*El Balón Cambia de Cancha y Llega a la del Tribunal Electoral
Por Jesús Michel Narváez
Sube el tono. Y se escucha el llamado a la guerra.
Ante los amagos y amenazas, los consejeros del Instituto Nacional Electoral, su Consejo General, decidió no registrar las candidaturas de Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón, como abanderados de Morena a los gobiernos de Guerrero y Michoacán.
Salgado, como toro sin tranca, bufó y dijo: el pueblo de Guerrero ya decidió… yo seré gobernador. Y todavía no hay elecciones.
Morón, recordando sus viejos tiempos de dirigente sindical, de la CNTE, sección 18, anunció que irá al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a “defender sus derechos políticos”.
En ambos casos, como en otros 167 aspirantes a cargos de elección popular -de diversos partidos- el INE les negó el registro.
¿La causa?
Lo de Salgado Macedonio no es por estar en los reflectores por presuntos delitos de violación y “ocaso” sexual.
¡NO!
Y Morón, quien no tiene denuncias por el mismo tipo, pero sí por otorgar contratos a sus “cuates” -eso dicen en Morelia-, le cancelan el registro por otra razón.
La misma que le aplican a Félix: no entregar sus reportes de gastos de precampaña que la
Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales precisa en tiempo y la forma. No se trata de llegar tarde. No se trata de evadir la responsabilidad. No se trata de una decisión arbitraria y en contra del partido oficialista. Es aplicar la ley.
Como lo hizo con su acuerdo general para impedir la sobrerrepresentación en el Congreso de la Unión.
Y ahora resulta que por intentar -aún no lo logra- que la Constitución se respete, como todos los servidores públicos protestaron cumplir y hacer cumplir las leyes que de ella emanen, el Instituto Nacional Electoral y en particular su consejero presidente, Lorenzo Córdova y su aliado de siempre, Ciro Murayama, son golpistas. Y el señalamiento alcanza a los 11 consejeros del organismo.
Después de la turbulencia que levantó el acuerdo del Consejo General del instituto para evitar la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados a partir de la CXV Legislatura con lo que se frena la mayoría ficticia -de cualquier partido-, hubo otro anuncio: negar el registro como candidatos de Morena a los gobiernos de Guerrero y Michoacán por evadir rendir cuentas de sus precampañas. Se elevaron las voces de morenos y petistas para acusar al INE de ser “golpista”.
El INE y sus consejeros son, desde hace buen tiempo pero hoy en espacio estelar, los que aparecen en el puesto de “tírele al negro” -nada que ver con los afroamericanos o africanos o personas de color- y desde Palacio Nacional y la casona ubicada en las calles de Chihuahua y que fuera la sede de la campaña, se instrumentan los mecanismos para desacreditar al árbitro electoral, que ha resistido los embates del que hoy es presidente de México gracias a que el país es de sólidas instituciones.
Como dice el presidente y sus dóciles seguidores congresistas: si la Constitución lo prohíbe hay que cambiarla.
Sí, cómo no.
La Constitución no es para regular al pueblo, Es para que el poderoso que representa a la nación de manera democrática, la acate y punto.
No ha sido la primera ocasión en que se proponen cambios constitucionales a modo. Las leyes las modifican, aunque contradigan a la Constitución y por eso la lluvia de amparos concedidos, hay que admitirlo, por jueces a los que no les tiemblan las corvas ni se dejan intimidar por el presidente de la República.
Hoy a los consejeros del INE les brotaron las agallas.
Y esto comprueba que es verdad “ya no son los tiempos de antes”, cuando el presidente “sugería” y se entendía la orden para actuar de tal o cual manera.
Los ataques al INE, cuya coordinación nacional de comunicación social no entiende que deben de responderse con apego a la ley, se están endureciendo y preludian una larga temporada en la que nada que afecte los intereses del huésped -porque vive sin pagar renta y no tiene contrato de comodato, ojo- y de sus acólitos se dejará pasar sin disparar los misiles de la mentira.
El tema cambió de cancha y el balón está en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Y ahí se gesta la duda: ¿actuará con apego a la Constitución o atenderá las agresiones públicas presidenciales?
Ya imagino lo que se dirá esta mañana en el púlpito presidencial. Y en Sn Lázaro se apurará la propuesta del juicio político a los consejeros del INE, aunque entre ellos vayan tres que propuso Andrés Manuel López.
Son tiempos electorales, diría el clásico de Atlacomulco. Sí, pero se pensaría que en este país la cultura democrática y libertaria habrían echado raíces suficientemente atadas a la legalidad como para que nadie las arrancara. Hay percepciones inevitables y como diría el profesor emérito de la UNAM, Sergio García Ramírez, todo se resume a la copia dictatorial del que se identificó como el Rey Sol; el Estado soy yo. Punto final.
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