Otero en 1841, Lucas Alamán en 1853, Francisco Zarco en 1870 y posteriormente en el siglo XX por mencionar tan solo a Ricardo Flores Magón (1914) y el académico Miguel Basañez con su libro “El pulso de los sexenios. 20 años de crisis en México” de 1990, todos ellos, más una pléyade de autores coinciden en que ignominiosos gobiernos nacionales, un empresariado ineficiente y coaligado a oscuros intereses terminaron por generar situaciones en extremo corruptoras que caracterizaron momentos históricos: el último santannismo, la última etapa del porfiriato, el alemanismo, la docena trágica (1970-1982) y la ciudadanía va teniendo datos más fidedignos de lo que, a soto voce, se afirmaba respecto al gobierno de Peña Nieto que terminó por minar las bases de prestigio que millones de votantes le vieron en el no lejano julio de 2012.

En tiempos más o menos recientes, a México lo trasquilaron cuando políticos veracruzanos vendieron los viejos tranvías que son la delicia turística en San Francisco o Nueva Orleans. Lo trasquilaron con dimensiones históricas cuando en el salinato se maniobró para que el país perdiera su pequeña red de trenes de pasajeros mientras que en el resto del mundo civilizado -supuesta mira de los neoliberales mexicanos- la construcción de vías de ferrocarriles eléctricos fue la meta y ha sido la solución para el transporte masivo; un medio para evitar la contaminación que producen los miles de autobuses que en el caso mexicano recorren la república. Las costas de la república mexicana han sido trasquiladas y sufren un franco deterioro cuando la mancuerna políticos/empresarios corruptos han construido cientos de hoteles, cientos de condominios y en algunos puntos geográficos como en Punta Mita y Los Cabos existen verdaderos enclaves donde los trabajadores/servidumbre mexicana son tratados como los tiempos coloniales en África o el sureste asiático: obvio, con la complicidad de las autoridades de las secretarías del trabajo estatales. Y si a lo anterior le agregamos episodios de trasquila que contamina ríos, deforesta selvas, desaparece cerros por la rapacidad de la minería canadiense asentada en México, amén de un larguísimo etcétera que incluye el boom del cartel inmobiliario en la Ciudad de México, al final de cuentas México ha sufrido un genuino ecocidio a ciencia y paciencia de sus gobiernos y de muchos empresarios. ¿Señalar semejantes males es un error? Yo creo que no. ¿Tratar de combatir semejantes males y tratar de resarcir a la república de tales daños es una aberración? Me parece que debería ser una obligación encabezada por las autoridades con el apoyo de una ciudadanía más participativa. La experiencia de nuestra generación es de cautela, sobre todo porque la mentada transición después del 2000 no trajo los beneficios que se creían, y la administración actual está en la posibilidad de marcar un cambio; si no lo hace por razones que puedo entrever terminará en el basurero que años más adelante será retomado para su estudio por los historiadores.

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