Por Alberto Almazán
Corazón del poder político. Cerebro de las finanzas globales. Centro de toma de decisiones. La capital del país, la Ciudad de México, sin embargo, no está blindada contra pandemias, temblores ni atentados.
La agresión ocurrida el viernes de la semana pasada en la lujosa zona de Las Lomas de Chapultepec en contra del secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch y en el que resultaron muertos tres de sus escoltas, una mujer en el fuego cruzado y el funcionario con tres balas y esquirlas de una granada de fragmentación, evidencian que el crimen organizado no sigue las recomendaciones presidenciales y tampoco la nueva estrategia: no detener a los grandes capos, ha funcionado.
Presuntos sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que comanda Nemesio Oseguera Cervantes (A) El Mencho, atacaron al funcionario local en Paseo de la Reforma. El propio jefe policíaco publicó en su cuenta de twitter: “Esta mañana –viernes 26 de junio- fuimos cobardemente atacados por el CJNG, dos compañeros y amigos míos perdieron la vida, tengo tres impactos de bala y varias esquirlas. Nuestra Nación tiene que continuar haciéndole frente a la cobarde delincuencia organizada. Continuaremos trabajando”.
Con una avenida sin vehículos –era temprano- el funcionario se dirigía a la Jefatura de Gobierno cuando en Monte Blanco encontraron un camión blanco de redilas atravesado rotulado con el logo de Carso Infraestructura y Construcción. La empresa negó que el vehículo pertenezca a su flotilla.
El secretario de Seguridad Ciudadana de la Capital del país fue intervenido quirúrgicamente en un hospital de Santa Fe y fue reportado estable.
En busca de información sobre atentados en contra de jefes policíacos tanto en el antiguo Distrito Federal como en la ahora Ciudad de México, no hay registro alguno.
Sí existen datos sobre ataques a comandantes, jefes de grupo y de cuadrante. Pero ninguno contra el secretario de Seguridad Pública (antes) y Ciudadana (ahora).
Del twitter enviado por el doctor García Harfuch se desprende que el CJNG actúa en la Ciudad de México y por los golpes dados por la policía capitalina al sector del narcomenudeo –cocaína, heroína, anfetaminas y fentanilo- es suministrada por el grupo criminal que se expande en cuando menos 12 estados y cuenta con nexos en Colombia, Francia y China., además de la red de narcotraficantes que opera en Estados Unidos.
En el pasado inmediato, cuando Miguel Ángel Mancera trabajó de Jefe de Gobierno, el desmentido de que operaran cárteles criminales en la Ciudad de México fue la constante. Sin embargo, existen y trabajan en las calles capitalinas.
El atentado fue condena por el presidente López, el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal, entre otros.
EL TEMBLOR QUE ROPIÓ LA DISTANCIA
La Ciudad de México es el foco de contagio del Covid-19 en donde el número de fallecidos ascendía hasta el 21 de junio a 5, 656 y 43,596 contagios confirmados.
Los informes cotidianos del vocero sanitario Hugo-López Gatell y de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, muestran que la curva de contagio no se aplana y que todavía permanecerá cuando menos hasta el 15 de julio.
Los capitalinos se han resignado a permanecer aislados y manteniendo la sana distancia en caso de tener que abandonar sus casas u oficinas; el uso de cubrebocas –obligatorio pero no plasmado en alguna ley-, del gel antibacterial y de caretas o lentes para frenar en lo posible los contagios, rompieron todas las medidas el martes 24 de junio.
El Día de San Juan la Ciudad de México, cuando las manecillas del reloj marcaban las 10:29, se cimbró.
El sonido de las alarmas que alertaban un temblor, generó pánico. Todos saben que no suenan si el movimiento telúrico es menor de 6 grados en la escala de Richter. Entonces todo mundo salió a las calles a las zonas delimitadas para sismos.
El ulular de las alarmas se hizo eterno: duró 62 segundos.
Y cuando comenzó el temblor, que alcanzó 7.4 grados de acuerdo con el informe del Sismológico Nacional, la gente olvidó la sana distancia y se abrazó. El miedo volvió e hizo recordar lo ocurrido el 19 de septiembre de 2017 y, los adultos, vivieron la repetición del ocurrido en 1985 el mismo día aunque 6 horas antes.
A diferencia de los dos anteriores, el del martes no causó daños mayores aunque los habitantes de los condominios en Lindavista y Tlalpan fueron evacuados y no se les permitió regresar ni siquiera a dormir.
En Oaxaca se registraron 11 muertos y daños cuantos. Allá fue el epicentro en la comunidad de La Crucecita, a unos dos kilómetros de Huatulco.
La Ciudad de México vivió una semana de terror.