Las Ironías de la Vida en Plena Pandemia

Los Dados de Dios

*Los Infectados ya Sobrepasaron el Millón en el Mundo

*Sobre los que Sanaron Por qué? ¿Cómo? ¿Qué tomaron?

*Los Científicos Tienen la Palabra, los Médicos la Obra

*El Descuido de los Sistemas de Salud en el Orbe

Por Nidia Marín

¡Oh ironía! Este 7 de abril se celebra el Dia Mundial de la Salud, cuando una pandemia asola al mundo. La OMS antes del Covid-19 había planeado dedicar la fecha a la cobertura sanitaria universal. Hoy, en plena emergencia, no sabemos si permanece tal idea, aunque es necesario hacer conciencia.

En estos momentos, cuando los muertos se cuentan por miles, así como los infectados, es necesario profundizar en el conocimiento global de los más de 200,000 que se han recuperado. Urge una reunión para conocer lo que a cada uno de ellos lo salvó. México llevaba 35 recuperados al 30 de marzo. ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Qué tomaron? ¿Qué hicieron? ¿En qué entidades sucedió?

Eran en esos momentos 995 contagiados y 20 muertos, desde luego hoy seguramente las cifras son el doble.

Los científicos tienen la palabra… los médicos la obra…

¿Por qué nos sucede esto? Indudablemente hay un descuido en todo el mundo en materia de salud.

La propia Organización Mundial de la Salud lo advierte:

*Cerca de la mitad de la población mundial carece de acceso integral a los servicios sanitarios básicos.

*Cerca de 100 millones de personas se ven abocadas a la pobreza extrema (es decir, viven con US$ 1,90 al mes o menos) por tener que pagar los servicios de salud de su propio bolsillo.

*Más de 930 millones de personas (casi el 12% de la población mundial) gastan al menos un 10% de su presupuesto familiar para pagar los servicios de salud.

Ante tal situación todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas acordaron tratar de alcanzar la cobertura sanitaria universal a más tardar en 2030, en el marco de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Es un objetivo muy ambicioso, es cierto, porque se trata de la cobertura sanitaria universal (CSU), lo cual implica que todas las personas y comunidades reciban los servicios de salud que necesitan sin tener que pasar penurias financieras para pagarlos.

Abarca toda la gama de servicios de salud esenciales de calidad, desde la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos.

Dicha cobertura permite a todos acceder a servicios que atienden las causas más importantes de las enfermedades y la muerte, y asegura que la calidad de esos servicios sea suficientemente buena para mejorar la salud de las personas que los reciben.

Explican que proteger a las personas de las consecuencias financieras que puede tener el pago de los servicios de salud reduce el riesgo de que se empobrezcan a resultas de una enfermedad inesperada que exija la utilización de los ahorros de toda una vida, la venta de bienes o el recurso a préstamos, que pueden destruir su futuro y a menudo el de sus hijos.

Resaltan que la Cobertura Sanitaria Universal no implica la cobertura gratuita de todas las intervenciones sanitarias posibles, independientemente de su costo, ya que ningún país puede permitirse ofrecer todos los servicios gratuitamente de forma sostenible.

No se refiere únicamente a la financiación de la salud: abarca todos los componentes del sistema de salud, a saber, los sistemas de prestación de servicios de salud, el personal sanitario, las instalaciones sanitarias o las redes de comunicación, las tecnologías sanitarias, los sistemas de información, los mecanismos de garantía de la calidad, la gobernanza y la legislación.

Y además la cobertura no solo tiene por finalidad asegurar un conjunto de servicios de salud mínimos, sino también lograr la ampliación progresiva de la cobertura de los servicios de salud y de la protección financiera, conforme se disponga de más recursos.

Esta no solo engloba los servicios de tratamiento específicos, sino también incluye los servicios a la población como las campañas de salud pública, la adición de flúor al agua, el control de los lugares de reproducción de los mosquitos, entre otros.

Asimismo, comprende mucho más que solo la salud. Adoptar medidas para alcanzar la cobertura sanitaria universal equivale a adoptar medidas para lograr la equidad, las prioridades en materia de desarrollo y la inclusión y cohesión sociales.

Hacen notar que existen avances en varios países, pero en aquellos en que los servicios de salud son generalmente accesibles y asequibles, los gobiernos tienen cada vez más dificultades para responder a las crecientes necesidades sanitarias de su población y al aumento de los costos de los servicios de salud.

México, lamentablemente, desde la anterior pandemia del H1N1 hace 12 años vive en una crisis de su sistema de salud y de ahí que, como dice el IMCO “es el segundo país de la OCDE con el mayor porcentaje de gasto de bolsillo en salud”.

El gasto de bolsillo en enfermedades crónicas, añade, puede condicionar a una familia a caer en pobreza. Mientras que el gasto de bolsillo de los mexicanos es uno de los más altos en el mundo, el presupuesto de la Secretaría de Salud ha decrecido más del 20% en términos reales durante el sexenio (pasado).

Fátima Masse, escribió a mediados de junio del año pasado, para el Centro de Investigación en Política Pública (IMCO) que aunque entre 2018 y 2019 el presupuesto para salud aumentó 0.9%, México Evalúa “encontró que el Gobierno está gastando menos de lo aprobado para el primer trimestre. Destaca el subejercicio del 39% en fármacos y químicos, así como uno del 21% en servicios profesionales. Además, si se compara el gasto programado ejercido entre enero-marzo de 2019 contra el mismo periodo para 2018, la caída del 4.1% en la función salud contra el aumento del 6.7% en la función combustibles y energía es indignante”.

Indudable y desgraciadamente estaremos peor.

 

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