*El Vacío de Poder al Encarcelar a “La Quina”
*Huachicoleo, Pero por el Lado de la “Merma”
*Succión de Ductos, Aunque Imperceptible
*Y con el Tiempo se Soltaron los Demonios
*El Arribo del Estilo Cleptocrático de Gobernar
Cuánta razón le asistió al poeta Ramón López Velarde cuando escribió en La Suave Patria: “El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo”.
Lo decía porque con gran claridad avizoró lo que pasado el tiempo ocurriría en el gobierno, con la sociedad y con el país entero.
En las últimas décadas, en la agenda de gran parte de los políticos aparecía buscar acercamientos con los liderazgos del sindicato petrolero. Entrar en el ánimo de los poderosos dirigentes sindicales, significaba asegurar los apoyos necesarios para sus campañas políticas o para la realización de cualquier actividad. Los pretextos sobraban para conseguir los beneficios directos de esos personajes.
Los presidentes municipales de las zonas de influencia petrolera, se convertían en clientes frecuentes de los verdaderos dueños del petróleo. Todo pedían, todo les daban. Claro, había reciprocidad política, el poder de ellos se ampliaba.
Los líderes que han encabezado el mencionado sindicato, hasta Joaquín Hernández Galicia La Quina, inclusive, lograron consolidar en su entorno laboral una base social que legitimaba sus liderazgos.
No nada más los trabajadores mantenían una relación personalizada con su líder, también lo podían hacer las esposas y los hijos.
Esa relación convertía a los secretarios generales en turno, en protectores y guías de las familias de los petroleros. De hecho, tenía todas las características de un vínculo paternalista. Por ejemplo, era común ver a las señoras quejándose con “su” líder, protector y guía, de algún inadecuado comportamiento del esposo. Esta queja se traducía en un paternal llamado de atención al marido “infractor”. La tranquilidad regresaba al hogar.
Accedían a convertirse en compadres de todo el que se los solicitara. Apadrinaban a quinceañeras, desposados, graduaciones, primeras comuniones, etc. Todo giraba en torno a los liderazgos petroleros.
Participaban ampliamente en las campañas de los candidatos priistas que contendían para el cargo de presidente de la República. El apoyo era en económico, material y con votos. Algo similar ocurría con candidatos estatales, distritales o municipales.
Los “beneficios” llegaban a escuelas, hospitales, centros de salud, caminos, puentes, etc. En estos rubros, el apoyo solicitado tenía respuesta positiva.
La forma de ejercer ese tipo de liderazgo modificó las relaciones sociales entre los habitantes de los lugares con influencia petrolera. Todo giraba en torno a ese sistema que todo lo podía. Permisos, concesiones, plazas laborales, cargos en el gobierno… ¡Todo!
El particular estilo para conducir las relaciones con sus agremiados era tal, que alcanzaba para mantener cierta estabilidad y paz social en las zonas de influencia.
Un claro ejemplo lo fue Joaquín Hernández Galicia. Cuando es encarcelado, se genera un vacío de poder que no fue ocupado por nadie con esas características. La estructura social se vio afectada, los problemas económicos y financieros sufrieron un marcado desequilibrio. El efecto era similar al que ocurre cuando el jefe de la familia falta.
El huachicoleo ya existía, no escandalizaba, iba más bien por el lado de la “merma” por la transportación. La succión a los ductos era imperceptible. Desde ese entonces PEMEX era la mina de oro.
Desde hacía muchas décadas existía la tentación por el saqueo de esta riqueza pública por parte del gobierno federal, conocido más tarde como “huachicoleo”; fue creciendo de manera exponencial.
Como lo anticipaba López Velarde, tarde o temprano los demonios, embriagados de poder y dinero mal habido, se tenían que soltar y correr desaforadamente por caminos, carreteras y las calles de muchas ciudades del país.
La base social que participaba en éste ilícito negocio era lo suficientemente amplia como para construir un escudo, de acero puro, para desanimar a cualquiera a combatir el fenómeno del huachicoleo.
El robo, hurto o saqueo de los bienes de la nación, han encontrado un excelente “nicho de mercado” en el estilo cleptocrático de gobernar. La cleptocracia “Es el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo político, el peculado; de forma que estas acciones delictivas quedan impunes debido a que todos los sectores del poder están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico”. Según Wikipedia.
La funcionalidad de la burocracia mexicana es complicada. No es eficiente, es lenta y retardada. La eficacia no es lo suyo. Lo menciono porque ofrece el marco ideal para que las cosas no caminen si no hay dinero de por medio… ¡Corrupción pura!
La proclividad de los gobernantes a hacerse ricos es generalizada.
En el tema del Huachicol han participado los choferes de las pipas de PEMEX, transportistas que han comprado combustible en expendios clandestinos a la orilla de carreteras y autopistas; los dueños de las gasolineras que han adquirido huachicol. Los lugareños que también le entraban a la “ordeña” o a recoger lo que se riega. Las autoridades ejidales, municipales o estatales; sin descartar a algunos cuerpos de seguridad incluso federal. Eran muchos los que participaban del beneficio económico de la venta irregular del combustible. Por supuesto que en la primera línea de la sospecha están los del sindicato petrolero.
Sin embargo, el presidente López Obrador debe manejar las cosas de manera contundente, pero con la finura que el caso requiere. Es importante diluir la posibilidad de que a los trabajadores del sindicato se les ocurra hacer un paro nacional, porque entonces sí dejarían sin margen de maniobra al gobierno. Lo pondrían de rodillas.
Éste asunto del desabasto, visto desde una óptica realista sin necesidad de llegar a lo premonitorio; podía tomarse como una probadita de lo que va a ocurrir cuando el petróleo, y por ende los combustibles derivados del petróleo, se acaben, se extingan, desaparezcan de la faz de la tierra.