Tanta Politiquería en Materia de Educación Perjudica la Salud

Por Alfredo Mejía Montoya

Porque tanta insistencia y tanta politiquería por parte del gobierno federal para que el estudiantado de educación básica a media superior regrese a clases, a recibir en forma presencial, lo mismo que pueden recibir desde sus hogares y centros de resguardo, ante esta pandemia que el régimen no ha podido controlar desde sus inicios. La premura se justifica, si eso es cierto.

En la mayoría de los países se ha regresado a la educación presencial o híbrida. Los niños, adolescentes, los jóvenes y los no tanto, requieren de la interacción social, salir de sus escondites, de sus bunkers, de esos lugares solitarios llenos quizá de depresión, ansiedad y adicciones e incrementando la deserción escolar y disminuyendo la capacidad de aprendizaje y su desarrollo cognitivo, trastornos, traumas sociales y familiares.

Nunca las familias habían convivido tanto tiempo juntas, ni siquiera en las vacaciones escolares, laborales o de fin de año, los resultados o daños quizá los veremos más tarde, los mitos y los traumas serán visibles; ni duda cabe que, en algunos meses y años, veremos las secuelas…

Y las autoridades de salud, ya habrán considerado estas secuelas que, aun sin haber sido contagiados del Covid, socialmente de forma colateral sufrirá esta generación pandemia.

Son tantas aristas las que nos demuestra solamente esta porción de pequeños ciudadanos, que no sabemos por dónde comenzar: ellos son el presente de México, esperemos que sean el futuro también, cuidando y protegiéndolos de la terrible pandemia que azota al mundo, en donde México no es la excepción, pero si lo es la falta de decisión, la ausencia de estrategias y sobre todo la carencia absoluta de dirección en el trance más grave que en materia de salud haya tenido cualquier país en el mundo contemporáneo. Cierto los problemas serán a nivel mundial, pero nosotros, México, los mexicanos, sus gobernantes qué han hecho. No podemos compararnos con el mejor país que haya afrontado estas vicisitudes, ni con el peor, porque depende de las características de cada uno de ellos, y obviamente de cada uno de los líderes que los conducen. Y en México, no nos enorgullecemos precisamente de esto último.

En nuestro país, en materia de salud, existe la ordenanza constitucional, en el artículo 4º, que dispone: Toda Persona tiene derecho a la protección de la salud. . . Y es obligación del gobierno federal proporcionarla e incluye a los que aún no votan tienen los mismos derechos.

Es indudable que el regreso a clases presenciales es impostergable, las formas tal vez no son precisamente las adecuadas, pues sin mediar las consecuencias, se tomó esa decisión en el peor momento. López Obrador desde palacio nacional a principios de agosto irresponsablemente manifestó, “llueva, truene o relampaguee” habrá clases presenciales. No se objeta el regreso a las aulas, no, sino el momento que se decidió para hacerlo.

En la primera semana de agosto, oficialmente hubo 95,992 contagios; en la segunda semana 127,727 contagios, los cuales fueron detectados mediante las pruebas que hace el gobierno federal y falta contabilizar los que esos 223,719 contagiaron a otros. Imaginemos que fue a 3 cada uno (promedio científico con el virus original) 671,157 y el mismo número de contagiados con la variante delta es de 7 personas promedio, esto es 1’566,033 exponencialmente en los primeros 14 días de agosto, a ese ritmo al inicio de las clases el 30 de agosto, habría un promedio de más de 3 millones de individuos contagiados… y entre ellos pueden estar algunos padres de familia que enviarán a sus hijos a la escuela o profesores o personal de intendencia de las escuelas.

El grueso de la población afecta a esta situación, no está en contra de que se abran ya las escuelas, sino que hacerlo en estas condiciones será el estallido de una granada social, educativa y de salud, con los hospitales saturados en forma acelerada y las escuelas vandalizadas. Y serán más de 230 mil escuelas de las cuáles más de 190 mil son públicas.

La titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez Álvarez presentó un decálogo para cubrir el arribo de los niños, adolescentes y jóvenes a las escuelas, normas que carecen de profundidad y objetividad.

