Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, registra que en el sexenio de Manuel Velasco se cometieron tres mil 300 muertes violentas y con Rutilio Escandón fueron 7 mil 126.
La herencia que recibe por voluntad de los chiapanecos el nuevo gobernador, Eduardo Ramírez, no es para festejar sino para alarmar.
El sucesor encuentra su tierra natal con secuestros, presencia del crimen organizado en gran parte de su territorio, casi tres mil desaparecidos, conflictos políticos, agrarios y una deuda pública de más de 12 mil millones de pesos.
Y con los datos duros, la presidenta mexicana lo premia invitándolo al gabinete.
¿A dónde ira?
Seguro que no será parte de la escolta “legal” asignada al antecesor presidente, ubicada en territorio chiapaneco.
Resulta inaceptable que con datos oficiales se demuestra la incapacidad del exmandatario y aún así se incorporará al gobierno federal a invitación expresa.
Hay versiones surgidas de la nada o de mucha información, en las que se señala que el que no se ha ido solicitó a la sucesora incorporar a los exgobernadores de Veracruz y Chiapas, “por el excelente trabajo realizado durante seis años”.
Por supuesto que hicieron un gran trabajo: coaccionar el voto en las elecciones presidenciales de este 2024.
Porque, en cuanto a seguridad, atención médica, generación de empleos, desarrollo económico, educación, salen debiendo y por la importancia de las acciones lo correcto sería investigarlos y si son inocentes, premiarlos, pero ¿y qué tal si son responsables de desvíos financieros, colusión con el crimen organizado?
Incorporarlos es la muestra más clara que en Morena y en la mente de su creador, se permite todo. La corrupción, la falta de gobernanza, ausencia del estado de derecho, persecuciones de adversarios políticos, de empresarios “evasores de impuestos”, dirigentes sindicales, estudiantiles y de organizaciones civiles.
Y ¡no pasa nada!
Todo lo que se dice, se publica, se investiga, se comprueba al consultar datos de entidades oficiales, es “invento de la prensa amarillista”.
Lo que antes se decía en las mañaneras, se replica a pie juntillas y conduce a la suposición de que la presidenta tiene el cargo prestado y actúa conforme le dicta, no su conciencia ni sus conocimientos, su mentor.
Los casos de Cuitláhuac García y Rutilio Escandón de escándalo. Bueno sería que el equipo de confianza de la presidenta -si cuenta con él- realizará la indagatoria, no judicial, y conocieran de vida voz lo que opinan veracruzanos y chiapanecos.
Quizá se sorprendan si deciden romper las cadenas de la manipulación informativa y rinden un informe veraz.
Será asunto de la presidenta si lo considera válido para retractarse de la invitación formulada o, en su defecto, cambia de personal para que rindan informes conforme a la “mística” de Morena: no mentir, no engañar y no robar.
Llega el momento de tomar decisiones que, en efecto, respondan a las promesas y palabras cotidianas. Nadie podría desconocer que, en Sinaloa, Culiacán en específico, la violencia ha superado la “cotidianidad” y en Tabasco y Chiapas, al igual que en Guerrero y Michoacán; Sonora, Nuevo León, Baja California, Nayarit y Colima no escapan al escrutinio y las malas noticias es que la realidad supera el optimismo presidencial, aunque sostenga que el “pueblo nos ordena cómo gobernar”.
Es seguro que los chiapanecos y veracruzanos no votaron para que sus exgobernadores tengan protección presidencial y para que no se les toque con la espina del rosal y caminen por las calles con sus nutridas escoltas burlándose de los señalamientos y acusaciones que se formulan diariamente.
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