El Valor de la Integridad
HORACIO ARMANDO HERNÁNDEZ OROZCO
“Perfume de mujer” (“Scent of a Woman”) película estadounidense dirigida por Martin Brest; protagonizada por Al Pacino (Frank Slade), Chris O’Donnell (Charlie Simms), James Rebhorn (Mr. Trask), Philip Seymour Hoffman (George Willis, Jr.) y Gabrielle Anwar (Donna); se estrenó el 5 de abril de 1993.
Charlie Simms, un estudiante que proviene de una familia pobre, becado en una prestigiosa escuela preparatoria privada, acepta cuidar de un oficial retirado del ejército de Estados Unidos: el teniente coronel Frank Slade, y así tener dinero para pasar Navidad con su familia.
La cinta adapta la novela “La Oscuridad y la Miel” de Giovanni Arpino (1969) y es un remake de la película “Perfume de Mujer” (“Profumo di Donna”) de 1974, dirigida por Dino Risi; la trama central gira en torno a un viaje no programado a Nueva York donde ambos protagonistas tendrán el reto de afrontar duras decisiones que pueden cambiar drásticamente su destino.
EL TRABAJO
Con el fin de ganar el dinero necesario para pasar la Navidad con su familia, Charlie Simms acepta cuidar del Teniente Coronel Frank Slade, ya que su familia saldrá de vacaciones y alguien debe cuidarlo; el trabajo no será fácil porque el coronel es una persona invidente, sumamente difícil y malhumorada.
Un joven estudiante puede tener las mejores intenciones para cuidar de una persona invidente, pero se requiere de preparación, la buena voluntad no es suficiente; además, se trata de una persona que consume alcohol, que está acostumbrada a mandar en vez de obedecer y en ocasiones es bastante ofensivo; se puede entender esta hostilidad de Frank como un auto escudo para evitar que sientan lástima por él, ya que antes era un hombre muy respetado por sus subordinados.
No obstante lo distinto del carácter de estos protagonistas, ambos tienen algo en común: la vida no ha sido fácil para ellos, siempre ha existido una autoridad que ha tratado de minusvalorarlos; en el caso del coronel narra que siempre atendió a un superior que tenía un Ferrari y nunca lo invitó a dar una vuelta en el carro; en el caso de Charlie, el director Trask quiere ningunearlo para que sea un delator.
EL PROBLEMA
El coronel Slade ha decidido visitar la ciudad de Nueva York, así que recurre a Charlie para que le acompañe, pero nota una pesadez en el joven, quien comenta que se encuentra encarando un gran problema en la escuela, debido a una broma jugada por unos compañeros al director de la misma, el señor Trask, ya que solo Charlie y George Willis, Jr. conocen realmente la identidad de los culpables.
Como todo un hombre de experiencia, el coronel cuestiona a Charlie cuáles son sus opciones, y éste contesta que el director le pide los nombres de los autores de la broma y le promete recomendarlo a Harvard; en caso contrario será expulsado de la preparatoria.
Ante un dilema así, la voz de la experiencia recomienda que delate a esos jóvenes y no perder la oportunidad de asistir a una buena universidad; pero el joven no cree que sea lo correcto, afirmando: “hay cosas que uno no puede hacer”.
El estatus económico de los dos testigos es un factor que juega en contra de Charlie, ya que George Willis, Jr. es hijo de un benefactor de la escuela, y obviamente tendrá el respaldo de su padre ante una situación así.
EL PLAN
Estando en Nueva York, el coronel revela cuál es su plan: hospedarse en un hotel de lujo, gozar de buenas comidas, visitar a la familia, hacer el amor a una bella mujer y tumbarse en una cómoda cama para darse un disparo en la cabeza.
Aunque el joven queda sorprendido del plan, piensa que no está hablando en serio sobre el último punto, pues ha notado un cambio en el coronel que ahora se conduce con amabilidad frente a los demás inclusive con el mismo.
Lo cierto es que Frank se siente como en los viejos tiempos, es tratado como el hombre de respeto que solía ser, donde todos le llamaban señor, lo cual reafirma esa autoridad que tenía frente a los demás.
EL VALOR DE
LA CONCIENCIA
Por la mañana Charlie ve al coronel con su arma de cargo y pide que se la entregue, y éste sólo le da el cargador preguntándole porque le importa si se dispara o no; a lo que el joven contesta porque tengo conciencia; el coronel se mofa y afirma: “El valor de la conciencia es un lujo y es hora de que madure”.
No es que el coronel sea un inconsciente y que no le importe la demás gente, simplemente él vive en la oscuridad, piensa que su vida ya no tiene sentido, que no hay propósito para vivir, que es mejor suicidarse.
Hay cierta contradicción en la conducta y el discurso de Frank, pues el mismo afirma: “Hay dos tipos de personas en este mundo: los que se enfrentan a la situación y los que corren a buscar refugio.”
El coronel quiere huir de esta vida, pero le pide a Charlie que enfrente la situación que tiene en la escuela, y le grita: “¿de qué te sirve la vida, si tu amigo va a cantar y después serás un mediocre hombre americano?”
Charlie opta por seguir sus principios, poniendo así en peligro su futuro, es entonces cuando el oportuno discurso del coronel Slade inclina la asamblea a favor del joven, permitiendo que se haga justicia.
El acto ético no consiste en algo que se da de una vez y para siempre, sino en un desafío que permanece siempre abierto. A lo largo de la cinta se reconocen pequeños acontecimientos que ilustran esta dimensión.
El filme no es una trama de hedonismo porque bailar tango, acostarse con una hermosa mujer y manejar una Ferrari, son sin duda placeres vitales, pero es el vínculo con el joven lo que abre un nuevo horizonte en la vida del coronel; y por ello desiste de su intento de suicidio.
La escena de la asamblea no se limita a la pugna de la moral de la institución escolar representada por el director Trask y la que enuncia el coronel en su discurso; sino a la responsabilidad que ha adquirido en forma voluntaria y consciente con Charlie, a quien ahora ve y debe proteger como un hijo.
El coronel toma consciencia de que Charlie necesita más de él, y que debe asumir esa paternidad fallida como un tutor, al menos así se muestra frente a la asamblea escolar, pues de otra forma cómo podría entenderse la pregunta: “Charlie, ¿cómo vas a sobrevivir sin mí en este mundo?”
Obvio, el coronel sabía la respuesta por eso no se suicida, ¿o será que quiere seguir bailar tango, acostarse con una hermosa mujer y manejar una Ferrari?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…