Por Jesús Michel Narváez
Ahora sí, que alguien me explique.
La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México advierte que espera una crisis en agosto por el repute de la pandemia.
El presidente López confirma que el regreso presencial a las clases será en agosto “porque no hay nada que lo impida”.
Los datos de la Secretaría de Salubridad dados a conocer ayer, revelan que la pandemia en México registró el pico más alto de la tercera ola, con 11 mil 137 nuevos casos detectados.
La primera ola, que inició en febrero de 2020, de acuerdo con las autoridades de salud federal, tuvo su punto máximo el primero de agosto con 9 mil 556 nuevos contagios; mientras tanto, la segunda ola que inició en octubre, tuvo su punto más alto de contagios el 21 de enero con 22 mil 339 casos.
La tercera apunta a superar las anteriores. La cifra de contagiados no se había registrado desde febrero pasado.
¿A quién le hacemos caso?
De entrada, hay que recordar que el vocero sanitario -fiel peluche de Palacio nacional- confirmó el rebrote, aunque negó que sea para alarmar.
Luego, es importante resaltar que el mismo presidente de la República atribuyó el rebote a l relajamiento cometido por los jóvenes, quienes, con semáforo verde en la Capital, se dedicaron a la fiesta.
Sin embargo, el repunte no se registra solo en la Ciudad de México. Las estadísticas oficiales confirman que Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua y otras cinco entidades, tienen nuevos casos de covid-19 y en algunos casos los hospitales comienzan a tener problemas para dar atención a los contagiados.
Para colmo y como prueba de la falta de visión y coordinación entre autoridades, el desmantelamiento de hospitales que habían sido reconvertidos para atender la pandemia, deja sin espacio a aquellas personas que tienen más que síntomas y que requieren incluso de ser intubados.
Con la información de la Secretaría de Salud, también se desvela que el número de fallecidos por la pandemia, es superior al que cotidianamente se da a conocer.
Y aunque son cifras extraoficiales, las que ofrece Salud se acercan a las manifestadas por los especialistas, que estimaron podrían registrarse hasta medio millón de muertes y cuatro de contagiados.
Sorprende el relajamiento de las autoridades comenzado por el presidente López, al que parece no importarle los datos oficiales sino los “otros datos” y por ello ordena regresar a las clases presenciales.
La secretaria de Educación, Delfina Gómez ha sido cauta, pero terminará obedeciendo al amo que habita en Palacio Nacional sin importar la salud de los 25.5 millones de alumnos en educación básica.
Ser obcecado y determinar cuando es el regreso a clases sin la seguridad de que los contagios han sido frenados, será un nuevo fracaso presidencial que tendrá como respuesta el reclamo de los padres de familia. Y eso, eso contará para la consulta del próximo año y las elecciones del 2024.
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