Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
En Palacio Nacional anida la diatriba, la descalificación, la agresión y la acusación sin fundamento.
En el Poder Judicial de la Federación está la diferencia: hay inteligencia, sapiencia y respeto a la Constitución.
Hace días, 14 para ser exacto, el huésped temporal de Palacio Nacional mostró su desacuerdo con el trabajo, apenas de 18 días, de la ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández y sin mostrar prueba alguna, afirmó que desde el relevo en la Suprema Corte de Justicia se había detectado irregularidades que, por supuesto, ya se investigaban. Intromisión de un Poder en otro Poder de la Unión.
Algunos miembros de la comentocracia esperaban una respuesta inmediata de la jurista.
Se quedaron esperando.
Y fue ayer cuando se generó.
No le gustó nada al señor López.
Escuchar y leer el mensaje, debió sacarle chispas del hígado e incendiarle el mechón.
La ministra presidenta soltó el misil nuclear del Poder Judicial de la Federación, cuando sin tartamudear, hablando de corridito, sin que las manos fueran el arma distractora y la risita burlona apareciera, dijo: “Nuestra legitimidad como Poder Judicial siempre debe provenir de la integridad, coherencia y excelencia de nuestras resoluciones (…) La responsabilidad constitucional de quienes integran al Poder Judicial federal es clara y no deben existir obstáculos internos ni externos que impidan cumplirla a cabalidad”.
Le envió otro mensaje a YSQ.
Ante jueces y magistrados garantizó que en su gestión existe un compromiso con la autonomía e independencia judicial.
¡Córcholis!
Deben haber zumbado los oídos y no por una súbita elevación de la presión arterial.
Ya se topó con un mure infranqueable para “ordenar” a los ministros y ministras cómo deben votar en tratándose de asuntos que le interesan, como la mal llamada reforma de las leyes electorales.
Haber admitido el pasado lunes que si no se aprueba la reforma “no pasa nada”, fue un simple desahogo para justificar los nuevos ataques y amenazas contra los 10 juristas -una no cuenta, aunque haga pública la admisión de plagio de su tesis por parte de Edgar Elías Báez- que asumen con responsabilidad sus decisiones.
La ministra presidenta se reunió con los coordinadores de los 32 circuitos del país y les recordó que el compromiso de los juzgadores es para resolver conforme a la ley, respetando la Constitución, siempre con una interpretación favorable hacia los derechos humanos.
¡Recórcholis!
Algo, por supuesto, que no está en el archivo mental del presidente.
Norma Lucía Piña no utilizó el carretonero lenguaje tabasqueño. No descalificó a nadie. No ofendió a nadie. No mencionó a nadie.
Simplemente puso sobre la mesa la verdad jurídica. La que se alcanza aplicando las leyes y respetando la Constitución. No actuando como todopoderoso que pisotea cada vez que le viene en gana, el marco normativo del país: la Constitución.
No hacen falta palabras soeces y menos mover las manos con el fallecido Antonio Espino “Clavillazo” y externar “nomás”, algo así como “tengan para que aprendan”.
La confianza en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, está de regreso.
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