La Procesión de los 15 Cristos de Pasta de Caña en Tzintzuntzan

Reportaje

Por Susana Vega López, Enviada

ACAPULCO, Gro.- Es un pintoresco pueblo michoacano enclavado en la zona lacustre del Lago de Pátzcuaro que formó parte de la inspiración de los creadores de la película “Coco”, quienes observaron la forma de vivir de los pobladores y dieron realce a las tradiciones que se viven el Día de Muertos en Tzintzuntzan.

Su nombre significa lugar de colibríes; en 2012 se le nombró Pueblo Mágico; fue una de las cuatro capitales purépechas que ha tenido el estado de Michoacán; a la fecha mantiene sus costumbres, su forma de hablar, sus danzas (como la de “Los Paloteros”); sus tradiciones (como el Ritual de Velación en el Día de Muertos) y en la época prehispánica gobernaba el Irecha (el gobernante) y/o Caltzontzin, el rey.

Entrevistado por Misión Política en el marco del Tianguis Turístico edición 44, realizado en Acapulco, el presidente municipal de Tzintzuntzan, Emanuel Irepani Hernández Gama, habló, emocionado y orgulloso, de su municipio y explicó la importancia del lugar, así como de la nueva ruta que se acaba de abrir en esta temporada: La Ruta de los Cristos.

“Tenemos 15 cristos con más de 500 años, cada uno con una historia familiar que se ha contado de generación en generación y en donde los abuelos han tenido un papel fundamental en la conservación de los relatos. Luego de pláticas que tuvimos con sus propietarios, generosamente decidieron, por primera vez, abrir las puertas de sus hogares para que puedan ser visitadas las veneradas imágenes desde el Domingo de Ramos hasta el Jueves Santo.

Posteriormente participarán en las procesiones del Jueves y Viernes Santo, para que el Sábado de Gloria y Domingo de Resurrección sean expuestas todas juntas al público en el atrio del convento de San Francisco, “para que la gente se pueda maravillar de la riqueza que tenemos”, planteó el funcionario.

La tradición es que los padres hereden a sus descendientes los Cristos que son de pasta de caña y que, años atrás representaban los barrios de aquel entonces y ahora son celosamente guardados, pero son los integrantes de la familia quienes tienen la responsabilidad de su resguardo cuentan la historia a los visitantes.

Estas imágenes no son, aún, parte del patrimonio cultural del municipio, “pero son una tradición importante y muy representativa por lo cual, buscaremos que se dé a esta ruta algún significativo nombramiento en un futuro inmediato”, comentó el funcionario.

Hizo saber que ésta fue su iniciativa al asumir la presidencia municipal hace siete meses y que fue bien vista por los ciudadanos, porque con ello se busca atraer más visitantes, para dar mayor impulso al turismo que es fundamental para el desarrollo económico del pueblo. En las fiestas previas y durante Semana Santa, se reciben de 40 mil a 45 mil visitantes y año con año son más las personas que asisten a estas conmemoraciones.

Afirma que se realizan esfuerzos conjuntos para lograr posicionar las diversas rutas turísticas con las que cuenta este Pueblo Mágico y llegar a ser líder turístico que permita promover la gastronomía y la riqueza cultural.

Allí se encuentra el Convento de San Francisco, donde se puede apreciar el árbol de olivo que plantó el Tata Vasco de Quiroga a mediados del siglo XVI, un obispo que llegó no sólo a enseñarles la doctrina católica, sino a construir el primer hospital, escuelas y a enseñarles diversos oficios para que los indígenas vivieran mejor.

A un costado del panteón de Tzintzuntzan se localiza una zona arqueológica donde se yerguen construcciones prehispánicas llamadas yácatas que son bloques de piedra que forman basamentos redondos y rectangulares donde se gobernaba. Son cinco las yácatas o estructuras piramidales rodeadas de áreas verdes.

Asentado a la orilla del lago de Pátzcuaro, este municipio se localiza al norte de Michoacán y hace frontera con Quiroga, Morelia, Lagunillas, Huiramba, Pátzcuaro y Erongarícuaro.

“Estamos en pláticas con los presidentes municipales para formar un producto turístico que atraiga a los visitantes que buscan nuevas experiencias en sus viajes”, aseguró Irepani, quien lucía una camisa blanca finamente bordada por manos morelianas.

Hernández Gama explicó que el logo de la marca Tzinztuntzan, “Capital del imperio purépecha”, tiene un colibrí multicolor donde sus alas extendidas hacen la forma de rehilete, (símbolo de los pueblos mágicos), con tintes amarillos (por la flor de cempaxúchitl que predomina en el Día de Muertos), azules (de su cielo y aguas); el verde (de su vegetación y la esperanza), lilas, violetas y rojos, (en alusión a las costumbres religiosas, a la calidez y al amor de sus habitantes).

Si se visita Tzintzuntzan, un lugar obligado es el mercadito al aire libre a las afueras del Convento de San Francisco, para apreciar y/o comprar vajillas completas de barro pintadas con lacas blancas o verdes, ollas, cazuelas, comales, jarras para el agua (donde se siente el sabor de barro), ceniceros, camisas, blusas y ropa en general bordada a mano, así como manteles y servilletas, entre otras artesanías.

En cuanto a la gastronomía, Irepani mencionó los churipos de pescado (una especie de tamal), los charales, el pescado blanco que ya se cultiva y que se ha favorecido con la acuacultura, las enchiladas michoacanas, los uchepos y las corundas, entre otras delicias.

 

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