Por Alberto F. Mena Mallén
Como mexicano he visto mucha información que se transmite por diversos medios de comunicación respecto al problema de la falta de medicamentos en los hospitales y he sido testigo –a través de lo que se publica-, con tristeza de los malos o peores momentos que pasan muchos ciudadanos que padecen esta carencia de medicinas para remediar muchos males, entre ellos el del cáncer, y particularmente el de los niños.
Al platicar con médicos del IMSS respecto a la falta de medicamentos en dicha institución, comentaron que a principios del presente año se les entregó un escrito donde se les señalaba cuáles medicinas no están, hasta ahora disponibles, o su cantidad es restringida para entregar a derechohabientes, mismas que a pesar de ello, como garantes de la salud de las familias, los recetan, aunque no haya en existencia en las farmacias de las clínicas y hospitales.
Lo anterior, causa que en muchas ocasiones el medicamento inexistente en las dependencia de salud haya que adquirirlo en forma privada y hay que decir que muchos tienen un elevado costo que, también, en muchas ocasiones no es viable para quienes no cuentan con una adecuada economía familiar.
En las farmacias señalan a los pacientes del Seguro Social que, por favor, se comuniquen a las mismas para conocer si ya fueron surtidas o no y poder hacer válida la receta que les entregó su médico familiar. Por lo regular, dicen, se pasa el tiempo y dicho medicamento nunca aparece en estos lugares.
Otro comentario que se presentó en la charla fue el de la creación del llamado INSABI. Argumentaron los galenos que si el Seguro Social, que se conforma por el gobierno, los patrones y los trabajadores (mismos que aportan los recursos a dicha institución), padece de desabasto además de médicos, de enfermeras y de asistentes, así como de insumos para poder atender con prontitud y adecuadamente a los pacientes, qué futuro tendrá el llamado Instituto de Salud para el Bienestar, que sólo operará con recursos del gobierno.
Imagínese, -dijeron-, cómo va a prestar atención. Si ahora que apenas se crea, padece de muchas cosas, de operatividad, de reglamentación, de personal, de medicamentos, de equipo médico y de insumos, y no hay para cuando se regularice esta situación. Todos los mexicanos, particularmente aquellos que no cuentan con una seguridad social, están en espera de que sea una realidad la afirmación del presidente López Obrador, en el sentido de que quiere que exista en México una seguridad social igual a la de los países del primer mundo. O por lo menos que esta atención sea igual a la que brindaba el Seguro Popular, que desaparecieron de un plumazo.
Aquí se ha dicho que el método que utiliza el primer mandatario de cambiar al país de un trancazo, sin atender a las consecuencias que ya se viven en la realidad, es fuertemente criticado y no por los “fifís” ni por sus oponentes, o la prensa de “mala leche”, sino por la misma ciudadanía que ha sido afectada de una u otra forma.
Se dijo en los comentarios que debió utilizar diversos procedimientos que generaran dicho cambio, pero sin afectar a terceros, lo que poco le importó al Peje al arrasar con todo aquello que oliera a corrupción. Se preguntan por qué no investigar dicha corrupción y castigarla y luego buscar la aplicación de sus políticas, tal vez, señalaron, por querer hacer las cosas con prisa y luego presumir que cumplía con sus promesas de campaña. Si hubiese actuado de otra manera, la misma ciudadanía lo apoyaría a realizar dicho cambio.
Otro ejemplo surgió en el ISSSTE, que tiene un menor número de derecho-habientes y que hasta hace poco, entregaba las medicinas recetadas por los médicos, pero ahora, ya comenzaron a escasear, lo que causa severas críticas hacia el gobierno, el cual dicen, debió haber hecho estimaciones de lo que podía generar la lucha contra la corrupción, dentro de lo que está el de centralizar la compra de los medicamentos, que hasta ahora se ha vuelto un tema de conversación entre la población, y no con diálogos positivos, sino en contra del Presidente López Obrador.
Un asunto más es el del tiempo en el que se atiende a los pacientes, ya que pasan semanas, incluso meses para agendar citas que, en muchos de los casos, no son de tanta urgencia, pero si no se atienden, causan que los males se agraven, por lo cual los pacientes buscan otros caminos dentro de la medicina privada, que resulta con elevados costos y que maltratan la economía familiar.
En los medios de información se pueden observar las noticias respecto a la falta de medicamentos y de recursos que permitan atender todos los problemas que surgen entre la población, como el de adquirir insumos para combatir enfermedades como el dengue, sika o el chikungunya, que van en aumento y que al parecer aumentarán porque se avecina la temporada de calor que es cuando suben los casos para estos males sociales.
A ello se agrega el recorte de presupuesto a las dependencias que tienen a su cargo el atender esta problemática, como el de la Dirección General de Epidemiología que recibió menos recursos para este año. Se señala en los medios de información que esta dependencia recibió un poco menos de 76 millones de pesos para el ejercicio del presente año, cuando su gasto de operación del año pasado fue de casi 200 millones de pesos, lo que repercutirá en sus labores.
Lo anterior contrasta con la petición de las autoridades mundiales en materia de salud que solicitaron mayor presupuesto para atender el asunto del Coronavirus, ya que es inminente su propagación a muchas zonas del planeta, enfermedad que se debe detener ya que, de lo contrario, afectará tanto a las poblaciones como a las economías de los países a dónde llegue este mal.
Se comenta que la nueva política de compra de medicamentos del Gobierno, que intenta eliminar a los intermediarios y la corrupción, trastocó las reglas del juego para distribuidores y laboratorios del sector farmacéutico. Empresarios del sector de la logística en materia de distribución de medicamentos, manifiestan su inconformidad por las políticas aplicadas por el actual gobierno federal, lo que ocasiona severos daños a sus negocios.
Incluso se quejan de la inseguridad que padecemos en todo el territorio nacional, al señalar que los vehículos que utilizan para la distribución son constantemente asaltados, por lo que tienen que buscar la manera de evitar estos hechos, con sistemas que permitan trabajar con cierta normalidad, pero que les generan gastos que va en contra de las economías de las mismas.
fermallen@gmail.com