Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Un grupo de no más de cien migrantes se dieron cita en el edificio al que llegó Xóchitl Gálvez para dialogar con migrantes. No se da a conocer la ubicación.
A Xóchitl sí le tendieron una emboscada.
Y ojo, allá la policía no se anda con miramientos y eso lo saben quienes protestan en la vía pública. ¿Quiénes y dónde y estaban los responsables de la logística y la seguridad?
Los vociferantes, en efecto se observa que son mexicanos o cuando menos latinos, aunque por la forma de expresarse no queda duda que tienen adoctrinamiento para reventar cualquier evento.
Sin duda en la embajada de México hallaron la dirección a la que acudiría la candidata del FAM a la presidencia de la República. O bien, enviados desde nuestro país llegaron los que organizaron la “protesta” que incluyo acusaciones dirigidas a la hidalguense y que no bajaron de llamarla corrupta, de reunirse con los fifís, con hijos de políticos y no con “los verdaderos migrantes”.
Y clamaron: “Somos nosotros, los que representamos al pueblo”.
Por el lenguaje utilizado, se presume que son morenistas de hueso colorado.
Más allá de las especulaciones, hay que observar la inexperiencia del equipo que elabora la agenda. Promover visitas a otros países y en particular a Estados Unidos y a dos ciudades que acaparan la riqueza y el poder político, deben tener planeación exacta. No entender que para el oficialismo es “carnita” cualquier protesta que se levante en contra de la opositora que, conforme se acerca la campaña y gracias a los desaciertos presidenciales, crece en el conocimiento de los mexicanos y en las encuestas.
Con el discurso que desvela la ineficiencia presidencial en temas como migración, seguridad, criminalidad, narcotráfico, salud y fármacos; desempleo y el existente está mal pagado, es suficiente para preocupar al jefe de la banda presidencial y además, jefe de la campaña de su candidata, porque es suya, de él y de nadie más.
En la semana al presidente le ha ido como en feria y ubicado en el stand donde el juego se llama “Péguele al negro”, ha recibido no solamente cachetadas con guante blanco sino a puño cerrado y sin vendaje.
Ello lo irrita terriblemente. Y más enojado se pone cuando ante sus exigencias no hay oídos que estén prestos para prestarle atención.
Entre más cerca esté la campaña y la elección presidencial, Xóchitl irá creciendo o, de plano, desaparecerá de la competencia. De ahí la importancia de cuidar los eventos que le agendan y acude con la confianza de que todo está debidamente organizado.
Reflexionar que el huésped de Palacio Nacional se ha negado a dialogar con los damnificados por el huracán Otis y que devastó a Acapulco, porque “me quieren emboscar”, no es ocioso.
Se entiende que una candidata presidencial tiene que entrarle a todo, no mostrar miedos ni temores. Para actuar con talento, debe saber qué escenario le espera y prepararse para tener las respuestas adecuadas. No improvisar. No usar en todos los actos el mismo lenguaje que, por “fresco” a sus adversarios no les agrada y lo utilizan para denostarla.
Nueva York debe servir de ejemplo de lo que no se debe hacer. De conocer con amplitud el escenario que encontrará y saber, incluso, a quién dirigirse cuando se presenten protestas como las de ayer.
Dicen que de los errores se aprende. Hay que admitir el desacierto y acudir a eventos en ciudades o poblaciones en donde no se tiene el control de los actos.
Ojo, Xóchitl: las emboscadas estarán a la orden del día y en muchas de ellas habrá actores que presuntamente están de su lado.
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