Por Jesús Michel Narváez
A tres días de las elecciones, el presidente López hace el anuncio: analizará relevos en el gabinete.
Según su leal saber y entender, se trata de cumplir el ciclo.
“Vamos a esperar que pasen las elecciones, es que de verdad sí es un antes y un después, siempre ha sido así y ahora no es la excepción. Siempre las elecciones intermedias son como un fin de un periodo y el inicio de otro”.
En otros tiempos, los de “antes” hacían los cambios cuando era necesario y no esperaban el final de un proceso electoral. Las circunstancias obligaban a los relevos.
Y falso que los empleados del presidente, los de alto rango, renuncien.
Los despiden.
Claro, con el agradecimiento por el “trabajo, la lealtad y el talento desarrollados” durante el periodo de su encargo.
Los integrantes del gabinete formal y además el ampliado, fueron convocados por el huésped (temporal) de Palacio Nacional para escuchar el anuncio.
Las palabras los tomaron como al tigre de Santa Julia.
Seguramente guardaron sus emociones y para sus adentros dirían “ya era hora de que fulano o fulana se fuera… no ayuda al presidente… le falta entrega… no escucha sus mensajes… se va por la libre”.
Hay que imaginar qué “pensaría” un florero de la dinastía Ming.
No queda claro cuál es la razón para esperar el resultado de las elecciones y dar por concluido el ciclo de la mitad de gobierno. Quizá la sorpresa es que nada se vaya si el partido oficialista se levanta con la victoria… o al revés, si es derrotado se irán los que menos afectos tengan del presidente.
Y son varios.
¿Quiénes no han cumplido con la encomienda?
¡Híjole!, diría el de enfrente.
En materia de seguridad, no dan una. Y no por ineficiencia de la titular Rosa Icela Rodríguez, sino porque la “estrategia” es fallida desde el inicio del gobierno.
En educación hay que echarle la culpa a la pandemia y no a la actual responsable, Delfina Gómez, que no ata ni desata.
Qué decir del campo, en donde Víctor Manuel Villalobos, antaño defensor de las semillas transgénicas y hoy su peor enemigo, ha dejado al campo sin herramientas para seguir produciendo alimentos para consumo doméstico. Todo lo que sea de exportación, se aplaude. Porque los productores reciben apoyos que no necesitan.
En salud, vaya, ni qué hablar. Jorge Alcocer, probablemente un excelente médico, no entiende lo que es la salud de todos los mexicanos. La pandemia lo exhibió.
En comercio, ni la anterior ni la actual titular, han podido cerrar la pinza con el empresariado para que invierta y genere empleos.
Vaya, los floreros están en todas partes y con una característica: no tienen flores naturales.
Es que la austeridad republicana hasta el gusto por los aromas y los colores, los acabó
Habrá que esperar los relevos y seguramente los que menos esperan y se dicen seguidores fieles de la doctrina amliana, podrían ser los elegidos. La máxima cristiana: los últimos serán los primeros. Y como el presidente es muy devoto -de creencia no de voto-, a lo mejor aplica la regla.
Ni modo funcionarios y funcionarias: a tomar Pasiflorine.
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