Cuatro de Seis Expresidentes en la Mira del Nuevo Mandatario

Tema Principal

*Salinas de Gortari no ha Dicho Esta Boca es mía

*Vicente Fox Quesada, Tiro por Viaje le Responde

*Felipe Calderón Hinojosa ya Contestó a las Hostilidades

*Enrique Peña Nieto Mejor Tomó Rumbo a España

Por Nidia Marín

México vive hoy una severa confrontación política por el estilo de la que existió en varios mandatos, cuatrienios y sexenios en los siglos XIX y XX y se tradujo en el enfrentamiento entre el Presidente sentado en la Silla del Águila y los diversos expresidentes.

Aunque la novedad de hoy es el enfrentamiento desde Palacio Nacional, no en contra de uno, sino de cuatro de los seis expresidentes de México de diversos partidos que están vivos: Carlos Salinas de Gortari (PRI, que no ha contestado a sus diatribas); Vicente Fox Quesada (ex PAN, que responde constantemente a las agresiones); Enrique Peña Nieto (PRI, que ha guardado un prudente silencio) y Felipe Calderón Hinojosa, ex PAN, cuya respuesta dejó helados a tirios y troyanos:

“¡Todo yo, todo yo… que la canten clara o que se callen!”, dijo en una entrevista tras las acusaciones sin pruebas lanzadas por el propio López Obrador y el titular de seguridad, Alfonso Durazo de mover los hilos de la rebelión de los policías federales ocurrida el 2 de julio pasado.

Tomando en cuenta que a finales del siglo XX y en lo que va del XXI las filípicas contra los ex presidentes han sido la constante del hoy mandatario desde que buscaba la Presidencia de la República y que son 18 años en los cuales se fueron anexando los que concluían su mandato, hoy la confrontación toma características de crisis política.

De las soflamas sólo se han salvado dos ex mandatarios. No toca ni con los pétalos de una rosa a Ernesto Zedillo Ponce de León y a Luis Echeverría Álvarez.

En el primer caso, porque Zedillo intervino para retirar las piedras en el camino para que AMLO llegara a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, a principios del siglo XXI, al hacerse de la vista gorda y dejar a un lado el hecho de que en aquel tiempo el tabasqueño no tenía la residencia necesaria en la capital del país.

En el caso de Echeverría Álvarez, el de Macuspana siempre ha sido su fan, aunque no perteneció al grupo de “niños de Echeverría”, jóvenes jilgueros y aprendices de políticos de entonces que, con el tiempo, llegaron a gobernadores o a funcionarios de alto nivel como: José Murat, Fidel Herrera, Carlos Armando Biebrich, Mariano González Zarur, Genaro Borrego Estrada, Ignacio Ovalle, Héctor Hugo Olivares Ventura, Juan José Bremer y José Ramón Martell, entre muchos otros.

No, López Obrador era mucho más joven en el principio de la década de los 70’s. Tenía 17 años y aun no ingresaba al PRI. Después si sería su admirador y… lo sigue siendo.

Pero, con los que hoy trae boleto de ataque, no en política de altos vuelos sino a ras de polvareda, son los mencionados cuatro. Con Salinas de Gortari suman 25 años de encono después de que no logró López Obrador la gubernatura de Tabasco por tercera vez (sino su eterno enemigo Roberto Madrazo) y como consecuencia se instaló en platón permanente en Villahermosa y días después inició la Caravana por la Democracia hacia la Ciudad de México y realizó el bloqueo de pozos petroleros.

En cuanto a Vicente Fox, sólo hay que recordar que durante su mandato presidencial y a su vez del tabasqueño en la jefatura de gobierno se exhibió la corrupción en su administración con los videos “del señor de las ligas”, “su titular de Finanzas, Ponce, en Las Vegas”, “el caso de Imaz el ex esposo de Claudia Sheinbaum” y otros más.

Con Enrique Peña Nieto, el asunto se ubica en todas las barbaridades que se cometieron en la pasada administración, insoslayables a estas alturas.

Y en el caso de Felipe Calderón, el inolvidable 0.56% de votos con el cual el michoacano le ganó al tabasqueño y, hoy, el caso de la Policía Federal vapuleada hasta el cansancio, agredida, vilipendiada y hecha añicos por el actual Presidente de la República y de alguna manera defendida por Calderón Hinojosa.

EL TIEMPO DE LOS ADIOSES FORZADOS

Así como antaño se aplicó la amenaza “encierro, entierro o destierro”, que se tradujo en prisión (como la del presidente Madero), asesinatos (como el del presidente electo Álvaro Obregón) y salidas del país durante varios años o para siempre de los ex mandatarios, hoy los mexicanos observamos el lamentable espectáculo de la denostación contra aquellos que no piensan como en el actual régimen.

“Adiós Nicanor /sé muy bien que no vas a volver…” les cantaban a los ex presidentes en los siglos XIX y XX.

Sucedió, por ejemplo, con Manuel Gómez Pedraza (1832-33) quien ganó la Presidencia de la República, pero la sublevación de Santa Anna en Veracruz se tradujo en su destierro voluntario en Francia.

