Media copa de jerez, pulque, rompope, sopa de tallarines, huevos fritos, arroz, salsa picante de chiltepiquín y frijoles, son los ingredientes que pidió Benito Juárez, en una nota de compra que escribió de su puño y letra el 16 de julio, dos días antes de su muerte.
No hay documentos claros de lo que comían nuestros héroes nacionales, todo se deduce de acuerdo con el contexto histórico de la época en la que se situaban, pero, en el caso del expresidente Benito Pablo Juárez García, sí existe un libro que explica con exactitud sus guisos favoritos, los cuales compartía con su familia en casa. La publicación se llama Gastos y Apuntes de Cocina de la Casa del Señor presidente de la República Don Benito Juárez. 1860-1870-1872.
De acuerdo con los apuntes hallados por el Dr. Sánchez Silva, del Instituto de Investigaciones en Humanidades, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, era muy común, como buen oaxaqueño, solicitar mole negro o chile relleno de picadillo en caldillo de tomate; aunque tampoco quedaban exentos el pescado, el pan, el helado y el chocolate.
La familia Juárez-Maza era de buen diente, en su alacena no faltaban las fuentes de proteínas como carne de puerco, conejo, venado, cordero, gallina, pollo y res. Eso sí, es importante destacar que estaban restringidos el uso de la mantequilla, el aceite y la pimienta, privilegiando la manteca para cocinar.
“Así es como los mexicanos podemos rendir este merecido homenaje al presidente (…) imaginando cómo sus banquetes eran amenizados por músicos y contertulios que daban a su digestión, el ritmo exacto para rememorar a su tierra natal en cada bocado”, menciona Rafael Ríos Chagolla, especialista en Lengua y Literatura Hispánicas.