Por Nidia Marín
Al agente naranja ya le cayó el chauistle, ese hongo microscópico nocivo que ataca al maíz, lo que significa que ya valió. La trae chueca, para fortuna de los gringos. ¡Mira que Hanna, encolerizada, ingresó el sábado pasado a territorio texano y derribó parte del muro trumpiano ubicado entre el sector del Valle del Río Grande, Texas y Reynosa, Tamaulipas!
Aunque el gobierno de aquel lado ha dicho que no fue el 26 de julio, sino a causa de otra tormenta que hubo en junio cuando ocurrió ese tácito derrumbe. Como fuere pues, no hay cosa que bien salga cuando se trae al santo de espaldas.
No ha sido todo. El mal fario ha ido en aumento conforme pasan los días, y ya faltan menos de cien para que se lleve a cabo el proceso electoral en el cual los votantes decidirán si reeligen al autócrata por cuatro años más o no.
El asunto es que, como ángel vengador se ha cruzado en el camino el Covid-19 y ha causado destrozos en Estados Unidos de donde se ha llevado a otros cielos, hasta ahora, a 146,968 personas en su mayoría votantes y a otros 4,238.500 los tiene contagiados es decir inutilizados.
Desconocemos si habrá algún sistema para el día de la votación en que los enfermos sufraguen a larga distancia el 3 de noviembre próximo. Por lo pronto la pandemia ya está causando problemas, en cuanto a las convenciones. Republicanos y Demócratas, hubieron de atrasarlas. De tal manera que la Convención Republicana se efectuará del 24 al 27 de agosto en Charlotte (Carolina del Norte), con 2,250 delegados y la Demócrata se efectuará del 17 al 20 de agosto en Milwaukee (Wisconsin) con 4,536 delegados.
Como se sabe, ellos no eligen por voto popular al presidente de su patria, sino indirectamente al elegir a electores en las urnas, quienes a su vez emiten los votos electorales en su nombre.
Suman 538 votos electorales en juego Para ganar Joe Biden o Donald Trump deberán obtener una mayoría absoluta.
Una vez que se da el triunfo del que fuere, el Día de Reyes, es decir el 6 de enero el Congreso los recuenta y certifica. Así el 20 de enero, en este caso de 2021, en las escaleras
del Capitolio, se lleva a cabo la ceremonia de investidura del Presidente.
Hoy, cuando faltan 97 días para la elección decíamos que Trump la trae chueca, porque sigue en descenso en las encuestas, mientras en ascenso van las manifestaciones contra el racismo, con un toque político electoral (donde por cierto también se exhiben banderas mexicanas), la consecuente violencia policiaca y las detenciones.
Y sí, ahí está el demócrata Biden en busca del voto latino que actualmente suma 32 millones, porque dicen que aumentó de hace cuatro años a estas fechas más del 15 por ciento, con la cual se convirtió en la minoría con más peso en al vecino país, por encima de los afro-estadunidenses.
El asunto es que la mayoría de los votos hispanos se ubican en los estados de California, Texas, Florida, Nueva York y Arizona y es en estos sitios donde Trump se ha lanzado contra todo lo que huela a migración, sea legal o ilegal.
La mayoría de los latinos se identifican con los demócratas, pero en el pasado proceso electoral de 2016, el actual mandatario Trump
recibió 29% del total del voto latino aseguran los especialistas.
El actual problema para los republicanos es que los latinos jóvenes afirman que en la administración de Trump han estado perdiendo varios derechos que tenían durante el mandato de Barack Obama.
Hay enojo pues, mientras el actual presidente de Estados Unidos ha hecho un pésimo manejo de la pandemia, ha sido el peor ejemplo para los habitantes de aquel país que se consume por el Covid-19.
Y claro, las encuestas dan cuenta de la irritación en contra del mandatario y últimamente la aprobación de su gestión ha descendido tanto al grado de que sólo 32 por ciento la aprueba.
Mientras tanto, Biden amplía su ventaja y actualmente ya rebasa los 8 puntos sobre el agente naranja. Hay quien dice que son ya 9 puntos.
Así están las cosas allende El Bravo, donde la guerra contra el Covid-19 está en marcha y la batalla electoral cobra las que les deben.
