Por Edmundo Cázarez C.
-Primera de dos partes-
Irma Consuelo Cielo Serrano Castro, mejor conocida como Irma Serrano “La Tigresa”, una muy destacada cantante, atrevida y controvertida actriz de cine, teatro y televisión, quien supo consagrarse como una de las intérpretes más populares de la música ranchera en los años 60`s y 70`s, combinando de manera simultánea, una brillante actividad cinematográfica en poco más de 25 películas que se convirtieron un éxito de taquilla, entre las que destacan “Santo contra los Zombis”, “Gabino Barrera”, “La Martina”, “La Tigresa”, “Noches de Cabaret” y “Naná”, por citar algunas. El próximo lunes 9 de diciembre de este incierto 2024, estaría cumpliendo 91 años de una vida de escándalos, pero, también, un merecido éxito a su incansable actividad artística como protagonista de candentes obras teatrales, en donde se le consideraba símbolo sexual, tales como “Naná”, “Una Dama de las Camelias”, “Oh, ¡Calcuta!” y “Lucrecia Borgia”, entre otras más.
La también ex senadora y diputada federal por su natal Chiapas, en la entrevista exclusiva que me concedió la tarde del lunes 4 de octubre de 1999, en su famosa “Pagoda China”, que estaba ubicada en las Lomas de Chapultepec, y que hoy, comparto con usted estimado lector, me aseguraba que la curul que había ocupado en el Senado de la República, no se la había ganado en la cama, pues le representó mucho trabajo, inclusive, casi le costaba la vida, porque en tres ocasiones intentaron asesinarla, una de ellas, fue cuando Patrocinio González Garrido, era el Secretario de Gobernación.
A distancia de 25 años, es mi deseo compartirla con usted, estimado lector, de manera íntegra y sin limitaciones de espacio, con lujo de detalles y una serie de anécdotas que surgieron durante el desarrollo de esta interesante y divertida entrevista exclusiva, con el sello que “La Tigresa”, le imprimía a cada una de sus conversaciones, es decir, “A Calzón quitado y sin pelos en la lengua”
Como si se tratara de la película “Madonna en la Cama”, esta interesante conversación tuvo que llevarse a cabo en el lecho de la otra hora cantante de ranchero, quien inmortalizara el personaje de “La Martina”. Y es que, para la ex Senadora de la República por su natal Chiapas, resultaba imposible realizarla en otro lugar, debido a un fuerte dolor en la pierna derecha, motivo por el cual, me invitó sumergirme a la intimidad de su cama, siendo celosamente vigilados por una decena de pequeños perros de todos colores, pertenecientes a la raza pequinés, los cuales, no se separaron de su dueña ni un solo instante. Enfundada en una fina bata de seda casi transparente, lo que me permitió poder admirar su delicada figura.
“Me va a perdonar usted, pero este pinche dolor de pierna no me deja mover”, exclama un tanto preocupada a manera de justificación, la famosa “Tigresa” “Así es que se me quita su saco, camisa, corbata, pantalón y se mete conmigo a la cama en bóxer, y, así, platicamos más sabroso y con toda la confianza” Totalmente sorprendido por lo que acababa de escuchar, proveniente de los labios de una gran estrella del cine y teatro nacional en la década de los 70`s, y excelente intérprete de la música vernácula, me quedé totalmente frio y sin saber qué decir. Mi compañera fotógrafa Lilia Hernández, haciéndome un guiño con el ojo derecho, me susurra al oído “Rífatela chaparrito, tú puedes”
Durante poco más de dos horas que tuvo a bien concederme, la lente de la cámara fotográfica de mi compañera Lilia Hernández, guardaba fielmente el registro de esta singular entrevista.
“Antes de que empecemos la entrevista y para que se sientan más en confianza, ¿me permiten que les ofrezca algo de beber a usted y a su compañerita fotógrafa? ¡Por favor, tráiganles un cafecito y un cogñac para que entren en calorcito” -Le ordena a una de las dos mujeres que le atienden y sirven en su casa-
Su ronca y aguardientosa voz retumbaba en la amplia recámara que nos transportaba a la época de Luis XV, finamente decorada, predominando el color rojo intenso de sus cortinas de terciopelo, así como fabulosas alfombras y tapetes persas que combinaban a la perfección, con las terminaciones en dorado de las atractivas columnas de cantera rosa que resguardaban su enorme y confortable cama. En las paredes adyacentes, resaltaban espectaculares pinturas al óleo, en donde se le podía observar totalmente desnuda, cuando interpretó exitosamente la obra de teatro Cleopatra, imprimiéndole al lugar, un toque de erótica majestuosidad. A los costados de su cama, decenas de estatuillas de Ángeles, Arcángeles y Diosas del Nilo de muy diversos tamaños, materiales y colores, mudos testigos de lo que ocurrió durante el desarrollo de una entrevista “exclusiva”, que jamás podré olvidar en mi vida, al lado de una enorme y espectacular mujer… ¡y debajo de las sábanas!!
