*Molestia y Suspicacia en España
*Tenían a AMLO en Buena Estima
*Buscando Causas en el Ropero
*Para Tomar Banderas Nacionalistas
*Esta es una Conducta Disparatada
Por Alejandro Zapata Perogordo
La misiva que hizo pública el Presidente solicitando disculpas al rey de España y al Papa, por acontecimientos derivados de la conquista de México, abre un episodio que parecía ya superado desde hace años y francamente no encuentro una lógica hacia donde quiere llegar o que espera.
En su respuesta el gobierno español fue rápido y contundente; de inicio dejaron a un lado al monarca evitando confrontaciones directas, consideraron el asunto entre dos países, una cuestión de relación epistolar, diplomática y de estado, sin dar pauta al enfrentamiento de líderes.
Por otra parte, aluden a condiciones, circunstancias y hechos inadaptables en la época contemporánea. Evidentemente hacen patente su molestia dejando entrever la suspicacia que les causa la sorpresiva actitud de López Obrador a quien tenían en buena estima.
Ese acto nos tomó a todos desprevenidos, el buscar causas en el ropero para tomar banderas nacionalistas e influir en el ánimo ciudadano a partir de los orígenes, me suena un tanto descabellado, habiendo tantos rubros que nos tienen agobiados.
Es el único efecto que puedo observar, pues no se percibe ningún otro sino el ahondar en las raíces originarias de nuestro pueblo, seguramente bajo la creencia de ser un punto de unidad apelando a la memoria histórica.
Sin embargo, esa conducta disparatada es discordante con los nexos cordiales que se han mantenido tanto con España como con el Vaticano, máxime que desde el siglo antepasado existen antecedentes sobre la particular solicitud.
La petición arroja múltiples especulaciones, un hecho objetivo indudable e irremisible se presenta al ser tomado como irresponsable y poco serio, desprendiéndose de ello una inusual contestación y provocando múltiples críticas, abriendo innecesarios frentes, disputas con amigos y, evidenciando solidaridad con Maduro, sí, el dictador de Venezuela.
Con el tema da un giro la agenda nacional, pone sobre la mesa un rubro que raya en la distracción, discutido, debatido, analizado y superado hace ya infinidad de años, el sacarlo a la luz e inclusive pretender poner contra las cuerdas a representantes de naciones amigas, trae consecuencias para el país, el inicial silencio del canciller y del peculiar Taibo II, indica que la postura asumida se localiza más en lo personal.
El ex Jefe de Estado Español Mariano Rajoy despliega todo un sinnúmero de reflexiones implacables haciendo notar fragilidades institucionales que a su parecer constituyen graves omisiones en la solución de las deudas con los indígenas, se queda corto y afortunadamente no toca otros aspectos relevantes que se encuentran pendientes de resolver.
Esa postura carece de una lógica en todos sentidos; las reacciones son negativas, no aporta a la relación internacional, no resuelve los problemas internos, desvía la atención y pone en evidencia la poca seriedad en que se aborda y se impone la agenda nacional.