*Muchas Palabras y… Pero Empeora la Situación
*Tres Administraciones Tras una Solución y… Nada
*El Estado Mexicano, Primero que Viola la Ley
*Debe Haber Consecuencias Para los Responsables
Por Alberto F. Mena Mallén
El tema de la seguridad pública ha sido debatido, cuestionado, analizado, y muchos “ados” más y, hasta la fecha, la inseguridad y lo peor, la violencia que se vive en las calles sigue siendo una lacra para la sociedad mexicana. Y más cuando nuestras autoridades sólo emiten en sus discursos “hermosas palabras” para hacernos creer que sus soluciones son las más adecuadas que otras de gobiernos anteriores, lo que nos da fe y esperanza de que ahora si tendremos lo que pedimos durante muchos años, vivir tranquilos en México.
Es tema de café, el de señalar reiteradamente que el gobierno que llega siempre reinventa las soluciones a los problemas que padecemos todos los mexicanos, y a pesar de que se sabe que muchas obras realizadas antes son positivas, solo las abandonan, les dejan de dar la importancia que puedan tener, las cambian, o simplemente se gastan los recursos para dejar las cosas como están, como ha sucedido en muchos sexenios.
Pero veamos. En materia de seguridad pública, llevamos tres administraciones federales, más la actual, en las que se han buscado soluciones al grave asunto de la inseguridad y al deterioro de la vida social y, hasta la fecha la inseguridad es más amplia y la violencia está cerca de nosotros y de nuestros hogares que, aunque muchos no la padezcamos, hay miles de familias que conocen lo que son las balaceras y la pérdida de familiares quienes en muchos casos son el sustento de la familia.
Con Ernesto Zedillo, se pensó que con la creación de la Policía Federal Preventiva, (PFP), -ahora solo policía federal-, se iba a mejorar la situación de los cuerpos policiacos, infiltrados por la delincuencia organizada, corruptos y mal preparados en sus labores que tenían en Estados y municipios, ya que iba a ser la encargada de prepararlos, pero no, todo quedó igual y muchos recursos destinados para ello, se perdieron.
Con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, la situación quedó igual o peor, aunque se gastaron miles de millones de pesos en buscar preparar a todos los cuerpos policiacos del país, siguen metidos hasta la coronilla en la corrupción, en la delincuencia organizada y hasta en prácticas de tortura, que no se ha podido eliminar.
Con Enrique Peña Nieto, las cosas fueron de mal en peor, ya que los índices delincuenciales han ido al alza y continúan hasta el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lo cual se buscan reducir con la creación de la Guardia Nacional, institución que será transexenal como sucedió con la Policía Federal, la que, reitero, ha tenido pocos resultados hasta ahora.
Claudia Sheinbaum, al presentar el 15 de Noviembre del años pasado su Estrategia para una Ciudad de México Segura y en Paz 2018-2024, establece 15 ejes para buscar disminuir la inseguridad en la Ciudad de México, donde no contempla la coordinación con las entidades circunvecinas y menos, con el apoyo de las legislaturas locales y federales al dejar establecido, en caso de que funcionen sus estrategias, qué éstas continúen en la próxima administración de la capital del país, para evitar el tener que reinventar soluciones que en cada administración se generan.
Lo que si establece en dichos ejes es la coordinación, en una forma muy general, con el gobierno federal y con el gabinete de seguridad, justicia y gobierno, pero no lo lleva al plano de la vecindad que se tiene con los Estados adyacentes a la Ciudad de México, dejando al garete lo hechos que se presentan en estas áreas del país.
Igualmente, la jefa de gobierno al parecer no tiene bien identificado lo que se tiene que hacer en materia de seguridad pública, ya que en noviembre del año pasado -a dos meses de su gobierno-, había afirmado que no se iban a requerir los servicios de la Guardia Nacional, ya que no era necesario con los 80 mil policías capitalinos, pero posteriormente informó que se construirán 5 bases operativas para este cuerpo policiaco-militar. Y sin señalarlo, fue por el incremento de la inseguridad pública. Ya opera la Guardia Nacional en la Ciudad de México.
Para demostrar que este tema ha sido suficientemente analizado, en la revista Nexos, el 12 de noviembre de 2014 un nutrido grupo de alumnos mexicanos de diversas universidades extranjeras, presentaron Diez Propuestas para Mejorar la Seguridad Pública en México a través del #PropuestaMX, donde establecen las necesidades que se requieren en este campo.
Uno de éstos, que poco se ha tomado en cuenta, es en la impartición y procuración de justicia, es el de transparentar la acción de los jueces y diseminar el resultado de las fallas ministeriales a través de un estudio que se realice con los actores involucrados. Será de gran ayuda para generar una estrategia de aprendizaje institucional y de diseño y evaluación de protocolos para los Ministerios Públicos del fuero común y federal.
Es necesario que haya consecuencias para los responsables que, por acción u omisión están generando incentivos perversos en todo el sistema de seguridad y justicia. El Estado mexicano no puede ser el primero que viola la Ley. Lo anterior hace 5 años que se ha dicho y todos les hacen caso, pero nadie opera para que nuestra seguridad pública mejore.
Es importante y prioritario que el actual gobierno de la Ciudad de México y el federal, con el apoyo que tienen del poder Legislativo federal y capitalino, busquen la manera de hacer que las propuestas que sean operables y eficientes en materia de seguridad pública trasciendan su gobierno para que quienes lleguen en la próxima administración no las modifiquen, para evitar nuevamente que la seguridad pública sea pasto de intereses para personas que no les importa la seguridad de los mexicanos.
También, sería adecuado analizar la posibilidad de que el área de seguridad pública se descentralice de las administraciones públicas para que sea un ente autónomo, que sólo busque realizar su labor sin presiones de ninguna índole, como ha sucedido con gobiernos pasados, que han usado a la policía para enriquecerse al utilizar los recursos destinados para la seguridad en usos personales o políticos.
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