Por Jesús Michel Narváez
Después de los dos incendios registrados el pasado diciembre en los mercados de San Cosme y La Merced y, que conste aquí se lo dije primero, que a causa de corto-circuitos causaron severos daños a los inmuebles, locales y mercancías, ahora la medida anunciada por la Secretaría de Desarrollo Económico tiene una meta: actualizar el reglamento de Mercados “porque no ha sufrido cambios en 4 años”, afirma el titular de la dependencia, Fadlala Akabani.
El tema de fondo no es el Reglamento sino las instalaciones eléctricas que están diseñadas para soportar cargas conforme a los planos de construcción. No queda claro si en las obras de remodelación –San Cosme y La Merced fueron reconstruidos en 2019- contaron con los peritos en electricidad y dieron su visto bueno, aunque conocieran que es hábito de los locatarios colgarse de las instalaciones oficiales o tener más aparatos de los que se estima en la carga.
Akabani señaló que el reglamento será cambiado e incluso habrá sanciones y el objetivo es prestar mayor atención al tema de Protección Civil.
Sí, es una medida correctiva acertada. Pero no resuelve el problema.
Lo primero que se tendría que hacer es revisar el cableado, el calibre que se utilizó y saber si es el establecido en los contratos de obra. Porque para nadie es un secreto que los contratistas sacrifican calidad por cantidad.
Sin duda, fortalecer los esquemas relacionados con Protección Civil, es un avance importante. Hay que considerar que a los mercados públicos acuden miles de consumidores todos los días y una conflagración también les puede tocar a ellos.
Sorprende que a casi 10 días de los incendios no se tengan los dictámenes técnicos, o al menos no se han dado a conocer, que revelen el origen de los mismos.
Y que hasta el momento se insista, como siempre, que se debieron a corto-circuitos, en ambos casos.
Aquí le comenté que por la forma en que ocurrieron, de noche cuando ya no hay operaciones y por consecuencia el uso de la energía eléctrica es mínimo, lo cual orilla al sospechosismo.
Queda la impresión de que hubo sabotaje. Nadie lo admite pero no hay pruebas en contrario que demuestren la validez de los cortos.
Hay que ir más allá de los reglamentos, las normas. Hay que revisar y con lupa si es necesario y con técnicos especializados y que no se presten a la corrupción. Las instalaciones no solamente de estos dos mercados sino de todos los que dependen del Gobierno de la Ciudad de México y también los privados, porque el tema está a la vista: corto-circuito, el vocablo que encuentran como respuesta a las interrogantes.
Hay que imaginar lo que pasaría si los incendios ocurren durante el día, cuando la gente está de compras. Los mercados no tienen señalamientos de salidas de emergencia, carecen de baños para los compradores, no se ven por ningún lado los extintores y tampoco tomas de siamesas de agua para que se conecten los bomberos. No hay cisternas ni luces de emergencia.
Se aplaude que se hable de tomar medidas con la Protección Civil por delante, pero se reclama claridad en las investigaciones de los incendios. Es lo menos que se puede pedir a la autoridad.
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