El PRI, 90 Años ¿y?

Por Miguel Tirado Rasso

mitirasso@yahoo.com.mx

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) cumplió nueve décadas de vida, el lunes pasado. Noventa años, de los cuales, durante 77, fue el partido gobernante en el país. Al otrora invencible tricolor, le tocó conmemorar esa larga existencia en el peor momento de su historia. Y es que, al revisar las tres grandes derrotas del tricolor, se aprecia el grado de deterioro que fue acumulando este partido, sin que se tomaran medidas para evitar el colapso.

En su primera gran derrota, la de la elección federal del nuevo milenio, cuando fue expulsado de Los Pinos por primera vez, su candidato presidencial perdió por 6 puntos, el partido conservó, sin embargo, todavía un buen posicionamiento político, pues era gobierno en 20 estados de la República y había quedado como segunda fuerza política en el Congreso, con 206 diputados y 51 senadores.

En la elección federal de 2006, compitiendo entonces desde la oposición, su candidato presidencial quedó en tercer lugar, con el 22.03 por ciento de la votación emitida. Su bancada, en el Senado, se mantuvo como segunda fuerza, con 39 senadores y, en la Cámara de Diputados, pasó a tercera fuerza, con 121 curules. En la elección federal de 2018, el tricolor prácticamente fue borrado del escenario político. Su candidato presidencial obtuvo la votación más baja en la historia electoral de este partido (16.4%), quedando relegado a un lejano tercer lugar. En el Congreso, su bancada bajó a nivel de chiquillada. Sus 14 senadores, lo ubicaron como tercera fuerza política y, en la Cámara de Diputados, sus 47 curules sólo le alcanzaron para quedar en quinto lugar de los grupos parlamentarios.

Una dramática realidad política del partido más antiguo, que, por décadas, gobernó al país como partido casi único. Y, en esas condiciones, conmemora sus muchos años de vida, frágil de salud y necesitado de oxígeno para sobrevivir. Los excesos, la soberbia, la indiferencia, la insensibilidad y la falta de oficio político, habría que considerar como algunos de los males que, por años, padeció esta organización, sin que nadie se atreviera a mirarse en ese espejo.

Ahora el tricolor busca resurgir, aunque las circunstancias le son adversas. Sus sectores están muy debilitados. La Confederación Nacional Campesina (CNC), no aparece por ningún lugar. La Confederación de Trabajadores de México (CTM), además de disminuida, sufre una grave amenaza ante el interés de algunos de la 4T en formar nuevas organizaciones de trabajadores para sumarlos a la causa Morena y, así, restarle fuerza y presencia a la otrora poderosa central obrera. La Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), que agrupaba a todos los que no pertenecían a los sectores obrero o campesino, se perdió hace muchos años y nadie sabe quiénes son ahora sus afiliados.

Su padrón de militantes debe actualizarse y, a la vista, no se ven nuevas figuras, pues desde siempre este partido ha sido indolente en la formación de nuevos cuadros y, de nuevos dirigentes, ni hablar. Ahora esta ocupados y preocupados en la renovación de su dirigencia, y aparecen nombres de personajes que no convencen. A no pocos, su pasado los condena y otros, son más de lo mismo.

Dadas las circunstancias en que se encuentra el revolucionario institucional, le urge mandar un mensaje de unidad, que de confianza y credibilidad entre su militancia y simpatizantes. Una combinación de prestigio, honorabilidad, respeto y experiencia, constituiría la mejor fórmula para su nueva dirigencia. Si se trata de rescatar lo que queda del PRI, necesita renovarse con figuras sin tacha.

Marzo 7 de 2019

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