También en el siglo XIX, Mariano Paredes Arrillaga, vencedor con el plan de San Luis, hizo que el Congreso lo nombrara Presidente el 3 de enero de 1846. Ese año fue nombrado vicepresidente Nicolás Bravo a quien le entregó el poder. Se fue a su campaña y nueve días después lo derrotaron. Tuvo que salir del país y murió en Cuba.

Otro más fue Mariano Arista. Fungió como Presidente el 15 de enero de 1851, por entrega que le hizo José Joaquín Herrera. Fue la primera vez en México que se transmitió el poder en forma pacífica. Sin embargo, decepcionado porque era duramente censurado por la oposición, renunció el 4 de enero de 1853 y murió en el extranjero, desterrado.

Hay más. Juan B. Ceballos. Cuando renunció como presidente el general Arista, se hizo cargo del poder. Fungía como Presidente de la Suprema Corte de Justicia. Su gobierno duró un mes. Renunció el 5 de febrero de 1853 para volver a la Suprema Corte, de donde fue desplazado por intrigas de Santa Anna. Falleció en el destierro en París.

También Juan Nepomuceno Almonte (hijo de José María Morelos) fue designado en Córdoba, el 19 de abril de 1862 para ocupar la Presidencia, tomó posesión en Orizaba y permaneció en el poder hasta el 24 de septiembre de ese año. Fue desterrado. Murió en París en 1869.

Sebastián Lerdo de Tejada fue otro infortunado. Llegó al poder cuando murió Benito Juárez, al sustituirlo por ministerio de ley, pues fungía como presidente de la Suprema Corte de Justicia. Tomó posesión, convocó a elecciones y ganó por unanimidad. Entró por segunda vez a la Presidencia, pero fue derrotado por la denominada “revolución” o rebelión de Porfirio Díaz. Murió desterrado en Nueva York en 1889.

Porfirio Díaz, ya se sabe, después de sus 10 periodos presidenciales, al inicio de la revolución de Francisco I. Madero, hubo de salir desterrado. Embarcó en Veracruz en el vapor “Ipiranga” y murió en París en 1915.

Victoriano Huerta, iría desterrado a El Paso, Texas, donde murió, en un hospital de Fort Bliss, de cirrosis hepática o asesinado con una inyección letal.

Eulalio Gutiérrez se autodesterró y murió en San Antonio Texas.

Adolfo de la Huerta también se autoexilió un tiempo y luego regresó a México.

Uno de los destierros que más polvareda han sacado es el de Plutarco Elías Calles. El general Lázaro Cárdenas del Río fue quien le dio la sentencia, mientras fue Presidente de México.

EL DESTIERRO MÁS FAMOSO

El 17 de julio de 1928 siendo presidente electo, Álvaro Obregón muere asesinado por José de León Toral. Hubo elecciones y triunfó el general Lázaro Cárdenas del Río.

¿Y cómo fue el destierro de Calles? Lo relata Dulce Liliana Cruz Rivera con base en documentos de entonces:

Dice, por ejemplo:

“Fue el 12 de junio de ese año (1935) cuando apareció en la prensa un escrito hecho por el senador Ezequiel Padilla donde transcribió las declaraciones que había hecho el general Calles unos días antes cuando había sido visitado por él y otros senadores. En ellas censuró las divisiones al interior del partido, refiriéndose específicamente al ala de izquierda de la Cámara de Diputados y criticó la tolerancia del gobierno cardenista ante las huelgas ocurridas ese año”.

Además…

“El periódico El Nacional, órgano oficial del PNR, no publicó la entrevista ya que un día antes Matías Ramos presidente del comité ejecutivo del partido le mostró el escrito a Froylán C. Manjarrez (director del informativo) para que lo publicara y éste, al conocer el contenido, notificó a Cárdenas quien pidió enseguida la renuncia a Ramos”.

Pero también…

“El general Calles recibió numerosas notas de apoyo de miembros de la clase política, mientras que obreros y campesinos protestaron ante la intromisión del “Jefe Máximo” y las críticas que hacía al gobierno e incluso varios sindicatos formaron el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP) en apoyo de Lázaro Cárdenas. Esta organización fue el antecedente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

“El 14 de junio se publicó en los diarios la respuesta de Cárdenas a las declaraciones de Calles. En ella el presidente hace hincapié en que no ha fomentado desde su posición las divisiones entre el grupo revolucionario, que las huelgas eran una “consecuencia del acomodamiento de los intereses representados por los dos factores de la producción…” y que tanto trabajadores y patrones les garantizaba el respeto de sus derechos. Pero lo más destacable de su comunicado fue que enfatizó su autoridad como jefe del Poder Ejecutivo.

“Ese mismo día Cárdenas pidió la renuncia de todos los miembros de su gabinete y el 17 del mismo mes integró uno nuevo sin elementos del callismo y con Emilio Portes Gil en la presidencia del Comité Ejecutivo del PNR.

