Europa, «conquistada» por el gas de Rusia en medio de su fallido embargo al sector energético ruso

Bruselas no logró su objetivo y fracasó: imponer un embargo a las importaciones de gas de Rusia. Por mucho que intenten expulsarlo de todas las formas posibles, el gas natural licuado (GNL) ruso está ganando nuevos nichos en Europa, que sigue siendo un mercado muy rentable para Moscú, escribe el diario polaco, ‘Mysl Polska’.
En 2022, Europa redujo sus importaciones de gas ruso, recibiendo solo 62.000 millones de metros cúbicos (mmc) de gas a través de gasoductos, mientras que en 2021 compró 140.000 mmc. En 2023, «serán entre 40.000 y 45.000 mmc junto con el GNL», informa el medio.
Los mayores gasoductos del mundo —Nord Stream 1 y 2 a través del Báltico— han sido volados, y aunque uno de los cuatro ramales «ha sobrevivido de milagro», por él no circula nada.

«El presidente de Rusia, Vladímir Putin, reitera de vez en cuando en público la propuesta de volver a suministrar el gas, afirmando que el hidrocarburo puede fluir al día siguiente, ‘lo único que hay que hacer es abrir el grifo’. Pero Alemania dice con orgullo que no, y este orgullo viene del hecho de que EEUU la tiene cogida por el cuello y martillea ideas de cooperación económica con Rusia», destaca el diario polaco.

De acuerdo con Mysl Polska, la parte meridional del Viejo Continente se aferra al suministro de gas ruso con mucha más fuerza que la septentrional. Por ejemplo, Austria, Eslovaquia y, sobre todo, Hungría no van a renunciar al proveedor ruso y obtenien su gas, entre otras rutas, a través de vías secundarias mediante Turquía. El Blue Stream, que transporta 16.000 mmc al año, y el Turkish Stream, cuyas dos líneas de 15,75 mmc anuales «trabajan muy duro» abasteciendo esta cantidad de gas a esta zona de Europa.
Conforme con el periódico polaco, mientras algunas partes de Europa siguen «enganchadas» a los gasoductos de Rusia, nuevos mercados europeos «están siendo conquistados» por el GNL, también de origen ruso, del que la Unión Europea compró un 40% más en los últimos seis meses.
Francia acapara hasta el 37% de estos suministros, al igual que España, que «lo compra de buen grado» (18% de las exportaciones rusas de GNL), o Bélgica, con una cuota del 17%, reporta el medio. Es más, estos dos últimos países aumentaron sus importaciones de GNL ruso en un 50% en 2023. A modo de comparación, China constituye tan solo el 20% de las exportaciones rusas del GNL.
Además, recuerda el diario, Madrid «fue salvado de los apuros gracias al gas ruso» cuando el conflicto en torno al Sahel provocaron la interrupción del suministro desde Argelia. Por lo tanto, el gas ruso a veces rescata a otros países de sus apuros energéticos, «algo completamente invisible desde el lugar que ocupamos en el mapa», reconoce.
En 2023, el mercado europeo mantuvo precios increíblemente altos (984 dólares por 1.000 metros cúbicos) por el gas procedente de Rusia. En 2023, aunque el precio ha bajado, sigue siendo unos 200 dólares más alto que para los compradores de China, y en vista de lo expuesto, Europa sigue siendo el mercado muy lucrativo para Moscú, resume Mysl Polska.
Los países europeos viven una crisis energética por los altos precios del gas y la electricidad, después de que se dispararan debido a las sanciones impuestas a Rusia por su operación de desmilitarización y desnazificación de Ucrania, las cuales, en particular, restringen la exportación de esos productos energéticos.
Desde Rusia indicaron en reiteradas ocasiones que la UE cometió un grave error al renunciar a las adquisiciones de los hidrocarburos rusos y cayó en una nueva dependencia, pero ahora con los precios más altos, asumiendo las perdidas económicas colosales. Sputnik
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