La larga espera para ingresar a Estados Unidos por la zona de exportación de la Garita de Otay, se convierte en un viacrucis para los choferes que tienen que esperar entre siete y ocho horas para ingresar al vecino país.
El cierre de dos módulos de inspección en la Zona de Exportación de la Garita de Otay Mesa, anunciado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) por tiempo indefinido, ocasiona malestar entre los choferes de carga ante la inusual tardanza para dirigirse a sus destinos.
Las unidades de carga esperan avanzar pegadas al muro fronterizo que divide a México y Estados Unidos, donde sus conductores desesperados salen del vehículo, algunos aprovechan para conversar entre ellos y otros para comer.
Es el caso de Mauricio Guerrero, quien tiene cuatro años cruzando la frontera como chofer de tráiler, tiempo en el que nunca le había tocado vivir algo así. “En todo el tiempo que llevo trabajando en esto nunca me había tocado, es demasiado tiempo”, dijo.
En entrevista con Notimex, aseguró que “ya llevo cinco horas y todavía me faltan otras tres por lo que veo”.
Desesperado, comentó que espera alcanzar a cruzar porque la garita la cierran a las 19:20 horas, “ayer alcancé apenitas, así barrido, pero otros compañeros no alcanzaron y deben regresarse y volver al día siguiente, no nos queda de otra”.
Este retraso en el cruce del área comercial de la Garita de Otay ha provocado caos vial en calles aledañas, al igual que el bulevar Bellas Artes, la avenida principal para quienes se dirigen a Estados Unidos por el área de Otay.
Carlos Hernández, mientras espera afuera de su unidad para avanzar, señaló que hay días que realizaba hasta cuatro viajes cruzando mercancía por la frontera, y ahora se ve reducido a uno, siempre y cuando alcance el día de hoy.
“Desde el lunes de esta semana empezó el retraso para cruzar, pero ayer y hoy ha estado verdaderamente crítico, aún no lo puedo creer que hice tres horas para llegar hasta aquí y me faltan mínimo unas cuatro más», expresó.
Para evitar embotellamientos, policías municipales ayudan a dirigir el tráfico, pero poco pueden hacer, ya que las largas filas avanzan muy lento.