Los Tentáculos de la Delincuencia Cruzan Océanos y Mares del Mundo 

Tema Principal

*Establecen Acuerdos o Rompen Lanzas y… Matan

*Llevan más de Veinte Años de Actuar en la República

*Y También Aterra la Delincuencia Común Colombiana

*Urge se Lleve a Cabo una Limpieza de Malandrines

*También Modificar Convenios Firmados con Países

Por Nidia Marín

Coludidas con la delincuencia nacional o en plena rivalidad, las mafias, grupos delincuenciales y malandrines solitarios internacionales de cuatro continentes (América, Europa y Asia) actúan en nuestro país entusiastamente desde hace poco más de veinte años y colaboran para doblegar a México que, hoy, consumido por la inseguridad, debilitado por la ausencia de un programa claro en la materia y sin futuro cercano para resolverlo, tiene a sus ciudadanos postrados.

Son integrantes, entre otras, de las mafias: italiana (calabresa), china (alguna triada), japonesa, israelí, rusa, ucraniana, colombiana, venezolana y otras estadounidenses.

Aunado a ello, la espada de Damocles que pendía sobre México (de la que Misión Política advirtió hace cuatro años), y probablemente sobre Colombia, desde que en noviembre de 2012 México eliminó las visas entre dicha nación (concretado en 2015), Chile y Perú, los delincuentes comunes colombianos y mexicanos mantienen asolados a los dos países.

La idea era loable: la libre movilidad de personas. Por ello en el marco de la Alianza del Pacífico se constituyó el acuerdo para borrar las visas por lo menos para el turismo, pero los delincuentes tenían otros datos.

Efectivamente, todo iba de maravilla, como señalamos entonces, hasta que arribó la delincuencia para echarlo a perder, porque en la actualidad ladrones colombianos (seguramente también sus pares mexicanos viajan a dicho país) aprovechan la eliminación del requisito de visa por parte de México a nacionales de Colombia. Su permiso es para permanecer hasta 180 días en la República Mexicana. Tienen prohibido realizar actividades remuneradas, para lo cual tal vez el asalto no cuente, pero en la Ciudad de México traen asoleados a los capitalinos y sus autoridades.

Tres años después, en 2018 por ejemplo, en la capital del país fueron detenidas 258 personas de origen extranjero, de las cuales 134 eran colombianos, 30 venezolanos, 16 peruanos y 15 hondureños. ¿Los delitos? Básicamente robo a transeúntes, a casas habitación, a cuentahabientes, contra la salud y fraudes.

En Colombia estaban detenidos 32 mexicanos por narcotráfico, mientras varios enviados de los cárteles mexicanos adquirían fincas cocaleras aquí, allá y acullá. Llevaban adquiridas más de cien.

Hay quienes insisten, como lo hicieron en 2015, en que dicho acuerdo podría ser revisado, debido al evidente problema que representan estos malandrines, pero también están los expertos que precisan llevar a cabo mejores mecanismos de detección de pillos en el Aeropuerto, lo que resulta prácticamente imposible. Por otra parte, están las suposiciones acerca de que el mismo problema enfrentan Colombia, Perú y Chile con los delincuentes mexicanos.

LA DELINCUENCIA DE ALTOS VUELOS

Y junto a ello, el mes pasado saltó a la palestra la delincuencia de altos vuelos, la internacional (aunque lo nieguen), la de sálvese quien pueda que se exhibió y dejó asentado, con hechos, de lo que son capaces. De ahí los sucesos en la Plaza Artz Pedregal realizados por esa delincuencia agazapada de la que no se habla, pero que está presente y activa en la República Mexicana.

Mientras se despeja la duda de si los acontecimientos en aquella plaza fueron la consecuencia de divergencias entre la mafia Israelí y el Cártel Jalisco Nueva Generación u otro, o si en realidad se trató de un pleito entre mafias israelíes (de las cinco que abarcan la delincuencia en aquel país del Continente Asiático), dirimido en nuestro México, el asunto es grave porque exhibe la vulnerabilidad de la vigilancia en la Ciudad de México y la realidad de la delincuencia que opera en el país y su capital.

Se trata de un asunto que, de acuerdo con los especialistas, inició a finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, cuando el crimen organizado se convirtió en un problema de política internacional.

Desde 2011, la revista Contralínea publicó la existencia de nexos entre los cárteles mexicanos y las mafias italiana, peruana e hindú para el trasiego de drogas, además de considerar que “la mafia mexicana es una de las tres más importantes del crimen organizado trasnacional”.

