La Duda Razonable y la Doble Moral

 

RAÚL MONDRAGÓN von BERTRAB



reasonable doubt/[duda razonable]. La duda que impide la firme convicción de la culpabilidad del acusado, o la creencia de una posibilidad real de que el acusado sea inocente. • «Más allá de la duda razonable» es el estándar utilizado por un jurado para determinar si el acusado en una causa penal es culpable. Ver Código Penal Modelo § 1.12. Al decidir si la culpabilidad ha sido probada mas allá de la duda razonable, el jurado debe iniciar con la presunción de que el acusado es inocente. – También denominada duda racional. Ver CARGA DE LA PRUEBA. Cf. prueba clara y convincente bajo PRUEBAS; PREPONDERANCIA DE LA PRUEBA.

Black’s Law Dictionary

 

The buck stops here.” [La responsabilidad llega hasta mi]

 

Harry S. Truman, presidente No. 33 de los EE.UU.


Tras horas de deliberación, el jurado en el juicio de García Luna en Brooklyn lo declaró culpable de todos los cargos que se le imputaron, entre los que se cuentan conspiración para el narcotráfico y participación en lo que se conoce como empresa criminal en curso.

 

Apenas el 13 de febrero, el imputado había rechazado su derecho de testificar en su propia defensa, decisión que fue tomada como muestra de confianza por parte de su abogado en cuanto a lo endeble de las pruebas presentadas en su contra. Aún horas antes de conocerse el veredicto, expertos en la materia se inclinaban por la posibilidad de que esa ausencia de pruebas contundentes dejara mal parado al gobierno norteamericano, recordando el reciente y bochornoso episodio del General Cienfuegos.

 

Tras conocerse el veredicto, el The New York Times reportó que el jurado tomó su decisión tras escuchar el testimonio de media decena de narcotraficantes experimentados. Y párenle de contar.

 

Un hermano de “El Mayo” Zambada, principal socio de “El Chapo” Guzmán, preso modelo condenado a 12 años de prisión en 2020 pero libre bajo supervisión desde entonces, testificó que el Cartel de Sinaloa empezó a crecer en la época de Vicente Fox y que cada día de ese sexenio se hizo más fuerte. Lo mismo sucedió con García Luna, a quien dicho individuo declaró haber entregado varios millones de dólares en maletas deportivas en el conocido Champs Elysées de la Ciudad de México, cuando ya bajo el mando de Felipe Calderón fue nombrado Secretario de Seguridad Pública.

 

Calderón emitió un comunicado dirigido a la opinión pública defendiendo su guerra contra el crimen organizado, la cual dijo haber librado “con la ley en la mano, sin dar tregua ni hacer distinción entre grupos”. Al leerlo me vino a la mente el reconocimiento que hacía en ese entonces Julio Portales, quien fuese funcionario en el gobierno de Salinas, en su asignatura del diplomado de Técnicas de Cabildeo y Negociación Política de la Ibero, de ciertos logros de la política calderonista y de su mala o nula comunicación social. Y recordé también un dato interesante que nos compartiría: de cada 100 narcotraficantes detenidos, solo 7 eran del Cartel de Sinaloa.

 

En la jurisprudencia norteamericana encontramos que la duda razonable es un término de uso común en los procesos judiciales en el vecino país. Un término entendido, pero de compleja definición. No es una mera duda posible, porque todo lo referente a los asuntos humanos y que depende de la evidencia moral, está en entredicho. Es en cambio ese estado del caso que tras la entera comparación y total consideración de las pruebas todas, deja la mente de los jurados en tal condición que no puedan sentir la convicción inamovible, la certeza moral, de la verdad de los cargos.

 

Según el diario neoyorquino, hubo un tema que rara vez salió a relucir: lo que sabían los funcionarios estadounidenses sobre los vínculos de García Luna con el cártel en una época en la que él trabajaba estrechamente con las fuerzas de seguridad estadounidenses en México y se reunía con personalidades políticas como el exfiscal general Eric Holder y Hillary Clinton, quien fue secretaria de Estado.

Citando a Guillermo Valdés, exdirector del CISEN, se refiere una pregunta que el gobierno de Estados Unidos debería responder: ¿cómo fue que Genaro pasó de ser un actor fundamental para Estados Unidos en la lucha contra las organizaciones criminales a ser alguien que está en un juzgado?”.

García Luna, señalan, continuó sus relaciones con algunos oficiales de inteligencia y de las fuerzas del orden estadounidenses que conoció en el cargo después de salir de México en 2012 y trasladarse a Miami, donde abrió una empresa de seguridad privada especializada en asuntos mexicanos. En una declaración ante el juez Brian M. Cogan, sin el jurado presente, un fiscal dijo el jueves que el negocio de consultoría de seguridad de García Luna era “altamente dependiente de su continua relación con funcionarios corruptos en México”.


Se habló por cierto de 100 toneladas mensuales de cocaína que el cartel en cuestión enviaba al norte de la frontera. Unos 3 billones de dólares, mes con mes. Eso es mucho dinero, mucha producción y mucho consumo. El beneficio es bilateral y el problema es binacional.

 

Que no existe duda razonable en el caso de García Luna, no hay duda alguna, pero este tendría que ser el primero de varios juicios de tal envergadura a personajes de ambos lados de la frontera.

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