El ministro de Economía, Luis Caputo, decidió que las tarifas de luz y de gas no tendrán aumentos por inflación a partir de julio, como estaba previsto originalmente, mientras que también volverá a diferir el incremento del impuesto a los combustibles líquidos (ICL) pautado para el próximo lunes. Así lo confirmaron a Infobae fuentes del Palacio de Hacienda.
En las próximas horas el Gobierno publicará un decreto en el que diferirá el incremento del impuesto a los combustibles líquidos (ICL) pautado para el próximo lunes, al igual que en mayo y junio, en busca de no poner en riesgo la desaceleración de la inflación. Desde el primero de julio la suba del tributo redundará en un aumento de solo el 1% en los precios finales de la nafta y el gasoil, mucho menos que el 18% previsto, según pudo confirmar Infobae con fuentes oficiales.
La decisión tomada por Caputo no solo tiene que ver con garantizar el sendero de desinflación. El superávit fiscal conseguido hasta mayo y las perspectivas de sanción en el Congreso de las normas que permitirán mayor recaudación (Ley Bases y paquete fiscal) dan más aire al Palacio de Hacienda.
Las demoras en los proyectos del oficialismo o un posible fracaso legislativo serían compensadas con, entre otros ajustes, subas mayores en el ICL según se comprometió Caputo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De todos modos, las petroleras –YPF, Axion, Shell y Puma– podrían trasladar a los surtidores el 2% correspondiente a la devaluación mensual del peso para no retrasarse contra los precios internacionales. Desde que asumió Javier Milei los combustibles saltaron más del 110% promedio, por lo que se recuperó parte del congelamiento que mantuvo la gestión de Alberto Fernández.
“Las empresas colaboran con el Gobierno en aumentar lo menos posible porque la mejora en la estabilidad de la macro les sirve más que cualquier otra cosa”, explicó un funcionario que dialoga mucho con las refinadoras.
(Agencia)