Además, Voltaire Net org señaló en 2007 que esos mexicanos estaban aliados con delincuentes de 12 países de América Latina, Europa y Asia. (Edgardo Buscaglia, experto en seguridad indicó que al menos 18 países tienen presencia criminal en la República).

Alertaron de que en México operaban, además, las mafias: rusa, ucraniana, chechena, armenia, lituana, serbia, húngara y croata. ¿Dónde? Afirmaron que en Quintana Roo, aunque se movían desde Baja California. Dijeron que la Interpol lo sabía. Existe la operación de las triadas chinas sobre todo en los puertos mexicanos, además de que como señalaron Emmanuel Gallardo y Abigaíl Cruz en 2017 en El Sol de México:

“Los narcotraficantes mexicanos son ayudados por organizaciones chinas que tienen base en la Ciudad de México para lavar el dinero que obtienen por la venta de drogas en todo el mundo.

“Al presentar su Evaluación Nacional sobre la Amenaza de las Drogas para el año 2017, la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), informó que los grupos chinos cuentan con células en las principales capitales del mundo, como Nueva York y Los Ángeles, las cuales reciben dinero en efectivo que pueden pagar en la capital mexicana el mismo día, a cambio de una tarifa establecida”.

Apenas el pasado febrero en el conversatorio “Panorama Actual y Prospectiva de la Delincuencia Organizada y su Combate desde el Estado de Derecho”, organizado por el Instituto Nacional de Estudios Superiores en Derecho Penal, se precisó: “Y México requiere de una antimafia no sólo de criminales, es un asunto social, de todos, en el que no debe haber ni fiscales, ni policías ni madres de familia en soledad, de ahí la importancia de la compasión”.

Lo señaló Felipe Casson ex fiscal de Venecia y senador de la República Italiana, mientras Fernando Dalla Chiesa, catedrático de la Universidad de Milán, así como presidente de Libera, la agrupación antimafia más grande del mundo apeló a la necesidad de que los países inviertan en las universidades para combatir el crimen organizado.

A su vez Ignacio Morales Lechuga, el ex procurador general de la República de México, consideró que debiera haber una legislación supra-nacional, para evitar paraísos de protección a narcotraficantes y delincuencia organizada.

Posteriormente en mayo, en el Instituto Matías Romero, se efectuó otro evento similar donde el Subsecretario para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Miguel Ruiz Cabañas; el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando; el Ex presidente de la Comisión Parlamentaria Antimafia en Italia, Francesco Forgione y el Representante de UNODC en México, Antonino De Leo expusieron sus puntos de vista.

Y ante la pregunta: ¿cuál debería ser el papel de las instituciones mexicanas?, tomando el ejemplo de las procuradurías antimafia y las policías locales que existen en Italia, el representante de UNODC en México, Antonino De Leo, mencionó el modelo de Palermo como ejemplo de ir más allá en la lucha anti mafia y abordar cada una de las partes del modelo mafioso de manera integral, reconoció y valoró la transformación de Palermo como sinónimo de crimen organizado y corrupción a símbolo de la cultura de la legalidad y de la inclusión.

FRONTERAS FILTRABLES Y PAÍS MUY APETITOSO

Es tal, pues, el problema en la materia en México (que al parecer nadie en el gobierno quiere ver y mucho menos admitir), sobre la porosidad de nuestras fronteras, que actualmente podría estar en nuestro país Rocco Morabito (pariente de Giuseppe Morabito, líder de la N’Dranguetha), el calabrés que en 2017 fue detenido en Uruguay, pero escapó el pasado 22 de julio.

Y tenemos otros miles a nivel de pandillas, como por ejemplo los que sí “laboran” en la República: los “Maras”, “La 18” y otras, ligadas también al crimen organizado internacional, además de nuestro ramillete de 10 cárteles (y decenas grupos mexicanos, como el de Santa Rosa de Lima): Del Pacífico, Jalisco Nueva Generación, Arellano Félix, Familia Michoacana, Carrillo Fuentes, Beltrán Leyva, Los Zeta, del Golfo y Caballeros Templarios.

Ante tal situación urge que en México se reactiven y modernicen las agencias de inteligencia (había varias) que llevaban  a cabo trabajo internacional y nacional o de otra manera nuestro país seguirá condenado a ser presa de los propios y los ajenos.

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