“Hubo múltiples demostraciones de apoyo al presidente, y ante la agitación social, el general Calles anunció el 16 de junio su salida de la capital del país, la cual efectuó el 19 cuando partió rumbo a Mazatlán, Sinaloa, para después dirigirse a Los Ángeles, California.

“En los meses siguientes, el conflicto permaneció, aunque con menos intensidad, hasta el 11 septiembre de 1935, cuando se registró una balacera en la Cámara de Diputados en la que murieron dos legisladores de filiación cardenista Manuel Martínez Valadez y Luis Méndez, por lo que al día siguiente se desaforó a 17 diputados callistas.

El conflicto se reavivó con el regreso de Calles a la ciudad de México el 13 de diciembre, acompañado de Luis N. Morones. Ese día declaró que había vuelto a “hacer la defensa del régimen callista contra los ataques de los seis últimos meses” (Luis Javier Garrido, El Partido de la Revolución Institucionalizada. La formación del nuevo estado en México (1928-1945).

Ocurrió además…

“El acontecimiento que provocó el desenlace del conflicto fue cuando el 5 de abril de 1936 un tren que iba de Veracruz a la ciudad de México, fue dinamitado cerca de la estación de Paso Grande. Al respecto Cárdenas escribió lo siguiente:

Los llamados “amigos” del general Calles vuelven a reanudar las agitaciones en el país. Se registra la voladura del tren cerca de la Estación Orizaba, sobre la vía Veracruz, y se emprende una activa labor subversiva entre elementos del Ejército, labor que transmiten al Gobierno varios jefes y oficiales. El Gobierno dispone no se proceda contra ninguno”.

En el atentado murieron 13 personas y Cárdenas envío a Francisco J. Múgica a disuadir a Calles para que abandonara el país; finalmente el presidente resolvió que se expulsara a Calles junto con tres civiles, que fueron: Luis N. Morones, Luis L. León y Melchor Ortega. En sus “apuntes” Cárdenas escribió que el enviar a Calles al exilio fue: “con el propósito de evitar con ello medidas más drásticas en contra del referido grupo y no dar lugar, a la vez, a derramamientos de sangre que ocasionarían una guerra civil” (Lázaro Cárdenas, Obras. I-Apuntes 1913-1940, México, UNAM, 1972, p.338).

“El 9 de abril el general Rafael Navarro Cortina, comandante de las Fuerzas Militares del Distrito Federal, fue el encargado de notificar a Plutarco Elías Calles su salida del país, en un avión que lo llevaría el día siguiente a Brownsville, Texas. También fueron arrestados los tres civiles que lo acompañarían Morones, León y Ortega.

“Lázaro Cárdenas envió una nota a los diarios, donde explicaba que se pasó de una actitud vigilante a tomar medidas de emergencia; es decir el exilio. Finalmente, en sus apuntes concluye el tema escribiendo: “Los que pasan por la primera magistratura del país no deben aspirar a representar mayor autoridad política que el que tiene constitucionalmente la responsabilidad presidencial”

“Si bien fue evidente desde junio de 1935 que el general Calles ya no gozaba del poder político suficiente para enfrentar al gobierno cardenista, ya que tener el control de la clase política ya no era suficiente en esos momentos para controlar del país, no fue sino hasta el 10 de abril de 1936, cuando con su exilio quedó anulado el callismo de la vida política de México y el presidencialismo se convirtió en un elemento característico del sistema político mexicano”, precisa.

Y LOS MÁS RECIENTES

Pero hubo otros exiliados o autoexiliados.

Pascual Ortiz Rubio después del atentado en su contra se auto-desterró en Estados Unidos, específicamente en San Diego California.

A su vez, Luís Echeverría Álvarez, vía servicio exterior, fue enviado a las Islas Fidji por su sucesor José López Portillo.

Carlos Salinas de Gortari, por su parte, se autoexilió en Irlanda a la llegada al poder de Zedillo.

Ernesto Zedillo Ponce de León también, desde que concluyó su mandato en el año 2000, radica en el extranjero.

Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón viven en su patria, pero en una constante marea de agresiones.

Tal vez por ello, otro que radicaba en el país, Enrique Peña Nieto, apenas la semana pasada tomó las de Villadiego rumbo a España, por decisión propia, de donde no volverá hasta finales de 2019 (Riva Palacio dixit).

A las pocas horas de su partida, su amigo y litigante, el abogado Juan Collado fue detenido por la Fiscalía General de la República, acusado de delitos de delincuencia organizada y de operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Parece que no aprendimos. Hoy en el nuevo gobierno estarán esperando que llegue la sangre al rio o tendrán la capacidad para serenarse, rectificar y sobre todo ya no denostar a Pedro, Juan y varios.

¿Y hasta cuando dejarán de culpar a los que se fueron y asumir que las nuevas autoridades no han cumplido con el reto que significa gobernar una nación?

De ahí que fue un grave error festejar anticipadamente la llegada al poder. No todo está escrito… todavía.

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