«Depuración institucional»: el camino que debe seguir Ecuador para erradicar el crimen

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, debe depurar al Poder Judicial, a las Fuerzas Armadas, a la Policía y a otras instituciones si quiere sacar adelante un plan contra la criminalidad que logre reducir la violencia, como ha sucedido en El Salvador, considera Oscar Martínez Peñate, doctor en ciencias sociales por la Universidad de El Salvador.
«Por lo general, en el caso de toda América Latina, el crimen organizado tiene permeadas a las instituciones del Estado a tal grado que la Corte Suprema de Justicia o la Fiscalía terminan dándoles penas blandas. [Por ello], al final las cárceles se convierten en hoteles o en universidades para perfeccionar el crimen organizado», explicó el académico, maestro en gobernanza democrática y alta gerencia pública por la Universidad Complutense de Madrid.
En medio de la crisis de seguridad y violencia en Ecuador a causa de la delincuencia organizada y el narcotráfico, han surgido voces que llaman a aplicar en el país sudamericano un modelo similar al implementado en El Salvador por el presidente Nayib Bukele.
Con el Plan Control Territorial, implementado bajo la Administración de Bukele, El Salvador ha logrado reducir su tasa de homicidios a 2,2 por cada 100.000 habitantes, cuando el país centroamericano llegó tener una tasa de 105 homicidios por cada 100.000 habitantes a mediados de la década pasada.
Como ahora lo ha hecho el presidente Daniel Noboa, de Ecuador, en El Salvador también se decretó el estado de excepción en 2021, lo que permitió la detención de miles de personas que fueron acusadas de pertenecer a pandillas como la Mara Salvatrucha, que mantenían aterrorizada a la población.
Sin embargo, a decir de Martínez Peñate, no solo se trata de declarar un estado de excepción, sino que se tiene que implementar un plan integral que incluya cambios en la legislación y también un respaldo del Poder legislativo, que fue lo que permitió al presidente Bukele llevar adelante su plan contra las pandillas.

La depuración tendría que llegar hasta los jueces y magistrados

El especialista recuerda que lo primero que se hizo en El Salvador fue reemplazar a los magistrados de la Corte Suprema, principalmente de la sala de lo Constitucional «porque estas personas se convirtieron en los principales violadores de la Constitución salvadoreña, en violadores del Sistema Interamericano y en violadores del derecho internacional público, en función de mantener la corrupción, en función de proteger al crimen organizado».
«Entonces, ya depurado el sistema, la criminalidad se quedaba sin protectores. Eso permitió enfocar todas las baterías de personas honestas y decentes en contra de la delincuencia (…); Entonces, eso es requisito, sine qua non; eso es lo primero que se tienen que hacer antes de construir las cárceles», añade.
Otro aspecto relevante que tuvo lugar en El Salvador fue la reforma de las leyes en materia criminal, en las que, afirma, se descubrió que prácticamente dejaba vacíos legales que beneficiaban a los delincuentes.
«Se quitaron esos orificios o portillos que permitían que permitían proteger y defender a la corrupción y dejar los libres y también se modificaron el Código Procesal Penal y diferentes leyes, se creó también una ley especial contra el terrorismo», asegura el académico.
«Se tenía toda la implementación jurídica para hacerle frente a esa delincuencia, porque policía siempre ha habido, Fuerza Armada siempre ha habido, pero no había leyes, no había leyes que podrían realmente aplicarse al delincuente y apresarlos», explica.

La honestidad: ¿un camino posible?

El doctor Martínez subraya que otro factor fundamental en los resultados que ha tenido El Salvador es que el Gobierno del presidente Bukele no tiene vínculos con la corrupción y ni con el narcotráfico.
«Se necesita tener realmente un gobierno honesto y se necesita también tener una Asamblea Legislativa, porque ella es la que dará gobernabilidad al jefe de Estado y elaborará las leyes. Pero si no se tiene una mayoría en el Congreso, entonces realmente va a ser difícil», observa.
Bukele comenzó su Gobierno sin representantes en la Asamblea. Fue hasta las elecciones de medio término que logró convencer a la población salvadoreña de que los «obstáculos» eran los partidos tradicionales y, por ello, el pueblo salvadoreño le dio la mayoría legislativa.
Sobre el presidente Noboa, Martínez señala que se ve más como un administrador del sistema «que tiene una retórica que es característica en América Latina, pero que no hace la diferencia como Nayib Bukele».
«El mérito está en que las instituciones del Estado eliminen las condiciones que le dieron origen a la criminalidad y yo no veo al señor Noboa trabajando en ese sentido, no veo al señor Noboa con un discurso fuerte y de frente en contra del narcotráfico. Yo no creo que vaya a tener resultados parecidos a los que se dieron en El Salvador», concluye.(Sputnik)
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