la Desinformación a la Calle

Otra Modesta Propuesta: 

 

 

CARLOS BORTONI*

Nadie debe dudar que la concentración del pasado 26 de febrero aglutino a los principales defensores de la democracia ─reducida a al acto electoral─ y la libertad ─limitada a la libertad de consumo y de elegir como morir de hambre. Dicho evento sacó de sus mansiones a la crema y nata del conservadurismo nacional, personajes a los que pocas veces se les ve a nivel de suelo, quienes extrañamente se codean con la muchedumbre, quienes difícilmente recorren la calle a pie. Sin embargo, la virtud de la marcha en defensa de la parálisis y el anquilosamiento institucional del INE no se reduce al esfuerzo realizado por garantizar que ningún mexicano entienda que la democracia va más allá de la emisión de credenciales electorales y el conteo de votos, más allá de constreñir la lucha por la libertada a la libertad de elegir productos iguales, con etiquetado diferente de entre los estantes den el supermercado, y ─sin quitarle un gramo de importancia a la insignificante relevancia que tiene haber visto a Luis Carlos Ugalde, Fernando Belauzarán, Santiago Taboada, Claudio X. González, Claudia Ruiz Massieu, Marko Cortés, entre otros─ el desfile de políticos que se distinguen por su nula cercanía con la sociedad. No. La virtud de la macha va mucho más allá, tiene que ver con la praxis infodemica, con poner en práctica y llevar a la calle la desinformación, para que miles de personas protestaran en contra de algo que, en el mejor de los casos, desconocían y, en el peor, apoyaban.

La gente ─poco acostumbrada a recorrer cualquier parte de la ciudad, salvo los centros comerciales, a pie─ salió y tomo el Zócalo para dar cuerpo a una manifestación política, que más que manifestación es un pretexto con esperanza de convertirse en bandera que de cause y sentido a la menguada oposición mexicana, que se opone ─¡Y como no!─ a que cualquier ciudadano mexicano pueda votar, pocas cosas son tan peligrosas para los privilegios de quienes nacieron privilegiados, como la posibilidad de que cualquiera incida en la toma de decisiones ¿Qué es eso de que personas en prisión preventiva puedan votar? ¿Para que queremos que personas en estado de postración puedan votar? ¿De que sirve y, sobre todo, a quien beneficia, facilitar el voto de personas en el extranjero? Si están fuera del país que no se metan en lo que pasa en el país, si no pudieron resistir el embate neoliberal que los expulso de su tierra, no es culpa de los defensores de una democracia light que se concentra en nada más que el acto electoral y la emisión de credenciales de elector. La gente salió a protestar en contra de una reforma que no modifica las facultades del INE para integrar el padrón y la lista nominal de electores, en contra del hecho de que los legisladores tengan que separarse de su cargo cuando busquen la reelección, en contra de que el conteo de votos inicie el mismo día de la elección ¿Qué es eso de contabilizar votos el mismo día de la elección? ¿Por qué no dejar los paquetes electorales a buen resguardo en un lugar donde nadie pueda hacer el escrutinio y así poder jugar con ellos ─en la medida de lo posible y siempre pensando en el interés de quienes velan por intereses ajenos al de los mexicanos─ como la clase aspiracionista juega con los días de corte de sus tarjetas de crédito?

Imbuidos por este espíritu que defiende una democracia reducida a la elección de productos en un anaquel, la ciudadanía que sí lee, que no se deja llevar por la opinión de un líder, que resiste a la alienación ideológica gracias a la alienación de los aparatos ideológicos; armada con el discurso de Brozo y Loret de Mola, arropada con las consignas que la doctora Dresser alcanzó a expresar antes de que ella misma se declarara victima de asesinato verbal, mostró el profundo conocimiento que tiene en materia electoral, en el llamado “Plan B”, y una habilidad para leer entre líneas, que digo leer entre líneas, para adivinar las intenciones ocultas, no manifiestas, no plasmadas, no sugeridas, que el “Plan B” disfraza. Así, ese cumulo de consumidores aspiracionistas que prefiere ser denominado ciudadanos, sostuvo que la reforma al INE busca desaparecer, quitar, erradicar y destazar al INE al mejor estilo de un carnicero que ─cuchillo en mano─ corta en pedazos la carne de un animal para que otros puedan consumirla. Afirmaron que de la autonomía del INE depende la autodeterminación del país, poco importa si un concepto está relacionado con el otro, lo que importa es que los dos empiezan con el prefijo auto─ y suenan bonito cuando se utilizan juntos en una sola frase. Salieron a las calles, en un ejercicio democrático que no encontró fuerza alguna que se le opusiera, para declarar que la democracia y la libertad de expresión están en riesgo, que la reforma al INE elimina nuestra posibilidad de votar, de elegir, elimina el padrón confiable donde las personas son identificadas con fotografía y dirección, nos quitará la credencial de elector y perpetuará a López Obrador en el poder. En resumen, la clase aspiracionista salió a las calles a defender el legítimo derecho de la clase privilegiada a contar con un organismo estático, monolítico e intocable que garantice la simulación democrática, y salió con sentencias amarillistas tan cercanas a la realidad como lo está Acción Nacional, el PRI o el PRD ¿Quién quiere tener los riesgos de la democracia cuando podemos contenerlos jugando a las elecciones cada tres años? ¿A quien beneficia que la población decida el rumbo del país cuando un grupo reducido de personajes, por los que nadie ha votado, tiene clarísimo el rumbo que el país debe conservar para que ellos conserven sus privilegios?

Entrados en gastos: Afortunadamente, aunque no faltará quien piense que esto es un completo atropello a la voluntad popular, que nunca sabe que no sabe lo que quiere y necesita, podemos estar tranquilo y contar con que desde el Poder Judicial se dará marcha atrás a este democrático golpe que se le da a la democracia al intentar contar con un instituto electoral que sea más eficiente. Podemos estar seguros de que entre las 30 controversias constitucionales que la Suprema Corte de Justicia de la Nación admitió en contra del “Plan B”, Norma Piña y cia. encontrarán, un error de redacción, una coma mal puesta, una palabra no acentuada, para dar reversa a este dictatorial atentado democrático en contra de la simulación democrática en la que vivimos, si encontraron elementos para liberar a Rosario Robles, descongelar las cuentas de García Luna y Cárdenas Palomino, y cancelar la orden de captura contra Cabeza de Vaca, encontrar un clavo ardiendo del cual asirse para desmantelar el “Plan B” no representará ningún problema.

 

Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Dar las Gracias no es suficiente.

*@_bortoni

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