El Profundo Sueño del que no Despertaron

*De Regreso al Hogar y con las Ansias de Estar con la Familia

*Sus Quejas Nunca Fueron Escuchadas por los Políticos de la 4t

*Una Tragedia que Pudo Evitarse; Ineptitud o Error Humano

Por Joel Armendáriz

Regresar a casa después de una jornada de trabajo… el cuerpo y la mente están cansados. El agotamiento físico se impone a obliga a cerrar los ojos. El viaje es largo. Alrededor de 60 minutos. Hay asientos desocupados en los vagones. Sin intención manifiesta, Morfeo vence y… de pronto, el sueño se vuelve pesadilla. No saber si es a causa del desgaste físico que siente cómo cae en un profundo pozo y el despertar no llega… hasta topar con el suelo y no abrir más los ojos.

Esperaba llegar a su hogar. Ya era de noche. Había salido temprano… al partir rumbo al empleo llevaba una bolsa de plástico en cuyo interior estaba su comida… tenía hambre… y el cuerpo le dolía. Su sueño se hizo infinito y no supo qué pasó… la realidad es que, a sus 23 años, con toda la vida por delante, estaba muerto.

El viaje terminó cuando una trabe de acero y concreto cedió al peso del convoy y éste cayó al vacío. Junto con Armando, otras 24 personas más lo acompañaron al viaje sin regreso…

Durante días, semanas, meses los usuarios de la Línea 12 del Metro, el más “elegante”, el articulado, el que cuenta con aire acondicionado, aseguraban que se escuchaban ruidos extraños. El llanto de las ruedas de acero que, al doblar la recta, parecía anunciar que pronto callaría. Los movimientos bruscos en la parte elevada se multiplicaban. Se miraban los viajeros. Algunos lo hablaban. Los operadores jamás reportaron las posibles fallas y en el Puesto Central de Control del Metro, coordina todo lo que pasa en … exactamente todo lo que ocurre en la Línea que está bajo su mando, nadie observó irregularidades.

Así, a pesar de lo que ocurría cotidianamente en cada uno de los recorridos, nadie se enteró o no quiso enterarse de lo que estaba a la vista: la tragedia.

Finalmente pasó. La línea más nueva del Sistema de Transporte Colectivo colapsó y cobró la vida de 25 personas -al cierre de esta edición- cuyo número podría haber aumentado porque cuando menos 37 más estaban hospitalizadas en estado grave.

La tragedia amplió sus horizontes. A través de redes sociales, particularmente de Twitter, se conocieron las historias.

Julián Enrique, novio de Nancy de 22 años. “Mi Nancy, me dio mi último beso, fuimos a cenar y la fui a dejar al metro, al llegar a mi casa supe del accidente del metro y después de muchas horas de buscarla por hospitales, me enteré que había fallecido”.

Ismael Salazar Juárez, aficionado del @CruzAzul perdió la vida en el accidente de la Línea 12 del Metro. Tras horas de búsqueda su hija confirmó la noticia:

“Mi papito ya está en el cielo. 49 años siendo el hombre perfecto”. Corazón azul. Manos palma contra palma”.

Uno que mereció la condena, el enviado por Beatriz Gutiérrez: “mi más sentido pésame a los fallecidos…” Seguramente en el más allá no hay twitter… el mensaje no lo recibieron los muertos. Los pésames se dan a los familiares que perdieron a un ser querido.

Mensajes y más mensajes. Aplomo en algunos. Tristeza y dolor en otros.

Y mientras el luto abrazaba a los hogares, desde el Antiguo Palacio del Ayuntamiento se anunciaba la investigación y la contratación de una empresa noruega para realizar el peritaje que “deslinde responsabilidades”.

El clásico estribillo: no se permitirá la impunidad.

Una tragedia que se pudo evitar y que si se hubiera trabajado a tiempo 25 personas regresarían a sus hogares después de la larga jornada de trabajo. El sueño no se hizo realidad y ahora jamás retornarán al lado de quienes los amaron toda la vida.

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