-Doña Irma, con el respeto que me merece… A lo Mero Macho ¿Se siente parte de esta enorme galería, viviendo rodeada de tantos lujos? ¿Siempre ambicionó esto?
-Antes que nada, quiero agradecerle su visita y que haya aceptado compartir conmigo, la intimidad de mi cama. Respondiendo a su pregunta, todo lo que ambicionaba en mi vida, fue a partir de mi salida de las haciendas de mi madre y empezamos a pensar…. Mmm… Que digo, pensamos… ¡Bah!!, esto me suena muy pedante de mi parte.
– ¿Su mamá o usted?
-Tiene razón, mi mamá pensó venirse de Chiapas a México, pero más que eso, fue un desencanto…
– ¿Reniega la cruz de su parroquia?
-Es que, creo que hubiera estado más completa e identificada si me hubiera casado con un ranchero chiapaneco…
-…Perdone que le interrumpa… ¡Los “hubiera”, no existen!!
– ¡Óigame!!… ¿Así será toda la entrevista?
-Usted marcó el rumbo de la entrevista, me obligó sumergirme en su cama, además, no es mi deseo hacerle perder su tiempo…
– ¡Vaya que me salió cabroncito!! Está bien… ¡vamos a ver de qué cuero salen más correas!!
– ¿Arrepentida de vivir en la Ciudad de México? ¡Aquí, es donde ha hecho su fortuna!!
-Es que soy muy arraigada a las costumbres de allá. Ese, es uno de los principales problemas de los chapanecos que se arraigan mucho a sus costumbres, a sus tradiciones, a sus dichos y su forma de vida…
-Nada es para siempre…
-Siento que mi llegada a la Ciudad de México estuvo acompañada de una serie de complejos y situaciones propias de los provincianos…
-Esas, son debilidades de la gente sin educación, pero usted, lleva un buen camino andado en el medio artístico, y ahora, hasta en la política…
-Es que soy muy huraña… parece mentira ¿verdad? Déjeme confesarle que realmente soy muy ignorante y hasta muy apartada, es decir, no me gusta convivir con la gente.
-Ahora resulta…
-Creo que el destino se equivocó conmigo. Soy totalmente casera y me encanta estar metida en mis cosas.
– ¿No es de aquí ni de allá?
-Es que me cambio de casa en casa… ¡y ya, tengo cinco!! Me voy al departamento de Polanco, pero no me gusta mucho porque tiene el techo muy bajito y me siento un tanto asfixiante.
-Lo que se dice de usted en la calle, la imagen que hay de su persona, es que anda metida en el relajo, la frivolidad y todo eso…
– ¡Sí!!, todo el mundo piensa eso…
– ¿Y a poco no es cierto? Dice el refrán que cuando el rio suena…
-Todos creen que he tenido una vida así de pachangas, y lo más curioso… ¡es que nunca voy a fiestas!!
– ¿Se da golpes de pecho?
-Es que, una, no es ninguna…
-Pero ¿qué tal antes, con su amigo el expresidente Diaz Ordaz y cuando usted era una gran artista?
-A las únicas fiestas que iba, eran las que organizaba Chucho Arroyo.
– ¿A poco no se echaba unas tequilitas?
-No, la verdad es que no. Nada más me la pasaba viendo el “chou”, estaba bien apartada del cotorreo.
– ¿Con quiénes se sentaba a disfrutar del “chou”, como dice?
-Con las gentes que me hicieron el favor de brindarme su amistad, como lo fue mi comadre Lucha Villa, que ojalá esté bien de salud. Verónica Castro y Bertha Cuevas. Son personas que siempre han estado muy apegadas a mí, ellas, eran las que me buscaban, pero no yo.
–No me diga que es muy tímida…. Ahora resulta que “La Tigresa”, es una inofensiva gatita
-Aunque no me lo crea, soy muy tímida…
-Ja, ja, ja ¿Después que me invitó meterme con usted a la cama y en bóxer?
