Humillación

Yo Campesino

* Envenenados por la venganza del ganso contra poder Judicial, nada llena a la 4T
Miguel A. Rocha Valencia
Si se trata de humillar no van a poder, los ocho Ministros de la Suprema Corte de Justicia no se van a doblar y prefieren entregar sus cabezas a la 4T para que las hagan pedazos antes que renunciar a su responsabilidad republicana de hacer valer la Constitución y con ello, los derechos de los mexicanos.
Eso querían los lacayos del ganso, hasta dieron plazo a los ministros para renunciar y les colocaron en la balanza como graciosa concesión, el retiro con todos los derechos que la misma Constitución y leyes secundarias les otorgan.
Los togados entregaron sus dimisiones en tiempo y forma sólo para volver a ser insultados por los rufianes que reciben instrucciones de palacio Nacional donde les dijeron que eran unos ambiciosos y se querían ir con las alforjas llenas como los traidores Olga Sánchez Codero y Arturo Zaldívar Lelo, cuyas fortunas ya son transgeneracionales.
La respuesta fue una grosería más acompañada de amenazas de una y otros que además se victimizaron como su tlatoani y casi se inmolan en lo que calificaron de provocación, cuando ellos, jefa del Ejecutivo y lacayos son agresores permanentes y gratuitos del poder Judicial cuyo pecado fue cumplir con su responsabilidad constitucional de defender a la ciudadanía de los excesos del poder.
Ahora, ya no luchan por sobrevivir pero si por lo que juraron cuando asumieron los cargos de ministros: cumplir y hacer cumplir la ley y en esa tarea han de asumir decisiones que ya desde hoy, son cuestionadas por el Ejecutivo federal que anuncia tener un plan cualquiera que sea la determinación en torno a amparos y propuestas de la cabeza del poder Judicial el cual, en un afán de conciliación política para aflojar la crisis constitucional que se presenta, pretenden dar una salida entre legal y política.
Ahora los acusan de actuar a destiempo y por conveniencia cuando realmente le dan salidas alternas a los enfebrecidos cuatroteros que desde un cubil no muy lejano, son envenenados con el ansia de venganza y destrucción de instituciones sin importar consecuencias de ninguna índole.
Como dirían los propios morenos, “ningún chile les embona”. La urgencia era acabar, tomar revancha de una ministra que con dignidad recuperó el respeto del poder Judicial Federal, entregado por un judas egresado de la Libre de Derecho que intentó prolongar su mandato para cumplir obedientemente los mandatos de su nuevo patrón oculto en un rincón de palacio Nacional o de La Chingada.
Consiguieron los infelices lacayos apóstatas del Derecho quedarse con el edificio, destruir la institución, pero no pudieron doblar el espíritu inquebrantable de los ocho defensores de la República cuya única defensa es la ley, la cual por lo visto, defenderán hasta el final a costa de sus carreras, no como esos sujetos que presumen su cercanía al profeta cuatrotero y su favorita a cambio de negar su esencia y tirar a la basura cátedras y doctorados que al final sólo les sirvieron para recoger las migajas de poder que con desprecio les lanzaron al piso.
Esos infelices apóstatas del Derecho acompañados por la turba de ignorantes que cual rémoras se dan un festín con las sobras que caen del plato de los todopoderosos a cambio de alzar la mano y sumarse a las grotescas agresiones contra un puñado de jueces a quienes acusan de corruptos, pero a los que no pudieron probarles nada ni tampoco hicieron mella con amenazas y si renuncian es por congruencia y vergüenza profesional como lo dejó en claro la ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández o Margarita Ríos Farjat.
Frente a todo esto, la amenaza surge desde lo más alto del poder: “tenemos un plan para cualquier decisión que tome la Suprema Corte de Justicia” advierte la soberbia heredera de la 4T, sin tomar en cuenta que los ministros buscan evitar una crisis que ya trasciende fronteras, daña al país de manera significativa y afectará a todos los mexicanos.
Los signos de ese daño son evidentes, la crisis constitucional y entre poderes de la Unión que de acuerdo con la Ley vigente tienen el mismo peso, afecta en lo social porque ahonda el encono y la confrontación, en tanto que en seguridad, se refleja como un valemadrismo de criminales que lo mismo desoyen la ley en las cámaras legislativas que en las calles. Viva la impunidad y la violación a la norma.

El mensaje es claro, no obedezco a jueces porque el juzgador supremo “soy yo” gritan desde palacio Nacional sumándose a la impunidad que ya reina en el país con todo y su secuela de violencias y masacres. A eso nos llevan.

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