La Organización Mundial Frente al COVID-19

Por Itzel Toledo García

Desde 1950, cada año se celebra el Día Mundial de la Salud el 7 de abril y el tema de este año es “Apoyemos al personal de enfermería y de partería”. Esto se hace conmemorando que el 7 de abril de 1948 se fundó la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya sede se encuentra en Ginebra y que es un organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La OMS se gobierna por medio de la Asamblea Mundial de la Salud que está compuesta por representantes de 194 Estados Miembros y que se reúne una vez al año, generalmente en mayo. La actividad diaria de la OMS la realizan más de 7000 personas (médicos, especialistas en salud pública, científicos, epidemiólogos, expertos en estadística sanitaria, economía y socorro en emergencia, sistemas administrativos, financieros y de información) que trabajan en la sede en Ginebra, seis oficinas regionales y en 150 oficinas de países. En sus 72 años de operación, la OMS ha tenido nueve directores generales, actualmente este puesto lo ocupa el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Uno de los objetivos que tiene este organismo es la cobertura sanitaria universal, para lo cual colabora con instancias médicas, instituciones académicas, la sociedad civil y el sector privado para elaborar, aplicar y calificar planes sanitarios nacionales con el fin de asegurar el acceso a la mayoría de la población con bajos costos. Además, codifica las enfermedades, enlista los medicamentos esenciales para los sistemas de salud, asiste a países con campañas de vacunación y proyectos para ampliar el acceso al agua potable, promueve la salud a lo largo del ciclo de la vida y un largo etcétera. Esto lo hace considerando cuestiones sociales, ambientales, de género y derechos humanos. En momentos de emergencia, la OMS dirige y coordina la respuesta sanitaria en apoyo a los países, efectúa evaluaciones de riesgo, establece estrategias y determina prioridades, supervisa la situación, entre otras actividades.

En las últimas semanas, hemos visto la importante labor que tiene este organismo internacional al presentar información y recomendaciones sobre el COVID-19, tanto a instancias gubernamentales, el sector público y la sociedad civil. En los últimos días hemos visto una importante campaña por parte de la OMS que recomienda lavarse las manos con gel antibacterial o jabón y agua, al momento de toser o estornudar cubrir la boca y nariz con el codo flexionado o con un pañuelo de papel y lavarse inmediatamente las manos, evitar tocarse la cara para prevenir que el virus entre al cuerpo, mantener un mínimo de un metro de distancia con otras personas, quedarse en casa en caso de sentirse mal y seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias locales.

También hemos visto en estos meses que la OMS ha monitoreado la reacción de varios países frente a este coronavirus, en algunos ha considerado apropiadas las decisiones de ciertos gobiernos de actuar de manera preventiva y, en otros, ha criticado la decisión de apostar por la estrategia de la inmunidad de grupo con la idea de que de contagiarse buena parte de la población se crearía inmunidad, al poner a millones en riesgo de contagio y posibilidad de morir. Esta organización ya ha presentado una guía de operación para que los países mantengan servicios de salud esenciales durante la pandemia, para evitar un descuido a personas en peligro por otras enfermedades.

Durante esta crisis mundial, la OMS también ha llamado a que los gobiernos se ocupen de toda la población en cada país en las fases de prevención, pruebas y tratamientos. Se ha hecho énfasis en que debe considerarse el apoyo a gente de la tercera edad, a refugiados y otras personas vulnerables que habitan en los márgenes de muchas sociedades. El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus incluso ha llamado a los gobiernos a proveer protección económica a las personas que durante la pandemia no puedan trabajar y han perdido su ingreso económico, ahora cuando más necesitan comida, sanidad y servicios esenciales.

El 31 de marzo, la OMS junto con la Organización Internacional para las Migraciones y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, realizó un comunicado. En éste, se reconoció que todos somos vulnerables frente a esta crisis, pero que muchos refugiados, los desplazados por la fuerza, los apátridas y migrantes están en un mayor riesgo al encontrarse en campos, centros de recepción, refugios improvisados y asentamientos donde no tienen acceso a servicios de salud, agua potable y saneamiento. Tomando en cuenta las consecuencias letales del COVID 19, llamaron a que están personas sean liberadas de estos espacios y asegurarles acceso a servicios de salud en las respuestas nacionales. Estos organismos dejan claro en este comunicado que este coronavirus es una amenaza global para la humanidad y el enfoque debe ser preservar la vida de todas las personas, no importando el estatus migratorio.

Esta crisis global nos recuerda que necesitamos afianzar la cooperación para lograr la cobertura sanitaria universal en todos los países y evitar una mayor propagación de enfermedades. Es importante que los gobiernos consideren a todas las personas en sus respuestas nacionales ante el COVID 19, para lo cual es necesario que la gente tenga acceso a comida, agua potable, un techo y salud pública. Además, es importante asegurar la cooperación para la producción y distribución de productos médicos y la búsqueda científica de una vacuna, así como para realizar planes económicos que permitan la ayuda económica a las personas más vulnerables. Como señala el Director General de la OMS, “En el ojo de una tormenta como COVID19, las herramientas científicas y de salud pública son esenciales, pero también lo son la humildad y la amabilidad. Con solidaridad, humildad y asumiendo lo mejor el uno del otro, podemos- y lo haremos- sobrepasar esto juntos” (Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, 30 de marzo de 2020).

 

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