Por Jesús Michel Narváez
Aquella tragedia no ha terminado. Está viva. No así 19 niños que murieron bajo los escombros del pomadoso colegio Rébsamen.
Pero para Mónica García Villegas, la dueña y directora general del instituto educativo, comienza el calvario y tiene precio: 5 millones de pesos por quien aporte información para su localización.
Ahora sí la buscan. Ahora sí la hacen responsable. Ahora sí es prófuga de a justicia.
Han transcurrido 19 meses y 12 días desde el sismo que generó muerte y destrucción. Aquel 19 de septiembre todos revivimos, los que vivimos el de 1985, los momentos de temor, de angustia, de miedo. En el sur de la Ciudad se desplomo el tercer piso del Rébsamen. La directora lo construyó sin cálculos estructurales. Había un jacuzzi y pisos de mármol. El peso venció la débil estructura y se vino abajo. Y los escombros escondieron a 19 niños. Y allí, respirando tierra, fallecieron.
La entonces jefa delegacional de Tlalpan apenas si se apreció 24 horas después. Diría en aquel entonces que se llegaría hasta las últimas consecuencias. En aquellos momentos dialogaba con Mónica.
Y las consecuencias están a la vista: hay 5 millones de pesos por quien informe de su paradero. Los padres de los niños fallecidos pidieron que se le arraigara. Que se le retirara el pasaporte. Que se congelaran sus cuentas bancarias.
Sus voces se perdieron en el desierto de las influencias.
Ligada familiarmente con la secretaria de Gobernación, la dueña del Rébsamen clamó siempre por su inocencia.
Sin embargo, la justicia la encontró presuntamente responsable de homicidio.
El 17 de octubre de 2017 -29 días después de la tragedia- un juez de control del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México libró dos órdenes de aprehensión en contra de Mónica García Villegas dueña del Colegio Rébsamen acusada por el homicidio culposo de 26 personas y por el delito de uso de documento falso.
Pero nunca fueron cumplimentadas por la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México a cargo, en ese entonces, de Edmundo Garrido Osornio. El influyentismo estaba triunfando.
El abogada de la imputada, Javier Coello Trejo defendió la honra y honorabilidad de su defendida. No obstante las evidencias en contra, desmintió que se hubiera librado la ficha roja de la Interpol para buscarla en cuando menos 176 países.
El paso del tiempo no borró las órdenes de aprehensión. Tampoco la tristeza de 19 padres y madres y familiares de otras 7 fallecidos en el terremoto.
¿Por qué hasta ahora se pide su detención?
Sin mayor explicación, hay que aplaudir la orden, la recompensa y solamente falta esperar que pronto la presunta homicida comparezca ante el juez de la causa. Y confiar, por supuesto, en que el influyentismo no haga otra vez su aparición.
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