Por Jesús Michel Narváez
Escuché con sumo interés la entrevista que le hizo el periodista Luis Cárdenas a la procuradora de la Defensa del Contribuyente, Diana Bernal. Y se me crisparon los cabellos porque, en efecto, este año el terrorismo fiscal estará en todo su apogeo.
Imagine usted que las remesas pagarán impuestos si quien envía el dinero no es el esposo de quien lo recibe. Para comprobar la relación tendrá que acudir a la oficina más cercana del SAT –que todo indica sí tiene y en todas partes del país- y exponer que su cónyuge se fue “de mojado” ante la imposibilidad de conseguir chamba en su país.
Si un padre o madre le entrega dinero a su hijo y no es dependiente directo, la suma que otorgue será objeto de impuestos.
Si usted le presta la tarjeta de crédito a un amigo, porque no tiene la del banco que acepta el negocio de seis meses sin intereses, será sujeto obligado ante la autoridad fiscal de demostrar que solamente prestó el plástico pero que la compra no la realizó.
El SAT, ahora con más dientes que los afilados dientes del tiburón, le exigirá a usted comprobar de dónde sacó dinero para, por ejemplo, irse de vacaciones y se gastó equis suma que no corresponde a sus ingresos.
Vaya, un préstamo personal, de papá, mamá, hermano o amigo y que sea depositado en una cuenta de cheques o en una tarjeta, es motivo de “indagatoria” por el SAT y lo obligará a mostrar el documento que avale el préstamo.
Diana Bernal fue muy explícita y se lo agradecemos los legos en impuestos.
Hay ejemplos que deben examinarse: Aquel administrador de un condominio y que mensualmente recibe el pago por mantenimiento, tendrá que abrir una cuenta de cheques a nombre de la asociación de Propietarios. No hacerlo implica que los ingresos que registra su cuenta bancaria son propios y no de una simple administración condominal.
Dice la titular de la PRODECOM que lo mismo ocurrirá con quienes realicen tandas, organicen bailes de fin de año o cumpleaños. Sugiere guardar todos los documentos, aunque no estén timbrados por el SAT para demostrar la inocencia.
Una afirmación que cala, es la de que para el Sistema de Administración Tributaria todos los causantes nos encuadramos en la “mala fe” no en el principio de inocencia.
Le decía hace un par de semanas cuando conocí que Raquel Buenrostro Sánchez sería nombrada Jefa del SAT que los evasores se pusieran a temblar. Es de mano dura en extremo. Lo que omití por desconocimiento es de lo que habla la señora Bernal.
Todos somos culpables, actuamos de mala fe y formamos parte de los conservadores –esto lo digo yo- por lo cual deberemos ser extremadamente cuidadosos con el manejo de los dineros que tengamos y hayamos obtenido de manera lícita.
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