Por Jesús Michel Narváez
Este sábado inicia el segundo periodo ordinario de la LXVI legislatura que. Entre sus prioridades, está la aprobación de la reforma a las leyes del Infonavit y Federal de Trabajo.
Si bien el coordinador de la bancada de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados ha sostenido que la composición de los órganos de gobierno del Infonavit permanecerá paritaria y equidad, es decir, el mismo número de integrantes de las tres partes, gobierno, sindicatos y empresarios, surge una terrible inquietud entre la clase trabajadora: la recuperación de casas y departamentos abandonados a los que les darán su mano de gato para ¡rentarlas! … a los trabajadores.
Quizá la “recuperación” de los inmuebles se justifique en virtud de estar abandonados o bien quienes los adquirieron dejaron de pagar por diversas razones, incluida la del desempleo y, sin embargo, en el dictamen de la Cámara de Diputados, que reforma la minuta del Senado de la República, no toca ni por asomo qué pasa con el dinero que pagaron los trabajadores durante el tiempo que habitaron las que con el correr de muchos años, tres décadas, serían de su propiedad.
Se entiende y tiene lógica que en lugar de seguir permitiendo el deterioro de los inmuebles se recuperen y se arrienden a los trabajadores en un alquiler que no rebasará el 30 por ciento de sus ingresos. Pero, el perverso, pero aparece y evidencia que, por lo menos hasta ahora por lo conocido, no está previsto retornarle a los trabajadores parte, cuando menos, de lo que pagaron mientras habitaron el inmueble.
Para la diputada del PVEM, Gabriela Benavides, el dictamen aprobado en comisiones, es “noble y bondadoso” y dará oportunidad a quienes quieran rentar con miras a comprar, de iniciar el camino que conduce a la escritura que otorga la propiedad.
No explica la legisladora cómo pasarían de ser arrendatarios a propietarios, probablemente porque no está incluido en el texto del dictamen.
De lo que se puede estar seguro, afirma la diputada federal, es que el Infonavit tendrá su propia constructora y será la instancia que edifique la nueva era de departamentos y casas. Se construirán con el fondo con que cuenta el organismo y que alcanza la nada despreciable suma de 2.4 billones de pesos.
Dice la congresista Benavides que, con la empresa de construcción del Infonavit, los constructores podrán realizar compras consolidadas con lo que se abaratará la edificación de nuevas viviendas.
Todo está aderezado con olor y sabor de exquisitez culinaria, aunque se trata de arena, grava, cemento, ladrillos, tubos de PVC, cableado del 14 -en cualquier momento se quema-, olor a thinner, frías losetas de mosaico y azulejo. Ah, marcos de ventanas de aluminio, cristales de 5 milímetros, puertas de aglomerado y muebles de baño de los de ofertota.
Un programa ambicioso el de construir un millón de vivienda para los trabajadores, que hasta ahora no se conoce qué tipo de departamentos, cuántos en cada torre, y la ubicación.
Doña Gabriela explica que, aprobada las reformas a las leyes respectivas, los gobiernos de los Estados, los Ayuntamientos y las Alcaldías de la Ciudad de México, podrán iniciar la búsqueda de predios en dónde edificar las viviendas, lo cual abaratará la adquisición de los mismos. Eso está por verse, pero la cuatroté cuenta con el bolsón de buenas intenciones.
Sería saludable para la sociedad, especialmente de los trabajadores que ahorran en el Infonavit, conoce qué tipo de “palomares” y “condominios horizontales” se tiene previsto en el millón de nuevas viviendas. Y de las abandonadas, unas 14 mil en todo el país -nada, en verdad- ¿qué se hará para que sean habitables?
Ya comenzaremos a abrir los ojos y despertar las neuronas para darnos cuante de qué está hecho el “nuevo Infonavit” y con qué se acompañará, mientras el chef sea el personaje que destrozó la industria petrolera mexicana.
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(Punto de visa)