A saber:

1) Integración de un Comité Participativo de Salud por escuela;

2) Establecer los 3 Filtros de Salud: en Casa, al llegar a la Escuela y en el Salón de clases, una carta compromiso firmada por los padres;

3) Lavarse las manos con agua y jabón, o con gel;

4) Uso de cubre bocas sobre nariz y boca;

5) Mantener la sana distancia;

6) Mayor uso de espacios abiertos y áreas verdes de las escuelas;

7) Se suspenden ceremonias y reuniones generales;

8) Informar inmediatamente la presencia o sospecha de casos de COVID-19 en las escuelas o los hogares;

9) Inscripción a los cursos de apoyo socioemocional en la línea SEP-Salud Retorno Seguro;

10) Carta compromiso de corresponsabilidad.

Análisis a cada punto:

1) Qué obligatoriedad y responsabilidad del Comité tendrán en casos preventivos y en contagios graves.

2) Quién determina si el estudiante presenta síntomas de enfermedad, como dolor de cabeza, temperatura y tos, ¿que lleven gel y la Carta Compromiso, será como excluyente de responsabilidad para las escuelas?

3) Deberá haber agua en las escuelas, jabón y gel suficiente, no obligar a los niños a que ellos lo lleven, la obligación es del gobierno de proporcionar gel, jabón, cubre bocas, mascarillas y cualquier otro aditamento que proteja a los educandos.

4) El uso de cubre bocas será obligatorio, la SEP discrepa de lo que manifiesta López-Gatell.

5) Ojalá se vigile a Susana distancia.

6) Esperemos ya haya áreas verdes en las escuelas, sería novedad.

7) Relevante.

8) La patrulla juvenil en acción.

9) esperemos obliguen a los Maestros a tomarlos, y sancionar si no lo hacen.

10) Inoperante e improcedente la Carta de Corresponsabilidad, la salud y la educación son de orden público, el responsable es el Estado… porque van a ser responsables los padres o tutores, es obligación de la SEP la vigilancia y observancia irrestricta de las acciones para garantizar un regreso seguro a clases presenciales.

Esas politiquerías como les llama desde palacio nacional el presidente López Obrador contemplan que los padres se unan a las cuadrillas de trabajadores para remozar las escuelas y hacerlas más sustentables. Porque no comenzaron desde antes si esas eran las intenciones.

¿Porque ahora? cuando la variante delta del virus es más propensa al contagio, y probado está que los niños si se contagian, se ponen graves y mueren. Datos duros publicados por el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) de febrero 2020 hasta el 8 de agosto 2021, se han contagiado en México 63,239 niños y adolescentes de edad de Un día a 19 años, con un promedio de 121 diarios, y de estos han fallecido 613. En junio hubo un promedio de 53 casos positivos, subió a 225 diarios positivos en la primera semana de agosto 2021, esto es un aumento del 401%.

López Obrador, López-Gatell y el Consejo de Salud lo saben muy bien, pero como ellos detestan los informes de las instituciones no gubernamentales, ni lo mencionan en las controvertidas conferencias (?) de la mañana o de la tarde.

Los adolescentes de entre 12 a 17 años son los más positivos, con 35,020 casos en lo que va de la pandemia; y de los 6 a los 11 años se tienen contabilizados 14,526 y; la primera infancia, esto es, de 0 a 5 años se han tenido 11,382 positivos al SARS-CoV-2. Datos al 8 de agosto 2021.

Números aterradores, y ya en la llamada tercera ola, los primeros 8 días de agosto 2021, se diagnosticaron 1,801 menores positivos.

En consecuencia, el retorno a las escuelas es impostergable cierto, sin embargo, los números de la Secretaria de Salud son críticos, han fallecidos más de 600 en este sector, no se entiende el por qué se minimiza o invisibiliza el impacto sobre la vida de las infancias del país.

Sería conveniente adelantar la vacunación a los menores de 12 a18 años, en lugar de tener guardadas más de 15 millones de vacunas en los depósitos oficiales. ¿Si el regreso es voluntario como dicen, entonces para que tanta premura? ¿Habrá pruebas de RT-qPCR para SARS-CoV-2 en todas las escuelas? ¿Hay capacidad instalada para atender al alumnado en sistema presencial e híbrido? ¿Las escuelas tendrán suficiente gel, cubre bocas y mascarillas para proporcionar al alumnado, no serán gratuitos, se adquieren con dinero público de los impuestos? ¿Los niños tendrán recreo o el horario será menor? ¿Habrá puestos de golosinas en la calle? ¿Habrá vigilancia de los gobiernos? ¿Habrá responsabilidad?

a2m8m@yahoo.com.mx

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