Fifís también hay en Morena; comparten diputados la descalificación del “líder”

De Fondo

Por Jesús Michel Narváez

Con vocablos que usa cotidianamente el Ciudadano Presidente, es necesario recurrir al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que aunque no le guste, es la forma correcta de hablar, de expresarse y de hacerse entender.

Abusa de la palabra fifí y la connotación que admite la RAE no encaja en la aplicación que diariamente se escucha lo mismo en las mañaneras que en sus mítines políticos.

Fifí, de acuerdo con los estudiosos de la lengua española quiere decir, coloquialmente: Que (una persona) tiene modales y actitudes delicados y exagerados.

¿Acaso Carol Antonio Altamirano, Irma Juan Carlos, Abelina López, Virginia Merino, Rosario Merlín, Irineo Molina, Dominga Pérez y Azael Santiago Chepi son fifís?

Se trata de los diputados de Morena (CNTE) que votaron en contra de la Reforma Educativa (la nueva) y que recibieron el adjetivo calificativo o descalificativo de parte del Ciudadano Presidente, que ha encontrado en el vocablo la aplicación para todos aquellos que no comparten (compartimos) sus ideas, sus proyectos, su forma excluyente de gobernar.

Somos prensa fifí porque publicamos estar en desacuerdo con sus decisiones arbitrarias. Para botón de muestra: la compra de pipas sin licitación y sin trasparencia. Y para colocar otros al frente de la camisa: la cancelación del NAIM sin haber encontrado pruebas que demuestren actos de corrupción; negar el incremento de homicidios dolosos cuando los datos oficiales confirman lo contrario; hablar de un crecimiento económico sin sustento y remitirse al primer trimestre del gobierno de Zedillo para justificar el freno de aire que aplicó con su política económica.

Los economistas que examinan las vertientes de crecimiento, son calificados de fifís; sus empleados en la Secretaría de Hacienda reciben el sobrenombre de conservadores al no avalar un PIB de 2.5 por ciento para este año; los empresarios que le discuten sus proyectos tienen su apodo: minoría rapaz.

El Ciudadano Presidente siempre tiene otros números u otra información. Nunca acepta las cifras oficiales de las dependencias de Estado como son el INEGI o el Banco de México y menos las opiniones de los organismos del sector privado.

Cuando se atreve –porque para eso tiene facultades aunque no estén señaladas en el artículo 89 de la Constitución- a cuestionar el voto de los legisladores de Morena violenta el texto del artículo 61 que a la letra dice: Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas.

¿No es una reconvención llamarlos fifís?

Ciudadano Presidente: 30 millones de votantes no son la mayoría de los mexicanos inscritos en el Padrón Electoral. Y aunque la fuera, no le dan derecho de violar la Constitución que juró defender y hacer respetar.

Y usted sí puede ser reconvenido. No es Legislador. Es el titular del Poder Ejecutivo Federal y no más.

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