Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Todos aquellos que pusimos en tela de duda que el sistema de salud “es mejor que el de Dinamarca”, tenemos que aceptar nuestro error.
Hay dos ejemplos que deben tomarse como la medición exacta de la medicina en México: Miguel Ángel Yunes Márquez y ¡Alejandro Gertz Manero!
El primero utilizó a su padre, que es su suplente en el cargo de senador de la República – ¡vaya familia, no dejan ir una! – para que rindiera protesta y justificara su ausencia la tarde-noche en que se aprobó la reforma judicial. En palabras de su progenitor, el titular del escaño “está enfermo y se encuentra en tratamiento desde hace semanas”. Sin embargo, no habían transcurrido cuatro horas, cuando el senador apareció “sano y vivito en la casona de Xicoténcatl para “cumplir su compromiso con la Patria” y convertirse en el senador 86 que le dio mayoría calificada a Morena y adláteres.
Qué médico, especialista ¿cubano? lo atendió para en minutos recuperara la salud y los dolores de columna desaparecieran.
Seguramente el vudú hizo lo suyo y el veracruzano logró el propósito de Adán Augusto López Hernández: aceptar el “acuerdo” con el que el gobierno del huésped temporal de Palacio Nacional -le restan 7 días y horas para desalojarlo- y que las carpetas de investigación en contra suya, de su padre y de su hermando Fernando, fueran “archivadas por falta de evidencias”.
El otro caso es patético.
El fiscal general no ha tenido, ciertamente, una buena salud desde hace un par de años. Se le veía descompuesto y, sin embargo, se mantuvo al frente de la institución para “aprehender y consignar” a los criminales más peligrosos que operan en México.
Probablemente el no haberse enterado de la “malévola” acción de Washington que dio paso al “secuestro-entrega-extracción” de Ismael El Mayo Zambada, haya afectado la deteriorada salud… política.
Debido al deterioro físico y mental, el doctor Gertz Manero presentó su renuncia el pasado viernes. Y no, no es broma. Un comunicado de la Presidencia de la República lo confirmó.
Al igual que el senador, el fiscal tuvo una “recuperación milagrosa” y seguirá al frente de la Fiscalía General de la República y se realizan negociaciones de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum para incorporarlo a las reuniones del “gabinete de seguridad”, aunque su cargo no depende, formal y oficialmente, del Ejecutivo.
El anuncio hecho por quien habrá de convertirse en la primera mujer que gobierne México en toda su historia independiente, fue a través de un comunicado.
¿Cómo se alivió tan rápido de sus dolencias y enfermedades?
¡Milagro danés!
No hay duda.
Porque seguramente ambos personajes, el traidor y el que no detiene ni a un motociclista, se trataron en el ISSSTE, el sistema de salud para los “servidores públicos”, sean o no eficientes.
Luego, entonces, debemos aceptar que el señor López cumple sus promesas y México cuenta con fármacos, médicos especialistas y, seguramente algunos brujos de Catemaco, Haití, Cuba o Dominicana, dedicados a salvar a quienes tienen el compromiso de “servir al pueblo bueno”.
Es injusto de toda injusticia que, al realizador del gran sistema de salud, de seguridad, le avienten una botella de pet. ¿Por qué no una de vidrio? Quizá solamente fue una escena más de la obra casi sexenal.
Es pregunta y sin jiribilla política.
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