El Siglo XXI, Primeras Características

*El Tiempo en que EU Emergía Como Potencia Mundial

*El Asesinato del Archiduque y el Inicio de la Gran Guerra

*Y la Seguridad Internacional se Convirtió en Paradigma

*Lucha por el Agua, Desencanto Social, Hambre, Desnutrición

Por Ezequiel Gaytán

Hace exactamente un siglo, en noviembre de 1919, la sociedad europea iniciaba el repunte de los desastres de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos emergían como la primera potencia mundial militar y económica, África y Asia seguían bajo el yugo colonialista europeo y América Latina buscaba su propio camino en favor del progreso. Por su parte, México se convulsionaba en términos de la sucesión presidencial y, pese al obstáculo del presidente Carranza, Álvaro Obregón y el grupo Sonora se preparaban a fin de tomar el poder.

Son muchos los historiadores que dicen que el siglo XX empezó en junio de 1914 cuando un anarquista de nombre Gravilo Princip asesinó al archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, Bosnia y con eso se desató la Gran Guerra. También hoy en día algunos historiadores sostienen que el siglo XXI empezó el 11 de septiembre de 2001 con los atentados a las torres gemelas en Nueva York, pues desde entonces el concepto de la Seguridad Internacional se convirtió en el paradigma en contra del terrorismo y los estados occidentales han depurado sus sistemas de seguridad nacional.

Estoy de acuerdo con la idea de prevenir y combatir el terrorismo y también concuerdo con la idea de que el siglo actual enfrenta retos que nos incumben a toda la humanidad, pues la contaminación atmosférica, del suelo, el subsuelo y las aguas es altamente peligrosa. Aún más, el calentamiento global es una amenaza para la humanidad y los Estado Unidos, con su mentalmente limitado presidente, recién abandonaron el Acuerdo de París, cuyo marco es la Convención de las Naciones Unidas acerca del cambio climático a fin de reducir las emisiones de gases efecto invernadero.

Sin embargo, terrorismo, calentamiento global y contaminación no son las únicas tres características que fotografían las primeras dos décadas de este siglo. Veamos, también enfrentamos: 1) el problema del agua dulce para beber y la agricultura, con lo cual la premonición de que las próximas guerras serán por el preciado líquido parecen acercarse a la realidad. 2) Todo indica que también se están encubando otras guerras de religión que van más allá de la propuesta por el califato, me queda claro que en latino América y Europa se están radicalizando grupos de fanáticos y que se están codeando con las estructuras del poder político. 3) Se aprecia una juventud orillada a trabajar por honorarios, sin prestaciones de ley y orillada a aceptar bajos ingresos ante la falta de oportunidades laborales dignas. 4) El desencanto social debido a la confusión generada por la clase política de que democracia y liberalismo económico eran la fórmula para salir de la crisis es cada día mayor y es de esperarse que la próxima década siga fortaleciéndose el populismo. 5) La explosión demográfica y un número cada vez mayor de pobres sin oportunidades también caracteriza al siglo. 6) La corrupción de los gobiernos y su ineficacia para atender eficiente y eficazmente las demandas y necesidades sociales es, aunque usted no lo crea, otro gran asunto de la agenda mundial. 7) el hambre y la desnutrición son de altísima prioridad sobre todo en la niñez y poco se logra para disminuir el flagelo. 8) Habrá que atender las llamadas enfermedades de la pobreza que de acuerdo con los indicadores internacionales, apenas se aprecia una tasa descendiente. 9) La permanente violación a los Derechos Humanos en casi todo el mundo es otro tema de la agenda que está olvidado.

Me niego a seguir enlistando las características de los primeros veinte años de este siglo que, a decir de los catastrofistas, pudiese ser el último que vivamos. Es cierto que el mundo no se va a acabar, pero podrían cambiar algunas formas de vida como hoy las conocemos. De ahí que quienes escriban en noviembre del año 2119 (si sobrevive la humanidad y permanece la escritura) es que algunos optimistas recordamos que el maestro Edmundo O’Gorman decía que la historia tiene dos tiempos: los de convulsión y los de impasse y que no es posible entender los movimientos violentos sin comprender los actos que los fraguaron. Léase, estamos en tiempos de moderación (aunque no parezca) y el siglo XXI puede estallar como un volcán con graves dolencias. Por eso en lugar de buscar en el pasado las soluciones a los problemas actuales, busquemos propuestas de solución para el futuro. Todo empieza con un diagnóstico de la situación y su análisis. Por ende, profundicemos en entender que está pasando en el siglo XXI.

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