-Aunque no me lo crea, soy absolutamente introvertida, total, ¡Soy una masacre de sentimientos!!
– ¿Se siente más auténtica actuando, que siendo usted misma en la vida real?
-Es que necesitan decirme que es trabajo, para que reaccione con la violencia de la que soy capaz demostrar, cuando estoy defendiendo lo que creo.
– ¿Una Irma Serrano perdida en el laberinto de la vida?
-Siento que hubo una desintegración de mi persona y de lo que iba a ser, vivir de otra forma. Vamos, como que me arrancaron como una zanahoria.
– ¿Posee traumas infantiles o recibió un exceso de mimos y cuidados?
– ¡Ah chinga!!, está seguro que usted es reportero o un sicólogo muy cabrón?
-A ver, a ver, el que vino hacer la preguntas soy yo…
– ¡Es que me pone nerviosa…!!
-Déjese de cosas, ¿posee traumas infantiles?
– ¡No!!, fíjese que no. Aunque mi papá me mimó mucho, para él, todo tenía solución.
. ¿Cómo era su padre?
-Mi padre fue un indígena zoque muy preparado. Tenía cinco títulos profesionales: Profesor en Filosofía, poeta, abogado, periodista y astrólogo. No cabe duda, un hombre muy estudioso. Le llamaban el “Chanti Serrano” Era muy querido y excesivamente pacífico…
– ¿Y su mamá?
-Uta… ¡Era dinamita pura!!, nervio puro y hasta nieta de Belisario Domínguez. No me explico cómo fue que se casaron, siendo dos polos totalmente opuestos.
– ¿Se peleaban mucho?
-Me acuerdo cómo le gritaba mi mamá: ¡Mira nada más lo que estás haciendo de tu hija, una niña floja que todo el día se la pasa echadota en la hamaca!!
– ¿Y su papá que hacía?
-Le contestaba: “Dejadla Flor de María, es que Irmita está “meditando” Ja, ja, ja… ¡Mi papá era a toda madre!!
– ¿Por qué lo sobreprotegía?
-La cosa no era así, sino es que nací con un problema muy serio en los pies, son demasiados pequeños, un padecimiento al que le llaman “Morton”, que produce un dolor terrible.
– ¿A eso se debe su pasividad?
– ¡Exacto!! Como que voy acumulando energía, pero cuando salto, es con exabruptos tremendos y horrendos, propios de una loca furiosa, vamos, como la piedrita que llenó el buche.
– ¿Ni guerra ni paz?
-Exacto, soy las dos cosas. La paz total o la mujer exaltada y capaz de expresar la peor barbaridad. ¡Eso sí!!, siempre con la verdad, aunque pueda estar equivocada, pero mi verdad es cierta.
– ¿Y cuál es su verdad?
-Lo que he dicho o he dejado de ser artista. Escritora o cantante. Lo canalicé a través de canciones con media hora de política.
– ¿De dónde viene su tendencia por la política?
-Soy política sin serlo, es decir, arriesgo la trayectoria por decir mi verdad. Me ofusco y digo lo que estoy pensando.
– ¿Esté quien esté?
– ¡Me vale madre si delante de mí, está el propio presidente de la República, mucho menos, no me importa cuando insulto o amenazo a un diputado o senador! No me importa si tengo que agarrarme a jitomatazos en la Merced. ¡No me importa nada!!
– ¿Quién le entiende, hace rato me decía que era huraña y hasta tímida?
– ¡Órale!!, ¿usted también se me va a poner al pedo?… ¡No me provoque porque lo tengo en mis dominios y debajo de mis sábanas!!
– ¿En dónde queda su investidura de senadora?
-El cargo de senadora… ¡Me vale madre!! Ya le dije que no me importa nada.
-A lo mero macho, ¿qué siente ser senadora?
-Con ser senadora, no siento ni madres, ni tampoco siento ningún cambio, mucho menos, me emociono ni bailo de gusto.
– ¿Por qué senadora?
-Luché por ser Senadora y lo logré, pero no es nada del otro mundo.
– ¿No le parece que es demasiado ambiciosa?
-No sé si sea demasiado ambiciosa o humilde… ¡no lo sé!! Pienso en las diferentes épocas vividas y no me las vuelvo a poner, sino que ahí se quedan.
-Esto me obliga a preguntarle… A lo Mero Macho, ¿Cómo define a Irma Serrano?
– ¡Madres!! La defino como una mujer solitaria o frustrante, pero muy cabrona…
-Hace rato me dijo, repetidamente que era tímida ¿Por qué diablos se contradice?
