Por Jesús Michel Narváez
Culpar a los “otros”, a los que no se les parecen ni son iguales, es la tónica no solamente del Gobierno federal y su elefante reumático, sino de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Justifica la carencia de agua en Iztapalapa -¿sabrá que escasea en todas las Alcaldías?- “debido a que encontró una administración con todas las cosas ‘tiradas’ y porque se necesita mucho dinero”.
“Les pedimos disculpas, quisiéramos haber enfrentado esta sequía de otra manera pero nos dejaron muchas cosas muy tiradas, hay que meter mucho dinero”, pero ya se trabaja para enfrentar el próximo año la sequía en la demarcación, recalcó. (La sequía todavía no termina).
Para quienes hemos vivido en la capital del país prácticamente toda nuestra vida sabemos que el problema de escasez de agua se agudizaría en 20 años. Y ya nos alcanzó el futuro. Además desde entonces observábamos pocas inversiones.
Es de todos conocido que la red hidráulica se encuentra en mal estado y que en los últimos 20 años poco o nada se ha hecho para mejorarla; con datos oficiales, se sabe que las fugas representan el 40 por ciento del caudal que llega del Cutzamala y se extrae de los pocos que tiene la Ciudad.
Reponer 13 mil kilómetros de tuberías no es tarea fácil. Más si es obra que no luce, que no genera votos inmediatos aunque en el largo plazo sí los obtiene.
A la entrada de las nuevas administraciones, federal, de la Ciudad de México y de los Estados en donde hubo elecciones para mandatarios, solamente hay un argumento: nos dejaron un cochinero.
Y ofrecen disculpas y piden tiempo.
¿Cuánto? Nadie lo sabe, porque los propios responsables de las administraciones públicas no tienen idea de lo que es gobernar. No les regatea sus talentos. Pueden ser grandes académicos o aspirantes a ser historiadores y hasta periodistas, pero en materia de gobernanza están más verdes que los tucanes.
Algunos de ellos han tenido experiencias de gobierno, pero se quedaron en el pasado y cuando tuvieron la oportunidad de mejorar las cosas, las empeoraron.
La escasez de agua en Iztapalapa es compañera permanente de sus habitantes. En miles de metros cuadrados se han construido viviendas de manera irregular.
No fueron planeadas. No hay servicios básicos: drenaje, agua, luz.
Por razones políticas, en los tiempos de los regentes se permitió todo; y por las mismas razones en tiempos democráticos se han impulsado.
La justificación de quienes han estado al frente del Sistema de Aguas es que Iztapalapa es la última Alcaldía a la que llega agua del Cutzamala. Eso ya es harto conocido. Lo que no se sabe es qué hicieron y hacen las autoridades para resolver el problema, porque no solamente echando culpas a los del pasado se corrigen los descuidos.
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