«Decadente y a punto de derrumbarse»: así ven los conservadores actuales a Occidente

En la década de 1980, Ronald Reagan y Margaret Thatcher construyeron un conservadurismo en torno a los mercados y la libertad. Ahora, un grupo de políticos han demolido esa ortodoxia, construyendo en su lugar un conservadurismo estatista y ‘antiwoke’ que antepone la soberanía nacional al individuo, señala ‘The Economist’.
En lugar de ser escépticos respecto al gran gobierno, los conservadores nacionales piensan que la gente corriente está acosada por fuerzas globales impersonales y que el Estado es su salvador, señala el análisis de la revista británica.

«A diferencia de Reagan y Thatcher, odian la soberanía compartida en organizaciones multilaterales, sospechan que los mercados libres están manipulados por las élites y son hostiles a la inmigración», observa The Economist.

Según el artículo, este grupo de políticos desprecia el pluralismo, especialmente el multicultural y está obsesionado con el desmantelamiento de instituciones que consideran contaminadas por lo que llaman wokeness y globalismo.

«[Los conservadores nacionales] no ven Occidente como la ciudad brillante sobre la colina, sino como Roma antes de la caída: decadente, depravada y a punto de derrumbarse en medio de una invasión bárbara», señala.

De acuerdo con The Economist, políticos de este grupo como Donald Trump, Viktor Orban y Giorgia Meloni han sido capaces de unirse en torno a su hostilidad hacia los enemigos comunes, incluidos los migrantes (especialmente los musulmanes), los globalistas y todos sus supuestos cómplices.
«Los conservadores nacionales también merecen ser tomados en serio por sus perspectivas electorales. Trump lidera las encuestas en Estados Unidos. Se espera que la extrema derecha obtenga buenos resultados en las elecciones parlamentarias europeas de junio. En Alemania, en diciembre, la ultraderechista Alternativa para Alemania alcanzó un récord del 23% en las encuestas», indica el análisis.
También apunta que, anticipándose a unas elecciones perdidas para Rishi Sunak, los conservadores británicos, estridentemente pro-Brexit y anti-inmigración, están conspirando para hacerse con el control del partido. Y en 2027, «Marine Le Pen podría convertirse en presidenta de Francia».
Para la publicación británica, una forma de detener esta tendencia de pensamiento político es tomarse en serio las quejas legítimas de la gente.
«Los ciudadanos de muchos países occidentales ven la inmigración ilegal como una fuente de desorden y una sangría para el erario público. Les preocupa que sus hijos crezcan siendo más pobres que ellos. Les angustia perder sus empleos en favor de las nuevas tecnologías», destaca la revista.
Pero también hay otras quejas entre la gente que ha sido seducida por los conservadores, como creer que instituciones como las universidades y la prensa han sido capturadas por élites hostiles, antiliberales e izquierdistas, señala. «Ven a los globalistas que han prosperado en las últimas décadas como miembros de una casta arrogante y egoísta a la que le gusta creer que han llegado a la cima en una meritocracia cuando, en realidad, su éxito ha sido heredado», afirma el análisis.
Dichas quejas tienen su mérito, y despreciarlas solo confirma lo alejadas que están las élites de la realidad, apunta The Economist.
Según el medio, el liberalismo también puede adaptarse al conservadurismo nacional, pero «ahora mismo, se está quedando atrás».(Sputnik)
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