-Cuando siento que algo me está tocando el amor propio de hembra, es ahí, cuando salto y peleo.
– ¿Pelea contra Irma Serrano?
-Peleo mucho por los derechos de la mujer, porque siento que debe buscar un compañero y no ser esclava de un esposo, de los hijos ni de nadie…
– ¿Le hubiera gustado ser la esposa de Gustavo Diaz Ordaz?
-Don Gustavo me decía que era una chamaca frustrante y cabrona. Siempre me decía “niña” y decía una y otra vez: “Irma Serrano se apodera y frustra”
– ¿Y no fue así?
-Algo hubo de eso, tal vez, lo decía inconscientemente
– ¿Me da entender que a Don Gustavo se le iba el avión?
-Era muy querendón y se clavaba gacho.
-Para usted ¿Quién demonios es Irma Serrano?
-Si yo le dijera que no es feliz del todo, pero tampoco infeliz. Soy una gente que jamás ha sentido esa felicidad de tocar el techo con la cabeza y alocarme.
-No me decía que se esfuerza por alcanzar sus logros ¿Eso, no la hace feliz?
-Lo que logro, hago de cuenta que me lo merecía y más todavía. Pero si no lo logro, ya vendrá algo del destino que me lo compense.
– ¿Qué le gusta más, perder o ganar?
-No me gusta perder ni ganar, porque no soy una jugadora. Es por eso, tal vez, sea ese poco cuidado que pongo en los destinos que me va presentando la vida.
-Insisto, ¿cómo le cae Irma Serrano?
-Ni siquiera se cae bien… ¡Se cae de la chingada!!, pero le gusta mucho que la gente le prodigue afecto y cariño, vamos, que la aprecien.
– ¿Y si no lo hacen?
-Es cuando agrede o le es indiferente, es más, ni los toma en cuenta o es como si no existieran.
– ¿No le parece que Irma Serrano, como que está pasando de largo por la vida?
-Siempre he sido así. Nunca he tenido un amor que me haya arrastrado o que me pisen las pestañas postizas. ¡Dale tres vueltas a mi cuello, pero no me dejes!!
– ¿Fue muy aplicada en la escuela o una verdadera “burrita”?
-Mire Edmundo… ¿Qué le puedo decir? Tuve la suerte de ser hija de una mujer acaudalada y llena de haciendas. No tuve la necesidad de ir a una escuela porque eran los maestros quienes iban a las haciendas a darme clases.
– ¿Recuerda alguno de ellos?
-Tuve uno muy mentado, porque lo consideraban como muy sabio o algo así, don Enriquito Coello, me preparó tanto, que después y cuando había la necesidad de presentar examen, me pasaban de segundo a quinto año.
– ¿Una niña privilegiada?
-Creo que heredé de mi madre una inteligencia muy natural, porque no tengo muy buena memoria.
– ¿Cómo es posible que una senadora de la República reconozca que no tiene buena memoria?
-Como que no me interesa aprenderme ciertas normativas de la vida, es más, ni siquiera de nuestro propio idioma, y que es tan bello.
– ¿Y cómo es posible que escribe un libro y hasta compone poesías?
-A pesar de eso, hago poesías que me vienen a la cabeza con palabras muy “rebumbantes.
– ¿Entonces, no cree firmemente ni en lo que escribe?
-Normalmente, creo que el extracto y las pocas palabras son muy importantes. Me choca una gente que habla, habla y habla. Me desespera porque, al final de cuentas, no dice ni madres, mucho menos, se le entiende.
– ¿Eso, es precisamente lo que más hay en el Congreso o no?
-Me ponen rete nerviosa y les grito que vayan al grano de las cosas.
– ¿Qué piensa de México?
-Que hubiera como mil Serranos como yo, para hacer un cambio terrible y hacerle entender a la mujer que tenemos muchas capacidades para vivir una vida propia y no ser siempre madres o vivir como esclavas de un pinche marido.
– ¿Quiere decir que la mujer mexicana vive pegada a la férula paternal?
– ¡Ah, chingá!! Explíqueme como está eso…
-A lo mero macho, ¿no me entiende o no quiere entender?
-No es que la mujer mexicana tenga malos padres, sino que es una muy mala educación de tantos siglos combinada con otra que no se ha podido erradicar, como desprecian a las mujeres indígenas.
-Las mujeres indígenas están condenadas a no salir de su comunidad para superarse?
