Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
El sindicalismo, el de antes, ha callado. Ninguno de los llamados líderes -algunos charros- ha levantado la voz para reclamar al gobierno y a los legisladores -por ahora los diputados- por presentar y aprobar la iniciativa que permitirá sustraer 45 mil millones de pesos que durante décadas han ahorra y, por decisión personal, fallecimiento o desaparición forzada, mantienen sus cuentas inactivas en las Afores.
¡Aquellos tiempos idos!
Permítaseme escribir en primera persona.
En las dos últimas semanas, cuando cobró publicidad la iniciativa elaborada y presentada por Ignacio Mier, acompañado de los legisladores de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, ordenó “sacar el dictamen” que crea el Fondo de Pensiones para el bienestar y hoy subirá al Pleno para su aprobación. Se espera un ríspido debate de los diputados del oficialismo con los de la oposición. Al final, será aprobado para remitirse al Senado de la República en donde correrá la misma suerte y de inmediato será enviado al Ejecutivo Federal para la publicación en el Diario Oficial, en la que se fijará la fecha de entrada en vigor. Ya se sabe que en “homenaje” al Día del Trabajo, será ley de obligatorio cumplimiento.
¿Dónde están los mal llamados líderes de las cinco confederaciones y de los tres poderosos sindicatos?
No he leído, escuchado o mirado una sola información que provenga de Carlos Aceves del Olmo (CTM), Joel Ayala Almeida (FSTSE), Rodolfo González Guzmán (CROM), Isaías González Cuevas (CROC), Ramón Monroy Sánchez (CTC), Javier Gasca Arenas (CIT) y Francisco Hernández Juárez, (UNT).
De los sindicatos poderosos Ricardo Aldana (Pemex) y Víctor Flores (SFRM), también guardan silencio.
Preocupante, la postura de Ayala Almeida, dirigente de la Federación de Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado. Por como se manejó originalmente el texto de la iniciativa y la politiquería de Palacio Nacional y del coordinador de Morena en San Lázaro, la medida expropiatoria se aplicaría solamente a trabajadores del ISSSTE. Los del IMSS, dice el director, Zoé Robledo, “no se tocan”.
Veo con preocupación la inexistencia de un sindicalismo de lucha. En los tiempos en los que Fidel Velázquez osaba retar al gobierno federal con “bajar el switch”, declarar la huelga general, tomar las calles para defender los derechos de los trabajadores.
Hoy con excepción de la CNTE, nadie toma las calles.
La hemos tomado los ciudadanos para defender la democracia, el INE y la SCJN. Fuimos miles los que caminamos, en silencio y respetuosos con el mobiliario urbano,
No escuchó mensaje alguno de Carlos del Olmo, el octogenario al frente de la CTM y que cobra como senador y a partir de septiembre lo hará como diputado.
La CROM, que en algún tiempo compitió con la CTM por los contratos y con el eterno Isaías González al frente, ahora junto la propia confederación que dirigió como primer líder, Vicente Lombardo Toledano, se achicó.
Las otrora poderosas centrales obras y los sindicatos independientes, viven la crisis existencial. Como nunca son marginadas y no hay quien salga en defesa, real, de los trabajadores.
Me cuentan los diputados Rubén Moreira y Francisco Javier Huacus, coordinadores de las bancadas del PRI y PRD, respectivamente, que han hecho llamados a los dirigentes sindicales para que eleven sus voces a fin de defender a sus agremiados.
Hasta ahora, han pregonado en el desierto.
Los trabajadores tienen la libertad de afiliarse o no a un sindicado, sea independiente o bien forme parte de una “Confederación”. Lo hacen porque todavía creen en el sindicalismo. No el charro, el que todo mundo aborrece, sino aquellos que velan, en efecto, por ellos.
Esta es la oportunidad para que los adormilados líderes saquen la casta, enfrenten a diputados, senadores e incluso al presidente de la República, en defensa de los agremiados. Vaya, aunque no estén en sus filas, son trabajadores.
El silencio los hace cómplices. Y como me decía Huacus, muchos de ellos están amenazados, cooptados o les han descubierto asuntos presuntamente ilegales a través de la Unidad de Inteligencia Financiera.
Con los años que tienen de vida, cada uno de los dirigentes, tienen enfrente la oportunidad de reivindicar el sindicalismo. Son de oposición. No son aliados del gobierno.
Entonces, ¿qué esperan para salir en defensa de quienes serán afectados en su patrimonio?
De vergüenza ajena el comportamiento de los “líderes” de la infamia.
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