*Los Mencionados no Mueven Conciencias
*Ellos son José Narro y Miguel Ángel Osorio
*También Están Ulises Ruiz e Ivonne Ortega
Por Gerardo Lavalle
A.- Con todo y llegar a los 90 años de vida, en el PRI se respira el olor a cementerio. El pasado domingo fue el evento conmemorativo. Los discursos iguales a los del pasado. El llamado a la unidad no alcanza a concretarse.
Quienes conocen los intestinos del PRI saben que tomar vuelo de nueva cuenta requiere la trasformación que va más allá del cambio de siglas, de nombre o de dirigente.
Los apuntados –como se lo informó MISIÓN POLÍTICA en su edición 940 del 19 de febrero- para llegar a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional no parecen tener la fuerza para reanimar a las bases ni mucho menos convencer a los ciudadanos de que el cambio es real y que a partir de ya habrá puertas abiertas a quienes crean en el proyecto tricolor.
No se conoce, por cierto, en qué consiste la renovación o refundación del partido más longevo, aunque haya cambiado de apellidos en tres ocasiones.
Porque quienes se apuntan para tener el control para los siguientes cuatro años a partir de agosto próximo, pueden reunir sí las características de dirigentes más no de líderes.
Los que hasta ahora se mencionan: José Narro Robles, Ulises Ruiz, Ivonne Ortega y Miguel Ángel Osorio Chong –está en mi agenda, dijo en entrevista con La Jornada- no son, ni con mucho, personajes que muevan las conciencias.
Narro fue un rector impulsado por su antecesor, Juan Ramón de la Fuente, quien desde que estuvo en el cargo, asumido por la huelga que paralizó a la UNAM durante 9 meses, siempre simpatizó con Andrés Manuel López Obrador. Hoy es el embajador de México ante la ONU.
Le decía, Narro pasó más como un rector de bajo perfil que como un político actuando como rector.
Si bien se le reconoce que no hubo movimientos estudiantiles que pusieran en riesgo su rectorado, también se debe conocer que dominó a aquellos personajes que controlan los movimientos en la UNAM.
No hay nada relevante en su paso por la Máxima Casa de Estudios. Su proyecto político se quedó al lado del De la Fuente desde que éste fuera secretario de Salud en los inicios del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León. Narro no pasó de ser subsecretario y más tarde secretario general de la UNAM.
Promovió el Congreso Universitario y se llegó a conclusiones que nunca fueron puestas en marcha. ¿Qué podría ofrecer a los priístas, en primer término a fin de que lo eligieran, y a la sociedad de alcanzar el cargo?
B.- Ulises Ruiz llega precedido de una mala fama: la de operador político que ganó elecciones a base de triquiñuelas.
Como gobernador de Oaxaca pasó a la historia: entregó la plaza a la oposición representada por Gabino Cué Monteagudo, otro expriista que se sumó a la lista de ganadores en diversas elecciones estatales.
El sucesor de Ruiz lo acusó de desviar fondos, de dejar las arcas del erario público vacías. Inició procedimientos penales que jamás prosperaron. Pero sembró la duda.
El oaxaqueño operó la campaña de Roberto Madrazo Pintado para alcanzar la dirigencia nacional del PRI en 2002. Su compañera de fórmula: Elba Esther Gordillo. Como pago, Ulises Ruiz recibió la candidatura al gobierno de Oaxaca en 2004.
¿Qué hizo durante los seis años? Estar sometido por la CNTE que le tomó el zócalo por casi un año y de no ser por el respaldo de Vicente Fox, quien ordenó el uso de las fuerzas federales, el gobernador habría caído.
Días antes del desalojo ocurrido en octubre de 2006, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) enfrentó al gobernador de manera abierta y en los choques se registraron muertos y heridos. La Cámara de Diputados exhortó a Ruiz a solicitar una licencia y el Senado pidió su renuncia. El gobernador respondió con una controversia constitucional en contra del presidente Fox por no haber atendido un problema social que rebasaba las responsabilidades estatales.
Durante el periodo de Ruiz, Oaxaca vivió en el terror. ¿Qué puede ofrecer?
C.- De Ivonne Ortega Pacheco poco se puede decir. Es una política que alcanzó la gubernatura de Yucatán y después regresó al Senado de la República, porque su mandato fue de cinco años.
Sus ambiciones la llevaron a suponer que podría ser candidata presidencial en 2012. Hizo precampaña. Vendió su carrera política que culminaba en ese momento con una diputación federal y la secretaría general del CEN del PRI. Nada logró.
Hoy quiere dirigir al partido en el que ha militado toda su vida, pero tampoco tiene el apoyo de los integrantes del Consejo Político Nacional y nadie sabe hacia dónde dirigiría el que fuera poderoso ente político.
Y Miguel Ángel Osorio Chong, quien como secretario de Gobernación del gobierno de Enrique Peña Nieto tejió una vasta red en los comités estatales, distritales y municipales del PRI, ha confesado tener en su agenda la pretensión de ser candidato a la Presidencia –algo es algo- del su partido.
Si bien el ahora senador ha sido gobernador y diputado federal y funcionario estatal –secretario de gobierno con Manuel Ángel Núñez-, como titular de Gobernación se quedó colgado de la brocha. Estaba seguro de que sería el candidato del presidente… pero se le atravesaron dos personajes tenebrosos: Luis Videgaray Caso –el más influyente del gabinete- y Aurelio Nuño Mayer, quienes convencieron a Peña Nieto que la carta fuerte era un “candidato externo”.
Osorio no pudo con sus adversarios.
¿Qué puede ofrecer para que el PRI lo elija?
Revivir al PRI necesita liderazgo. Y si Osorio no pudo imponerse en la elección de candidato presidencial en 2017-2018 ¿con qué liderazgo llegaría a presidir el partido?
La renovación de la dirigencia tricolor -¿o cambiará de tonalidades en el futuro cercano?- será tema de los siguientes tres meses.