Por Jesús Michel Narváez
De acuerdo con el artículo 87 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el presidente de la República lo es a partir de rendir o tomar protesta ante la soberanía del Poder Legislativo que en sesión solamente, a la que acuden la totalidad de los senadores y diputados federales, avala el acto.
El Presidente rinde la protesta con el texto establecido en la Carta Magna: ‘Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión, y si así no lo hiciere que la Nación me lo, demande”.
Este texto sustituyó el juramento, ojo: juramento que se estableció en el artículo 101 de diversas constituciones y que a la letra obligaba a leerlo al momento de la asunción presidencial: “… juro por Dios y los Santos Evangelios, que ejerceré fielmente el encargo que los mismos Estados Unidos me han confiado, y que guardaré y haré guardar exactamente la Constitución y leyes generales de la Federación”.
El artículo 40 de la Constitución fue reformado en noviembre de 2012 y el texto vigente refiere en el Artículo 40 que “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”, lo que significa que no hay una religión oficial.
Por tanto, cuando el Presidente López Obrador invoca la biblia para hacer referencia a su contenido, busca influir a sus escuchas con temas religiosos. Si la propia biblia afirma que no “jurarás en vano”, hay que preguntarse por qué lo hizo al rendir protesta y aceptar respetar la Constitución y las leyes que de ella emanen. Porque no respetar su juramento –en el caso de gobiernos se acepta como sinónimo de protesta- lo lleva a violar dos preceptos: el Constitucional y el bíblico.
Pero como en la 4t todo se puede…
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