Responsabilidades y Dificultades que Enfrentan los Maestros

SILVESTRE VILLEGAS REVUELTAS

El día de ayer 15 de mayo, el calendario cívico mexicano dedica dicha jornada a conmemorar y festejar las actividades que diariamente llevan a cabo los docentes en los diferentes niveles del sistema educativo mexicano. Los liberales decimonónicos que le ganaron la guerra a los conservadores mexicanos, y luego el proyecto educativo vasconcelista que planteaba una formación de “maestros y “alumnos” centrada en el conocimiento profundo de las Humanidades y la Ciencias tenía por vértice culminante su afán laico, republicano y muy importante: la creencia de que la Educación era la vía civilizada para materializar la movilidad social de los mexicanos. 

El tema de la Educación en la conformación del estado nacional mexicano fue, ha sido y es un tema de preocupación para aquellas autoridades e individuos en lo particular que habían podido estudiar y constatar que las potencias del siglo XIX, los países líderes en el siglo XX y aquellos que desarrollan la tecnología de punta en estas primeras décadas del XXI habían tenido como denominador común un sistema educativo que promovió la disciplina, las primeras letras como base para leer y entender una determinada normatividad, dijéramos un reglamento de salubridad  o el texto de un testamento, que en sentido más amplio, el formar una sociedad letrada. Ello era la mejor forma para que la población pasase de individuos a ciudadanos. Éstos últimos tendrían las herramientas para vigilar lo que llevaban a efecto sus gobiernos, desde el nivel federal hasta los pequeños municipios, y también podrían vigilar los excesos que cometen los particulares para hacerse de más recursos olvidándose del bien común.

Otra de las grandes cuestiones que generó y genera amplias discusiones se refiere a los contenidos que deben tener, sobre todo, los planes de estudios y los planes de materia en los niveles formativos, léase educación primaria, secundaria y preparatoria.  Por ejemplo, vale la pena recordar y viene desde el tiempo del porfiriato, ¿qué se debe enseñar a la niñez y a los adolescentes respecto al tema de la sexualidad y todas sus consecuencias? Estimado lector, acuérdese de las protestas en aquellos años y de la Asociación de Padres de Familia, acerca de si los libros de texto gratuito integraban o no los esquemas de los órganos reproductores femenino y masculino. Se rasgaban las vestiduras cuando en las escuelas se tenía la intención de organizar un taller para enseñar a los jóvenes sobre las responsabilidades -quizá vitales- de ejercer las relaciones sexuales; me acuerdo que en la materia de Anatomía para el nivel preparatoria el profesor se detenía mucho en explicar, qué se yo, el sistema digestivo, lo muy complicado que era la descripción muscular, pero se llegaba a los órganos reproductivos casi al final del curso, se les veía de prisa y se prohibía terminantemente la proyección de esquemas del acto sexual. Los embarazos involuntarios eran y son un problema de salud pública, sobre todo en las clases sociales más desposeídas y particularmente entre los pueblos de indios, pero también se “embarazaban” entre las clases pudientes. Como decía el ilustrador Rius: el matrimonio hacia abajo es la lucha de clases, pero hacia arriba es la reproducción del capital.

Otro de los rubros educativos que generó y hoy sigue generando polémicas son los contenidos de las materias como la Historia y otras que con nombre rimbombantes se refieren simplemente a la educación cívica o el civismo que debe tener cualquier ciudadano que vive en comunidad, que debería saber de sus derechos, pero no olvidarse de las muchísimas obligaciones y deberes que tiene para con la sociedad de la cual forma parte. 

Debemos comenzar con una verdad de Perogrullo, pero que la gritería en los medios de comunicación olvida o no quiere ver. Cualquier libro, más aún, si es un libro como texto escolar, tiene o termina por ser un medio de adoctrinamiento que sustenta una visión de país, una forma de gobernar, está detrás de formas de creer, etcétera. En el último tercio del siglo XIX, el liberalismo triunfante se dio a la tarea de escribir su visión de la historia mexicana terminándose por publicar los cinco volúmenes que constituyen el México a través de los siglos (1887); dicha obra respondía a la visión conservadora de Niceto de Zamacois titulada Historia de Méjico: desde sus tiempos más remotos hasta nuestros días (1882). Ambas obras tenían la intención de relatar el devenir del país de acuerdo a su postura política que en el pasado inmediato se había materializado en una guerra civil y en una intervención extranjera. La Revolución Mexicana y la post-revolución tuvieron sus escritores de diestra y siniestra, en los tiempos contemporáneos la Comisión de Libros de Texto Gratuitos y tomando en cuenta la sucesión de los sexenios no ha sido lo mismo los libros durante De la Madrid y el tiempo de Salinas que los producidos durante los gobiernos panistas, especialmente de Felipe Calderón y los actuales libros de textos elaborados por la SEP en tiempos de López Obrador y la 4T: Resulta obvio que cada gobierno pone énfasis en aquello que quiere proyectar para reforzar su visión de gobierno: el nacionalismo revolucionario, el neoliberalismo, el conservadurismo-liberal o el neojuarismo con un tinte de historia patria y una pizca de lenguaje incluyente con visión de pueblos originarios adobado con lo políticamente correcto de la diversidad sexual. 

Pero más en el plano de la Historia profesional-universitaria y sus adláteres en las disciplinas de la Ciencia Política, la Economía y la Sociología las, al menos dos posturas ideológicas, siguen produciendo libros, artículos que al leerse provocan en el lector que tome una postura sobre lo que sucede en el país;  ya no dijéramos en revistas como Nexos, Letras Libres o Misión Política, cuya intención es, a partir de la crítica irredenta, adoctrinar políticamente -aunque suene feo y reduccionista. En cambio, las revistas académico-científicas son tan especializadas, que los devaneos ideológicos son muy criticados por los dictaminadores, aquellas posturas de pensamiento se alejan de los muchos datos propios de la investigación, los cuales, al ser neutros generan un conocimiento alejado de las creencias, que por definición son parciales.             

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