-Es que las pobres mujeres indígenas llevan leña cargando en las espaldas a cuestas, y todavía, al niño trepado hasta arriba de leña, junto al almuerzo del marido, caminando kilómetros y kilómetros como burro para buscar al marido y lo encuentra muy quitado de la pena, con un machete en la mano… ¡Esas son chingaderas!!
– ¿Acostumbradas y hasta resignadas a seguir viviendo bajo cierta esclavitud?
-Eso, es precisamente lo que quisiera sacudirles de la cabeza. No entiendo por qué la mujer indígena mexicana es tan tonta. Debe entender, que ella, es dueña de su propia vida, solitaria o no solitaria. Además, no pueden tener hijos como si fueran perritos o conejos.
-Usted no tuvo hijos ¿Qué opina de niñas de 12 años, madres solteras?
-En efecto, yo no tuve hijos…
– ¿Por qué no quiso tenerlos?
-Simplemente, nunca los quise tener. Jamás anhelé tener un hijo.
– ¿Eso quiere decir que no se realizó plenamente como mujer…?
-Soy un espíritu totalmente libre. Nunca quise cargar con esa carga ni esa cadena.
– ¿Una simple máquina de hacer el amor?
– ¡No, tampoco soy una prostituta!! Para mí, es tan importante la vida. Sufro con mis perritos. Que si llueve. Que si ya les dieron de comer… ¡Imagínese con un hijo!! ¡Qué horror!!
-Sería su compañero en todas sus giras y presentaciones…
– ¡Dios me libre!! Ya me imagino cantando La Martina y con el chamaco amarrado con un rebozo a la espalda… ¡Por supuesto que no se lo iba a confiar a nadie!!
– ¿Desconfiada de sí misma?
-Digamos que soy mucho muy celosa. Un ser humano merece cariño, educación y atención muy especial en el aspecto moral y sentimental. Además, no se puede dejar nada más así a un hijo, para que sea la propia naturaleza quien se encargue de él.
– ¿Una especie de un moderno Tarzán?
– ¡De ninguna manera!!, sino que debe existir una moral con raíces muy sólidas, eso, es algo muy, pero muy importante para mí.
– ¿Cómo me puede hablar de moral, si de usted, se dicen miles de cosas…?
-De mí, se dicen miles de mitos y patrañas. Dejo que ladren los perros y hasta les doy cuerda en su momento….
– ¿Será cuando le conviene…?
-Bueno, sí, y cuando me conviene. La verdad, se me pasó la mano, he vivido una vida muy íntima.
– ¿Íntima para quién?
-De estar en una casa encerrada. De no salir en las noches. Ya le dije que no me gustan las pachangas.
-Bueno, entiendo perfectamente que usted, ya no está para esos “trotes…”
-En efecto, me gustan mucho las antigüedades, ya lo habrá notado -lo dice señalando la infinidad de cuadros y objetos de colección, y agrega-: Esas cosas, ya forman parte de mi ser.
– ¿Qué le motiva esa cierta valentía para enfrentar y agredir a todos?
-No es que sea valiente. Como decía mi mamá: ¡Estoy loca!!…
-… ¿A lo mero macho?
-Hay algo de eso. La inconciencia absoluta. Lo único que tengo es mi cuerpo y mi ser. Si alguien se quiere vengar por lo que dije, por lo que opiné o dejé de opinar… ¡Aquí estoy!! Pero no dejo rastros atrás, se quedarán con la sed de venganza al no poder desquitarse con mis hijos ni con mis niños desamparados, ni con nada.
-Antes, obligaban a las jovencitas a conservar la virginidad hasta el matrimonio…
-No estoy de acuerdo con esa educación. Insisto, la mujer mexicana es algo tonta. Siempre está a la espera de su príncipe azul.
-María Félix, decía que hay niñas de 12 años que ya les urge acostarse con el primero que pase…
-Yo no sé, qué es lo que piense esa señora. Creo que tiene sus propias ideas, yo diría… ¿no?
– ¿Por qué, nunca se han llevado bien usted y ella?
-Déjeme contarle que la última vez que se presentó ante los senadores dijo: “Yo no puedo pasar ni una sola noche sin estar al lado de un hombre” ¡Chingaos!! ¡Eso decía la señora a su edad!!
-No se me enoje, pero usted, tampoco es tan chiquita…
-No, no me enojo, sé perfectamente que usted tiene muchos güevos para preguntar. Pero a la edad de la señora, a mí, me daría vergüenza andar buscando un padrote.
-Continuará-